Tras los pasos de Napoleón

En el pequeño municipio de Subijana-Morillas, cercano a Vitoria, arranca la 'Ruta de los puentes', una buena opción también para los amantes del ciclismo. Un trayecto de alrededor de 80 kilómetros, ida y vuelta, que se puede realizar en cuatro horas y media. Fue precisamente en el Palacio de Subijana-Morillas donde se planificó la batalla del 21 de julio de 1813.

El primer combate, no obstante, se desarrolló en La Puebla de Arganzón, segundo punto del itinerario que permite descubrir la historia. Tras una ruta de unos 13 kilómetros, la localidad situada en el enclave de Treviño, es un portal al pasado. La parte antigua conserva algunas infraestructuras que se remontan al siglo XV, caso de la ermita que sirvió de hospital para los soldados heridos.

En La Puebla de Arganzón está el primer puente de esta ruta. Se trata de la pasarela que emplearon las tropas para ir camino del 'Boquete de la Puebla' y que pone rumbo al siguiente destino, tras un paseo agradable entre altas montañas con pinos vestidos de un verde otoñal. Una vez en Villodas, localidad clave para evitar el avance de los franceses por el río Zadorra, nos topamos con el segundo puente de una ruta en la que el río marca tanto el trayectoa cubrir como la división del campo de batalla entre ambos bandos: al norte estaban las tropas de los aliados y al sur las de Napoleón.

A lo largo de este recorrido cobra especial relieve el paso de Trespuentes, que originalmente se llamaba 'Transpontem' (tras el puente), considerado Patrimonio Cultural Vasco. Pero antes de llegar al singular puente sobre el cauce, conviene hacer una pequeña parada en la Iruña alavesa para observar las ruinas romanas. Desde esa llanura se puede contemplar el monte Júndiz y Trespuentes, al otro lado.

La pasarela de Trespuentes era la única que no estaba controlado por las tropas francesas. Los aliados aprovecharon esta circunstancia para atacar, guiados por algún lugareño, las posiciones de artillería enemiga situadas en Júndiz. Este golpe supuso un gran revés para Napoleón y precipitó los acontecimientos que a la postre significaron la derrota de sus tropas.

La batalla prosiguió río arriba, hacia el puente de Abetxuko, donde se pueden observar los restos de lo que fue un campo de batalla. Allí, los franceses tuvieron que abandonar parte de su artillería al verse rodeados por las tropas enemigas. Al lado se encuentra Gamarra Mayor, otro de los puntos calientes de la lucha y en el que hay que detenerse y recurrir a la imaginación para visualizar la lucha entre ambos ejércitos.

La ruta de los puentes concluirá en Durana, donde las tropas aliadas tomaron el Camino Real que conectaba con Bayona, con lo que se cortó la posibilidad de una retirada francesa. Aquello significó su derrota; tuvieron que abandonar las armas y el oro con el que cargaban para huir por el sur, camino de Pamplona.

Una vez llegados a ese punto, toca hacer el camino de vuelta por el bosque y las balsas de Zurbano, un paisaje pantanoso que bien merece unos minutos para apreciarlo.