Por San Blas, la cigüeña verás y si no la vieres...
Euskadi ·
Cada vez son más las 'Ciconia ciconia' que renuncian a migrar y pasan el invierno en Salburua, Garaio, Rioja Alavesa, Orduña o Urdaibai
Ese refrán de 'Por San Blas la cigüeña verás y si no la vieres, año de nieves' empieza a perder sentido debido al cambio climático. ... La popular sentencia se refería a que con la llegada de estas picudas aves a las ciudades y pueblos de Euskadi se aproximaban también los días de temperaturas más suaves y noches más cortas. Pero ya hace unos años que decenas de parejas de 'Ciconia ciconia' han rehusado viajar en invierno a sus cuarteles africanos o del sudoeste peninsular y se quedan todo el año por estos pagos, donde al parecer ya no pasan tanto frío como antaño. Aproximadamente el 18% de todos los ejemplares son sedentarios, explica el ornitólogo de Aranzadi Gorka Belamendia. Las hay en las cuencas del Nervión, Ibaizabal, Arratia, Butrón o Urdaibai, pero es en Álava donde encuentran refugio la mayor parte de las cigüeñas blancas que se pueden ver en la comunidad autónoma. El pasado año se contabilizaron 168 parejas en Euskadi.
Pájaros y flores
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'Ciconia ciconia' Longitud: 100-110 cm. Patas largas, cuello largo y pico recto puntiagudo.
Matiza Belamendia que este último es el único territorio cuyos humedales reciben la visita estacional de estas peculiares turistas. «Llegan sobre todo desde Bretaña y alguna de Suiza, Polonia y Holanda, y este invierno hemos contabilizado 154 ejemplares invernales. Son 30 menos que el anterior año pero es que en octubre aún hacía mucho calor y la migración se retrasó», detalla Belamendia. Antes, revela, se las esperaba en diciembre, pero «año tras año han adelantado su llegada hasta el punto de no marcharse».
¿Y que hacen ahora las cigüeñas que habitan entre nosotros? Abandonan poco a poco sus refugios y preparan los nidos. Los machos llegan un par de semanas antes que las hembras, preparan el terreno y luego empieza el cortejo. Estas aves viven 18 años de media. Se emparejan con 3 años y se mantienen fieles. Añaden ramas y barro a sus nidos cada año. La media de pollos que vuelan cada año era de dos e incluso tres hace apenas un lustro, pero el último ejercicio ha sido de 0,9 cigüeñinos por pareja, una natalidad baja pero un poquito mejor que la de hace un lustro. El 60% de todas ellas migrará a África tras el verano, una de cada cuatro viajará hacia Madrid, Navarra o Zaragoza y el resto se quedará aquí.
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