
Un pueblo en equilibrio asomado al abismo
Puentedey (Burgos) ·
El caserío más fotografiable de Las Merindades se sostiene en el aire sobre un puente natural de piedraSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
Puentedey (Burgos) ·
El caserío más fotografiable de Las Merindades se sostiene en el aire sobre un puente natural de piedraSergio García
Jueves, 21 de noviembre 2024, 23:52
Hay lugares que parecen más fruto de la imaginación que de la realidad; escenarios que encajan como un guante en el mundo de los sueños, ... que evocan cuentos y leyendas y que un buen día se cruzan en nuestro camino, que por mor de los tiempos tira más a discurrir por autopistas y circunvalaciones que por carreteras comarcales y caminos rurales. Puentedey, con su arco natural y su paisaje de postal, es uno de ellos, a menudo pasado por alto por aquello de que pilla a desmano. Al menos hasta que uno lo conoce y concluye que ha merecido la pena. La aldea, porque apenas cuenta 50 vecinos, es uno de los secretos mejor guardados de Las Merindades, esa comarca del norte de Burgos salpicada de espacios naturales como Ojoguareña, con su ermita y su laberinto de cuevas; o Espinosa de los Monteros, con su Torre de los Velasco. Ah, y a un tiro de piedra de Orbaneja del Castillo, colgado sobre las hoces del Ebro.
La imagen más conocida de Puentedey es su arco de piedra natural, sobre el que aguanta en equilibrio un pueblo minúsculo pero arrebatador, excavado por el río Nela con la paciencia de quien no tiene prisa por dejar huella. Su nombre viene de 'Puente de Dios', pues en la Edad Media sus habitantes daban por supuesto el origen divino de semejante maravilla. El cauce ha abierto una ventana en la roca que en época de estiaje aparece alfombrada de cantos irregulares y que en primavera luce fresca y cascabelera; hogar lo mismo de martines pescadores que de murciélagos despistados que anidan en la bóveda, como golondrinas que hubieran sido desterradas del paraíso y privadas de un apoyo mejor.
Puentedey se incorporó en 2022 al catálogo de Pueblos más Bonitos de España, repentinamente puesto en valor después de la pandemia que nos recluyó a todos en casa, haciendo de cualquier salida al exterior, no digamos ya de una excursión, motivo de celebración. El área del nacimiento del Nela se caracteriza por un paisaje agreste, casi salvaje, donde proliferan los bosques de hayas, pinos y robles, que encuentran aquí acomodo por la altitud de la zona -900 metros-, la humedad del río y su carácter sombrío, y que se alternan con amplios brezales.
Puentedey está a 20 minutos de Villarcayo (Burgos) y a hora y cuarto de Bilbao por Balmaseda (por BI-636 y CL-629)
El caserío se derrama sobre ambos lados del arco, incapaz de albergar poco más que el palacio de los Fernández de Brizuela -con dos torres cuadradas del siglo XV-, la iglesia de San Pelayo -de estructura gótica y restos románicos- o el Museo de los Bolos, uno de los deportes más tradicionales de Las Merindades. Su trazado urbano no atiende al tradicional damero, sino que es irregular, con las callejas abocadas al centro, como si ejerciera de punto de gravedad. La zona ha estado habitada desde tiempos inmemoriales -no muy lejos de allí se levanta el dolmen de Busnela-, aunque fue en la temprana Edad Media cuando estas tierras fueron colonizadas por los foramontanos, gente 'de Peñas al mar', en especial por várdulos (originarios de Gipuzkoa), lo que explica que antes de que los musulmanes nombraran esta zona 'Castilla' por sus fortalezas, se conociera como Bardulia. De todos esos hitos se tiene una panorámica privilegiada desde el mirador de San Andrés, mejor aún que desde el propio cauce, lo que ofrece una excusa para zascandilear por senderos y rieras.
De vuelta a la carretera, también hay un par de sitios donde resarcirse de los rigores del camino, el bar La Cucaña -tremenda barra de pinchos-, y La Montañesa, que cuenta con un merendero a la sombra de los árboles donde recuperar fuerzas con una cazuela de morcilla, albóndigas o unas croquetinas. Y si todo esto lo regamos con un 'ribera', mejor, que también es cultura.
A las afueras del pueblo, entre bosques tupidos y vedados de pesca, se encuentra la cascada de La Mea, un salto de agua de 30 metros que en época de lluvias sorprende con una cortina de agua detrás de la que se puede pasar. Lo separa del parking -gratuito- un paseo de media hora sin dificultad alguna que ya en sí mismo merece la pena.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La espiral azul que se vio en España lleva la firma de Elon Musk
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.