Paúl es una localidad apacible de Ribera Alta y de la cuadrilla de Añana. El último censo de 2017 cifra en 47 sus vecinos. Se desconoce la fecha en que se perdió el euskera. Sin embargo, tal desaparición debe situarse, cronológicamente, entre el s. IX y el s. XVI. Iglesia parroquial de Santa Coloma de Nuestra Señora del Rosario, que se venera en un altar de época neoclásica en el lateral del Evangelio. Situada en el margen de la carretera A-2622, que une las localidades de Pobes y Salinas de Añana, su aparente tranquilidad padece el intenso tráfico como paso estratégico entre valles. Sobre lo más angosto del valle, existen vestigios de un castro prerromano del que apenas se distinguen sus lindes. Está cubierto por un tupido manto de encinas, zarzas y musgo.

Sus laderas también albergan una de las pocas minas de yeso que tuvo la CAPV. Cuenta con dos bocaminas de 10 por 8 metros. La galería está llena de desprendimientos y su entrada es muy peligrosa. Conserva restos de la infraestructura.

Dejamos el coche en el punto verde donde se puede aparcar con comodidad. Disponemos de unos bancos para ponernos las botas. Descendemos por la carretera en dirección Pobes unos 400 metros. Desvío a la derecha (0h.06'). Subimos entre casas. Giro a la izquierda. Pista de cemento hasta que vemos un desvío a la izquierda (0h.13'). Abandonamos el cemento y seguimos sin apenas ganar altura hasta que aparece un cortafuegos por nuestra derecha (0h.21'). Bastante vertical. Pondrá a prueba nuestras piernas. No cede pendiente hasta que alcanzamos la cima de Santa Marina (0h.44'), coronada por un poste eléctrico.

La línea eléctrica nos sirve de guía para localizar la cima del Somo, que asoma al fondo del tajo desforestado. Descendemos. Nos topamos con una de las múltiples pistas que acribillan la sierra. Llanea evitando una hoya que nos evita bajar y subir innecesariamente. La seguimos. Cruce (0h.55'). Vamos por la izquierda hasta encontrar otro (1h 10'). El ramal de la derecha desciende hacia Paúl y los restos del Castro prerromano. El de la izquierda muere en unos cultivos.

Para subir al Somo vamos de frente por una trocha que se abre paso entre espinos y rosales hasta la cima. Sin vistas. Vértice geodésico y buzón del grupo Goikogane de Llodio, del año 1968. (1h 25')

Descenso en dirección Oeste hasta alcanzar una pista que nos llevará a Peña la Uña. La seguimos en dirección Oeste. El terreno se despeja y comenzamos a ver parte del paisaje circundante. Aparecen las primeras piezas de cereal mientras bordeamos la cima de los Perdidos, de casi idéntica altura que el Somo.

El camino pierde metros hasta que llega a un cruce en la zona conocida como las Gaullas (1h 55'). El desvío que baja (norte) lleva a Arreo, que no vemos por los pinos y que tomaremos cuando estemos de regreso de Peña la Uña. Volvemos a ascender por una senda (Sur) en busca del tendido eléctrico y lo seguimos. Los pinos dan paso a los enebros y los robles. Una marcada senda nos conduce a la cima. Enormes lajas de piedra sobresalen de la espesura y nos ofrecen las primeras vistas de la jornada donde predomina el Lago de Caicedo de Yuso. Buzón del club Karpanta de Miranda de Ebro. (2h 20') A nuestros pies, en dirección norte, vemos una ermita en cuyas inmediaciones han aparecido recientemente los restos de la antigua aldea de Lagus, que data del año 1025.

El regreso será por Arreo. Volvemos nuestros pasos por el mismo camino hasta la encrucijada de las Gaullas. Descendemos a Arreo. Antes del punto kilométrico 29, entre dos macizos de árboles, a la derecha, nace una pista a en dirección este que discurre entre campos de cereal. Lo seguimos hasta que se topa con un nuevo tendido y seguimos los cables sin pérdida hasta Paul. (3h 50').