Los mejores planes culturales para este fin de semana

Recordamos que la asistencia a los espectáculos está limitada por las restricciones de movilidad entre los municipios

Hace unas temporadas, Alfredo Sanzol conseguía hacer, en 'La ternura', una función maravillosa que empleaba los recursos utilizados por Shakespeare hace mucho, mucho tiempo. Esto viene a que la pregunta de si es posible escribir hoy una obra de teatro según los mandamientos de los clásicos, y en verso, se la han hecho Álvaro Tato y Yayo Cáceres (de Ron Lalá) y ya le han dado respuesta. Se titula 'Todas hieren y una mata' y propone, el día 29 en el Serantes, replicar la fórmula de Lope de Vega en el siglo XXI. Aquí hay de todo, y con garantía de calidad: humor y amor, poesía y magia, malentendidos y duelos, crítica social y pildorillas de sabiduría, hasta viajes en el tiempo y música en directo (marca de la casa que a dramaturgo y director les funciona siempre muy bien).

Otro clásico, este moderno, es la novela 'Pedro Páramo', que llega al escenario del Teatro Arriaga viernes y sábado. La que es la primera adaptación teatral del texto corre a cargo de Pau Miró, mientras que dirige Mario Gas y suben a escena Vivky Peña y Pablo Derqui. El relato de Juan Rulfo sigue resonando hoy, sin duda, porque aparte del estilazo del escritor habla de opresión y de corrupción, de cómo se puede utilizar a los otros en propio beneficio; y de la búsqueda de la identidad, de la memoria, de dónde venimos, y qué hacer con eso.

En el Arriaga, ya la semana que viene (martes y miércoles), Javier Liñera estrena 'Antonia', que como 'Barro rojo' vuelve a mirar hacia atrás y a contar historias anónimas en épocas terribles para seguir investigando de dónde venimos. Aquí se mezclan, como en 'Pedro Páramo', dos planos: en el presente, un escritor sabe que perderá la memoria debido a una enfermedad; en el pasado, en esa memoria que perderá y que fue en origen la experiencia de otros, su abuela y su tío y sus vidas en guerra y posguerra, silenciados, vencidos. Ambos planos convergen gracias a la tecnología para invitar al espectador a preguntarse si recordar sirve o no, si es necesario o no.

La programación de conciertos y espectáculos en general está sometida a algo así como un caos. Las limitaciones a la circulación entre municipios, los rumores sobre cierres anticipados, la imposibilidad de viajar para solistas y directores invitados; todo parece haberse confabulado para que los programadores vivan un estado continuo de máxima incertidumbre. Hecho está el aviso.

Si se cumplen las previsiones, Euskadiko Orkestra traerá a Bilbao el miércoles 3 un programa que comienza con una obra popular para continuar con otra que no lo es tanto pese a la celebridad de su autor.

La primera es el Concierto para violín de Sibelius. Una de las partituras mayores del repertorio: una pieza hermosa que fue objeto de una revisión notable por parte de su autor a raíz del estreno. Tanto es así que luego no quiso de ninguna manera que se interpretara la versión original. Eso ha hecho que la que todos conocemos sea la revisada, que la estrenó la Filarmónica de Berlín con Richard Strauss en el podio. No hay muchas grandes obras de la Historia de la Música que hayan sido estrenadas teniendo como director o solista a otro gran compositor.

La música de Sibelius y la de Strauss no se parecen demasiado pese a que son compositores de la misma generación (el alemán era apenas un año mayor). Sus trayectorias vitales y artísticas son muy diferentes. Pero están unidos por ese estreno.

A continuación, la orquesta abordará la Sinfonía Nº 5 de Dvorák. Como sabes, la numeración de las sinfonías de este compositor checo ha sufrido unos cuantos cambios a cuenta de retrasos en la publicación de algunas de ellas. La Nº 5 abre su etapa de madureza sinfónica. Es una obra de naturaleza pastoral. Si al comienzo del segundo movimiento crees que te suena aunque no la hayas escuchado nunca, no es casualidad. La razón es que Dvorák usa las primeras notas del muy célebre Concierto para piano Nº 1 de Chaikovski.

Olvida la pandemia y sumérgete durante una hora larga en este programa musical. Serás feliz.

Este enero termina con la creación de Eva Guerrero 'Gorpuztu' en la Sala Bbk. Este montaje de danza contemporánea, interpretado por la bailarina Garazi López de Armentia y con la música en directo de Cristina Samaniego, Nerea Alberdi, Carla Sevilla y Yolanda Bustillo, nace de la investigación sobre el uso del cuerpo en algunos momentos en algunas religiones. La repetición y el movimiento perfectamente pautado –qué es persignarse, por ejemplo, o arrodillarse para rezar– llevan a las artífices de este espectáculo, que resulta hasta hipnótico, a plantear en escena muchos conceptos que están ligados a la religión, pero no solo, ya que han empapado otros ámbitos de la vida. La culpa, el amor, el castigo, la penitencia, todo eso y más se va mostrando ante los ojos de los espectadores envuelto en una belleza austera que remite también a ciertas filosofías de vida.

Arancha Goyeneche propone una exposición que adelanta la primavera.

El arte no es sólo un placer para la vista, también supone una llamada a la reflexión. Algo más se tiene que activar en nuestra mente y tiene que perdurar más allá de la contemplación de las obras. Una exposición puede ser una experiencia intelectual o, quizás, sensorial, apelar a nuestra memoria o dirigirse a las emociones. En cualquier caso, no cabe la indiferencia. Abandonar una galería y olvidar resulta una especie de fracaso. 'Here Comes The Sun', la última exposición de Arancha Goyeneche, nos incita al optimismo, a vislumbrar la primavera de nuestro decaído ánimo. La pintora cántabra, los Beatles y su luminosa propuesta, demandan otra mirada y disfrutar de la libertad creativa, del color y la diversidad de formas.

Proponemos recordar la letra de esa canción que forma parte de ya nuestro imaginario y entrar en Espacio Marzan, escuchando mentalmente a George Harrison y abandonándonos a la contemplación. La banda nos dice que todo está bien, que hemos dejado un largo y frío invierno, y que regresan el sol y esas sonrisas que habíamos perdido. La artista desborda las limitaciones del lienzo y nos ofrece el resultado de un proceso de trabajo que parte del lienzo y llega a la obra exenta, que se inicia en la abstracción más rigurosa y juega con el azar desde el uso de formas geométricas.

El disfrute de la libertad es, a final de cuentas, el mensaje último. La autora no se circunscribe a una disciplina, sino que juega con los recursos presentes, para subvertir la norma y alcanzar el plano tridimensional. El azar, la experimentación, el aprovechamiento, el reciclaje, son algunas de las herramientas utilizadas y nos resultan perfectamente válidas en el contexto que vivimos. Esta exposición es un canto a la resiliencia, a la capacidad de seguir adelante y disfrutar del camino. El sol vendrá, Goyeneche lo promete.