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«¿Quién va?», preguntaban hace tiempo cuando llamabas a una puerta y, si decidían dejarte entrar, la desatrancaban con esfuerzo, porque pesaba, vaya que si ... pesaba. Pesaba tanto, sostenida bajo un arco de piedra, que los siglos pasaron y las estructuras que acogían el portón, labradas en algunos casos, lisas en otros, sobrevivieron a los avatares de los siglos. Ellas, normalmente de madera, se fueron, pero ellos continúan allí, como fantasmas del pasado, testigos de aquellas épocas en las que tenían un sentido práctico y no testimonial, como ahora. Nos acercamos a cuatro para observar y, de paso, invitamos a descubrir la localidad que acoge aquellas estructuras arquitectónicas.
Durango (Bizkaia)
Para verlo debes ir a la plaza de Santa Ana, junto a la iglesia del mismo nombre, en el extremo este del casco histórico. Allí convergen las calles más antiguas de la villa. Se levanta con orgullo, sabiendo que quienes la miran lo hacen con admiración, porque es linda y estilosa, porque embellece el municipio e imprime clase. Data del siglo XVIII, por tanto es barroca. Se nota, pasar desapercibida no va con ella, aunque a la vez busque sobriedad centrando los motivos de decoración sobre todo en la fachada norte. Sus hermanos, los portales de Kurutziaga, San Pedro, San Martín y Nuestra Señora de la Piedad, pertenecientes al sistema defensivo de la muralla, desaparecieron.
De carácter militar, en realidad pertenece a la tipología de arco de triunfo. El encargado de idearlo fue Juan de Herdoiza, en 1743. Lo proyectó como edificio exento, pero el paso de los años añadió construcciones a su vera. Piedra arenisca da forma a este tesoro arquitectónico, mientras dos cuerpos de doble fachada lo organizan. El inferior está a la entrada, bajo arco de medio punto; el superior muestra sencilla balaustrada con pináculos extendida por todo el perímetro.
Destacan las torretas, la escalera y la espadaña con el balcón miradero. Busca el escudo de armas procedente de la construcción antigua. Los garitones de cuerpo cilíndrico rematados por falsa cúpula, acabados en pináculos decorativos. Contémplalos sin prisa. Los expertos aseguran que se trata de la obra más interesante de aquella época en su género dentro de toda la provincia de Bizkaia.
¿Qué más puedes ver por allí?, unas cuantas posibilidades que reclamarán tu atención. Desde diversos edificios y palacios, hasta la enigmática Lariz Torre, la basílica de Santa María de Uribarri, la entrañable iglesia de San Pedro de Tabira, el ídolo de Mikeldi o la fantástica Cruz de Kurutziaga, pieza única en toda Europa.
Labastida (Álava)
También se creó para defender, aunque en este caso provenga del siglo XVII y su estilo sea barroco. Conocida, asimismo, como la puerta del camino viejo a Vitoria, a través de ella se accede al casco histórico de la villa y sirve de unión para la calle Larrazuria y la calle Mayor. Hay decoraciones en las pilastras, frutas, amorcillos y mascarones a modo de 'candelieri'. En el centro, en forma de escudo si miras desde la calle Larrazuria. De hornacina con corona si lo haces desde la calle Mayor .
En caso de que, por primera vez, a pesar de haberla contemplado en muchas ocasiones, te preguntas de qué está hecha, contestaremos que de piedra arenisca cortada en sillares. ¿Te gustan los datos exactísimos sobre la arquitectura?, explicaremos entonces que se articula por medio de un gran arco de medio punto flanqueado por pilastras toscano-dóricas rematadas en pináculos ornamentales y que todo el cuerpo se cierra por medio de un entablamento con ático terminado en frontón triangular.
Recuerda que la calle Mayor está repleta de otros palacetes como el de de los Paternina o el Garizábal. Y pásmate ante la monumental entrada de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Frente al palacio de los Solazar, donde vivió el eclesiástico y viticultor Manuel Quintana, quien importó de Burdeos las técnicas de elaboración del vino. O delante del Ayuntamiento, declarado Monumento Nacional.
Hondarribia (Gipuzkoa)
El Casco Histórico de Hondarribia es un lujo para la vista. De obligada visita, destaca en él este acceso del siglo XVI que mezcla un poco de todo, estilo renacentista, barroco y neoclásico. Pero, fijémonos en los detalles. Cuenta con arco rebajado dovelado; encima, el gran escudo de la villa con fecha en 1694 y, arriba, la Virgen a la que escoltan dos ángeles. El remate es neoclásico (XIX), con reloj de sol incluido. En el interior hay un nicho, vacío y pequeño. Y el escudo se trasladó desde el convento de los capuchinos en 1879.
Se trata de una de las puertas más antiguas del conjunto. La acompañan en su flanco derecho el cubo de Santa María y a ambos lados de troneras. Aún conserva, circunstancia no muy común, los goznes de la puerta. Como curiosidad, tuvo un puente levadizo, para poner más difíciles las cosas a los atacantes.
Revisado el portón, sigue la visita por la calle Mayor, donde sobresalen los aleros de las casas, sus balcones de hierro y escudos. La iglesia de Santa María de la Asunción y del Manzano, construida sobre los fragmentos de antiguas murallas. La plaza de Armas, que servía a la guarnición para el ejercicio del armamento. O el imponente castillo de Carlos V, ahora Parador de Turismo.
Bermeo (Bizkaia)
De estilo gótico, lo que queda de la puerta llegada a nosotros desde el siglo XIV pertenece al conjunto monumental del casco histórico. Antaño formó parte de la muralla que rodeaba la villa, de una defensa de piedra dentro de la que se extendía la retícula con largas calles que iban de este a oeste. El paso de los años trató mal a la construcción, sufrió incendios y alteraciones a golpe de capricho o necesidades. Hasta que desapareció prácticamente, dejando como recuerdo sólo la Puerta de San Juan.
Llamada así porque desde ella partía el camino hacia San Juan de Gaztelugatxe, una torre y un pedazo de paño de la muralla a cada uno de los lados la dan forma. En cuanto al resto de su esqueleto, se apareja en mampostería y en la sillería lucida por los esquinales. El cubo es más alto que la muralla y que la cerca. El arco externo es ojival y hay otro rebajado en el interior. Si te gustan las saeteras defensivas, fíjate en la zona superior, aún quedan. Resumiendo, se trata de un gran ejemplo de uso militar y de valor arqueológico.
Además, hace pocos meses que el Ayuntamiento instaló un panel explicativo a la altura de cada uno de los accesos a la antigua muralla. Pretendía poner en valor su historia y mostrar la función del muro defensivo, así como las singularidades de cada una de las siete puertas que hubo entonces, aunque solo quede en pie esta –el resto fueron derribadas a lo largo del XIX–.
Pasa luego por el claustro y la iglesia de San Francisco, primer convento de frailes de Bizkaia; por la Torre Ercilla y su Museo del Pescador; por el puerto viejo; la iglesia de Santa Eufemia, la más antigua de Bermeo, o la iglesia de Santa María.
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