Los mejores planes culturales para este fin de semana

Tanttaka presenta en 'Semea pixka bat motelago dabil soilik/ Mi hijo solo camina un poco más lento' a una familia que prepara una fiesta para Branko el día que cumple 25 años. El joven padece una enfermedad degenerativa que le va restando movilidad y su madre, Mía, se desvela por cuidarle sobre todo a él, pero también a sus padres, a su hija y a su marido, como hacen tantas mujeres imprescindibles. Fernando Bernués dirige esta obra del dramaturgo croata Ivor Martinic que define como «un Chéjov contemporáneo». Aborda «con humor, sencillez y una sinceridad brutal» temas que nos importan a todos como la memoria, la familia, la aceptación del diferente y el paso del tiempo. El texto, que ha recibido numerosos premios en su recorrido por distintos países, cuenta aquí con un sólido reparto: Miren Arrieta, Ane Gabarain/Klara Badiola, Mireia Gabilondo, Asier Hernández, Ander Iruretagoiena, Xabi «Jabato» López, María Redondo, Martxelo Rubio, Jose Ramon Soroiz y Dorleta Urretabizkaia. El viernes se estrena en euskera en el Arriaga y el sábado y domingo se podrá ver en castellano.

Pabellón 6 recupera estos días la primera producción que une en su elenco a artistas veteranos y de la Compañía Joven. El reto es 'Luces de bohemia' un clásico muy leído pero poco representado; quizá por la dificultad que implica dar vida a medio centenar de personajes en catorce escenarios del Madrid «absurdo, brillante y hambriento» de 1920. El director, Ramón Barea, que interpretó a Max Estrella en el montaje de Helena Pimenta, asegura que esta obra «se entiende mejor representada que leída» y no necesita actualizaciones. Tal como la escribió Valle Inclán hace cien años, con su crítica descarnada y su picaresca, «puede ser el espejo deformante del momento que vivimos».

Alfonso Torregrosa interpreta de forma memorable a Max Estrella, un poeta ciego que en el pasado tuvo un cierto reconocimiento, y Ione Irazabal se luce como Latino de Hispalis, que le acompaña en su última noche. Otros siete actores –Nagore Cenizo-Arroyo, Unai Elizalde, Ramón Ibarra, Diana Irazabal, Sandra Martín Gómez, Chema Trujillo y Yeray Vázquez– se multiplican para completar la galería de personajes que les salen al paso. Con un vestuario goyesco y una escenografía que va cambiando ante los ojos del público, la obra que inauguró el esperpento como género teatral nos resulta todavía muy reconocible.

El regreso a la cartelera de 'Luces de bohemia' coincide con la representación de 'El alma de Valle-Inclán' en el Social Antzokia de Basauri, un espectáculo tan personal como todos los de El Brujo que escribió durante el confinamiento. El artista cordobés, que no dejaba de preguntarse «para qué sirve un actor en una epidemia», encontró alivio a su melancolía en los textos de un autor «singular y de vida vibrante». Se inspira sobre todo en las acotaciones de 'Divinas palabras' y reinterpreta la esencia de Valle-Inclán, que conecta con la tradición oral que tan bien conoce, en clave de comedia, con referencias a la actualidad y sin perder la esperanza. «Hasta la miseria, la putrefacción y hasta la muerte no son más que peldaños de una gloriosa escala que al fin a todos nos lleva hacia la luz».

El Teatro Barakaldo estrena en Euskadi 'La batalla de los ausentes' de la compañía La Zaranda, que ganó el Premio Nacional de Teatro en 2010 por su capacidad de conjugar una «comprometida» puesta en escena «y un texto global que entronca con la tradición ibérica del esperpento». Con un lenguaje poético que no renuncia al humor y un profundo sentido crítico, se interrogan –y nos plantean preguntas– sobre la realidad que nos rodea. Esta obra de Eusebio Calonge se mueve entre la elegía y la farsa. La conmemoración de una batalla olvidada reúne a tres soldados «derrotados pero no vencidos» que evocan a los muertos –a veces cuesta distinguirles de los fantasmas– con la esperanza de llevar a cabo una última gesta. Francisco Sánchez, Gaspar Campuzano y Enrique Bustos siguen buscando la dignidad y belleza entre tanta oscuridad.

Lope de Vega escribió 'Castelvines y Monteses' en la misma época y partiendo de las mismas fuentes que Shakespeare para su 'Romeo y Julieta', pero contó la historia de los amantes de Verona en clave de comedia. Por eso la obra que llega al Serantes Kultur Aretoa es una auténtica fiesta. La Compañía Nacional de Teatro Clásico y Barco Pirata, con dirección de Sergio Peris-Mencheta, presenta un espectáculo integral en el que los trece intépretes demuestran su versatilidad. Se entregan a los versos de Lope y a la música –porque ellos son también orquesta, coro y cuerpo de baile– dispuestos a enamorar al público.

Ha dado mucho juego la trama de 'Enjambre'. Seis amigas de la infancia se reúnen en una casa rural para celebrar la despedida de soltera de una de ellas y no tardan en aflorar confesiones y rencillas. Fue un éxito teatral que la directora, Mireia Gabilondo, llevó también al cine y ahora se puede disfrutar en escena en el Lizeo de Gernika tal como inició su recorrido. Itziar Atienza, Sara Cozar, Aitziber Garmendia, Getari Etxegarai, Leire Ruiz y Naiara Arnedo dan vida a los personajes de esta comedia ácida.

María Goiricelaya escribe y dirige una ficción basada en las actas judiciales del 'caso Alsasua', desde la noche de la agresión a dos guardias civiles y sus parejas en el bar Koxka hasta la sentencia, que ha sido recurrida ante el Tribunal de Estrasburgo. La obra se estrenó en el Arriaga y llega ahora a Sopela con cuatro actores que van cambiando de papeles y muestran «diferentes sentires y dolores». También se recrean escenas familiares y algunas conversaciones en prisión. Su objetivo es aportar «una mirada sanadora» y generar debate en torno al papel de la justicia, que se pone en el centro de la función. 'Altsasu' se enmarca en un proyecto de nuevas dramaturgias que aspira a «restañar heridas y desvelar las cicatrices» dentro de una comunidad, con la participación de autores españoles y colombianos.

La programación de música clásica para los próximos días está teñida por un aire juvenil no muy frecuente. Lo más llamativo figura en la temporada de abono de la Sinfónica de Bilbao, que trae como invitada a una pianista rusa de 13 años. Como suena. Alexandra Dovgan ha merecido encendidos elogios de Grigory Sokolov (eso son palabras mayores, el pianista de pianistas) y asombra con su talento allá por donde va, lo mismo al público que a los críticos y los instrumentistas de las orquestas con las que toca.

Esta joven, en realidad aún una niña, se sentará al piano para interpretar el Concierto Nº 2 de Chopin, cuyo segundo movimiento contiene una de las melodías más bellas jamás escritas, con un lirismo que toca el corazón. Antes de que ella suba al escenario, la orquesta tocará una pieza de Birje Bertelsmeier, una compositora alemana de 40 años. La parte más relevante del programa es la Sinfonía Nº 1 de Mahler, 'Titán', escrita en su primera versión entre 1884 y 1888; es decir, cuando el autor tenía entre 24 y 28 años (luego sufrió varias revisiones). Una obra juvenil, por tanto, pero en la que ya están las constantes de su música: fuertes contrastes, largas melodías, un cierto gusto por el sarcasmo y una enorme densidad sonora.

Las sinfonías de Mahler destacan por el elevado número de intérpretes que precisan y por su en general larga duración. La Nº 1 se extiende en torno a una hora y es de las más cortas, y requiere de un centenar de instrumentistas. Sin embargo, como pasa con otras sinfonías suyas, existe también una versión de cámara. Será la que ha programado la BOS para su ciclo de cámara. Lo curioso es que Erik Nielsen dirigirá ambas versiones, lo que da un interés muy especial a esa versión reducida de la obra –solo en la plantilla instrumental– dado que en general esos pequeños grupos de cámara actúan sin director.

Los hermanos Jussen ya no son unos niños, como Alexandra Dovgan, pero tienen 28 y 25 años. Es decir, ante sí se proyectan por lo menos cincuenta años más de carrera, que se dice pronto. La Sociedad Filarmónica presume, y con razón, de haber descubierto a muchas estrellas de la música que pasaron por su sala cuando apenas habían salido de la adolescencia. Lucas y Arthur Jussen debutan en esa sala pero en este caso la entidad musical no podrá decir que se trata de un descubrimiento puesto que tienen una ya considerable carrera a sus espaldas e incluso han actuado antes en Bilbao.

Los Jussen vienen acompañados por músicos de la Filarmónica de Berlín. El programa empieza con el Quinteto de cuerda Nº 2 de Dvorák y a partir de ahí, ya con los Jussen sobre el escenario, el resto es muy francés: la Sonata de Poulenc para piano a cuatro manos, la Rapsodia española de Ravel para dos pianos y, de nuevo con los filarmónicos berlineses en acción, la versión original de 'El carnaval de los animales' de Saint-Saëns. Con esta obra en la que el compositor galo ajustó algunas cuentas con ciertos intérpretes terminará un programa teñido de juventud.

Entre el pasado y el futuro, entre el reflejo de la decadencia y la ternura, entre lo que fue y lo que podría ser, entre la realidad y la ficción, entre todo esto y todo aquello llega al Teatro Barakaldo la artista Sol Picó con su última obra, 'Malditas plumas'. Aquí se recorre la vida de una de las vedettes de cabaret o la revista española de hace cien años con una estética que, más bien, aun no ha sido; y se hace recuperando una forma de hacer teatro que aunque pueda parecer antigua, sigue siendo rompedora, políticamente incorrecta y trasgresora. Todo con humor, un rasgo muy Picó, Premio Nacional de Danza 2016.

Esta propuesta, para el viernes, no es la única de una agenda que recupera el ritmo en cuestiones de danza. El fin de semana hay otra cita en La Fundición. No es un estreno, ya que el 'Fuego verde' del coreógrafo y bailarín Isaak Erdoiza y el performer Nazario Díaz fue parte del programa de la pasada edición de BAD, pero para el que no pudiera asistir, aquí hay otro par de oportunidades. Merece la pena asomarse a este experimento sonoro que juega a confundir al público poniendo en jaque oído y vista, alterando formas y sonidos, proponiendo otra forma de relacionarse con la realidad que nos rodea. Los dos artistas parten de la noción de sonido y escucha propuesta por David Toop en su ensayo 'Resonancia siniestra'.

Y ya la próxima semana, el martes, una de clásico en el Teatro Campos. El Russian Classical Ballet está de gira por España con su montaje de 'El lago de los cisnes', un dramón de amor, traición y del triunfo del bien sobre el mal. La pieza sigue siendo considerada la coreografía más espectacular del repertorio de la danza clásica por la gran destreza y capacidad técnica en la interpretación de los personajes que requiere.

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