Txantxangorria: premio para quien divise el punto naranja entre el verde
En los Bosques (Bizkaia) ·
El petirrojo al que alude Itoiz en 'Hegal egiten' es muy común entre nosotros. Salgamos al campo para descubrir su llamativo pechito. ¡Canta tan bien como un ruiseñor!Juan Carlos Pérez, cantante del grupo Itoiz y músico en activo, conoció a Bernardo Atxaga porque eran vecinos de las Siete Calles. Y recuerda el ... escritor el día en que el artista se le acercó con una melodía para que le pusiera letra: «Los músicos te vienen con la canción y la cantan con sonidos fáciles, blandos, lalala, aahh, uuhh... Y luego tú tienes que meter ahí palabras: columna, txantxangorria... Y hay que hacer el esfuerzo de conseguir la eufonía, que fluya, que suene líquido». Así cuenta Atxaga cómo se gestó 'Hegal egiten'. «Al escucharle cantar, lo primero que me vino es algo que emprendía el vuelo... En aquella época yo estaba leyendo 'La diosa blanca', de Robert Graves, sobre la tradición del año viejo y el año nuevo encarnados en un reyezuelo y un petirrojo. Y elegí el segundo. Y luego estaba mi preocupación por el tema del niño solitario... que acaba convirtiéndose en pájaro del mismo modo que en 'Obabakoak' el niño se convierte en jabalí».
Pájaros y flores
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Nombre: Erithacus rubecula
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Hábitat: Zonas húmedas de los montes. Abundante en Euskadi
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Este himno de Itoiz cuenta la historia entre romántica y dramática de un niño de pueblo que sueña con volar mirando desde la ventana de su casa hacia los bosques oscuros. Su madre, que intenta quitarle la idea de la cabeza, encuentra un día su habitación llena de petirrojos... El niño vuela ya libre.
Fue elegido símbolo de la campaña 'Dale alas al euskera', pues, según sus responsables, «es un ave pequeña pero adorable, un pajarito cercano, de aquí, pero frágil entre los pájaros grandes. En cierta manera tiene su parecido con el euskera» . Habremos de ir al campo o al monte para descubrirlos, rechonchitos y cuellicortos, con el pechito entre rojo y anaranjado, posados en cualquier arbol del sendero dispuestos a que el caminante avezado sepa divisarlos entre las ramas y la hojarasca. Y no será difícil, abundan mucho y son tan curiosos que se asoman para ver quién se acerca. Leyendas cristianas hablan de la 'mancha' en su pecho: unas aseguran que se quemó el plumaje al reavivar las llamas de una hoguera para dar calor al Jesús recién nacido; otras, que se manchó con la sangre de Cristo al acercarse a la cruz a animarle con su canto... Dicen que es tan bonito como el de un ruiseñor.
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