Los mejores planes culturales para este fin de semana

La compañía Le Corps D'Ulan se atreve a sacar a las meninas del cuadro y darles una vida –y unas conversaciones sobre lo que esperan de ellas pese a que su padre las mantienen encerradas en palacio– que resulta muy muy interesante. Aquí hay deseos y sueños, pasiones variadas, humor y barroquismo (en la pinta, en las formas, en la misma propuesta), y hay hasta música en directo, cosa que no suele ser habitual en el teatro. Bueno, pues todo esto ocurrirá el sábado en Basauri.

Desde el viernes hasta el domingo, en el Palacio Euskalduna, hay más mujeres y más vidas: Maribel Salas y Gurutze Beitia se ponen a contarnos sus trayectorias laborales y vitales cada una a su manera y poniendo el foco en algún asuntillo particular. Maribel lo hace con el monólogo '¡No te lo vas a creer!', sobre su trabajo en la televisión, y Gurutze con '¿Existe vida después de los cincuenta?', o cómo las mujeres parecen invisibles después de esa edad.

Y ya la semana que viene, en plan celebración navideña, vuelve a Pabellón 6 por aclamación popular el famoso 'Cabaret Chihuahua' –para empezar, el 22 y el 23– que tantas alegrías les ha dado a sus creadores e intérpretes. Fiesta, fiesta, que falta hace, canciones y risas para todos y todas.

La programación musical está teñida ya de Navidad, lo que no significa que sean exactamente villancicos lo que se programa. Al último concierto de la temporada de abono de este año de la BOS, con Beethoven en plan absoluto (lo contamos ya en la agenda del jueves pasado), se suman también el cierre de año de la Filarmónica, así como un espectáculo en el Arriaga y otro en el Euskalduna. Vamos por orden.

Dos 'Magnificat' de primer orden (aunque no son de Bach, digámoslo rápidamente) para abrir este concierto con el que la Sociedad Filarmónica cierra el año. Los de Schütz y Rosenmüller, dos compositores alemanes de la generación anterior a Bach. En la segunda parte, en los atriles estará Biber, con obras aún no anunciadas.

Los intérpretes son los grupos Cafe Zimmermann (el nombre responde al establecimiento de Leipzig donde Bach estrenó algunas de sus obras profanas) junto a Vox Luminis y Les Sacqueboutiers de Toulouse. Barroco alemán en estado puro, con intérpretes que dominan ese estilo.

Un curioso concierto en el Arriaga para el domingo 20. La estrella es el violonchelista bilbaíno Asier Polo, que tocará el 'Kol Nidrei' de Bruch y la 'Elegía' de Fauré, acompañado por la Banda Municipal. El resto del programa lo componen 'O Magnum Mysterium' de Lauridsen y un puñado de temas de góspel de distintos autores. Una combinación por lo menos llamativa, en unos días en que el público busca con especial interés una música que le haga sentir bien.

El órgano del Euskalduna cumple 20 años. ¿Un instrumento desaprovechado? Seguramente. Pero estamos ante una oportunidad de recuperar al menos en parte el tiempo perdido y disfrutar de su sonido. El día antes de Nochebuena tendrá lugar un concierto con órgano y coro que incluye un repaso al repertorio muy amplio, de Bach a Messiaen, pasando por Guridi y Rutter. Barroco, nacionalismo y modernidad, todo combinado para dar paso a un alarde final: el del coro cantando a pleno pulmón 'Hator Hator' mientras suena el órgano. No será fácil evitar que el público cante también.

Me voy a quedar con tres historias muy diferentes para estos días. La primera, sin duda, la tarde de danza para el público familiar con la que el Dantzaldia se despide. Es este viernes en el Edificio Ensanche, a partir de las 19.00 horas. Como la entrada es libre hasta completar aforo, la decisión de ir o no puede dejarse para el último paseo, pero he aquí las razones para estar: danza contemporánea divertida y lúdica, un acercamiento relajado de los más pequeños y de sus mayores a una disciplina que a veces es dura de roer, cosas bonitas como los hipopótamos de Zum-Zum Teatre (estuvieron hace un tiempo en Azkuna Zentroa y seguro que hicieron buenas amistades en la ciudad) y ese 'PIC-NIC ON THE MOON' de Julia Godino-Alexa Moya, todo tipo de músicas para animar (desde Edith Piaf y los clásicos hasta Daft Punk y disco), compañías de tres puntos distintos del estado (Zum-Zum y Godino-Moya son catalanas, Lasala es vasca y Colectivo Glovo es gallega).

Viernes y sábado Lucía Lacarra vuelve a actuar en Bilbao, en el Teatro Arriaga, con un programa de media docena de piezas con las que ella y su pareja de baile, Mathew Golding, quieren transmitir a los espectadores buen rollo, esperanza y optimismo porque «queremos ver una luz al final del túnel y esperamos que la distancia que tenemos que caminar sea temporal, el amor que sentimos sea permanente». Música de Chopin, Sviridov, Johannsson y Part sirve de base a los movimientos coreografiados por Anna Hop, Yuri Possokhov, Juanjo Arqués, Ihsan Rustem y Christopher Wheeldon, que van acompañados de proyecciones.

Y el sábado la creadora de la compañía de signo danza Arymux, Raquel R. R., se presenta en solitario en el Teatro Campos, en el espacio llamado 'A solas con'. Esta intérprete de lengua de signos suele insistir en que su trabajo es para todos los públicos, porque construyendo lenguaje en el aire con sus manos –en conciertos, obras de teatro, lecturas– complementa cualquier espectáculo. Este es solo suyo, aunque se nutre, como siempre, de muchas disciplinas y tanto del silencio como de la palabra.

José Manuel Ballester retrata la Villa durante un día del confinamiento.

Hay una exposición en la que todos podemos sentirnos representados y que conmueve porque, literalmente, estamos dentro, aunque no podamos vernos. La muestra del fotógrafo José Manuel Ballester recoge imágenes de Bilbao a mediados del pasado mes de marzo, cuando la población fue recluida en sus casas por el avance de la pandemia. Las instantáneas, en gran formato, dan cuenta de avenidas y calles desprovistas de viandantes, aunque sabemos que la gente está ahí, encerrada en el hogar, atemorizada, anhelante, posiblemente pegada a un televisor. Las obras transmiten el silencio atronador, la ansiedad, el desconcierto y la atmósfera de un futuro distópico. Parece que contemplamos una película de ciencia ficción, pero no, es nuestro amargo presente.

Los testimonios visuales de la urbe abandonada se contraponen a 'En torno al Guernica', una reproducción fotográfica del lienzo de Pablo Picasso realizada al mismo tamaño que el original. La pieza forma parte de un proyecto del autor en el que interviene en una serie de obras maestras despojándolas de personajes. Los espectadores que acudan al Guggenheim deberían acercarse a la sala y contemplar el conjunto, comparar el efecto dramático que resulta de ambas piezas, observar esa desolación que destilan ambos escenarios, uno de ficción y otro real. El proyecto se complementa con una vertiente digital alrededor del concepto de vacío, una seña de identidad de la obra de Ballester, y a la que se puede acceder desde la web del Museo.