Gernika narra su bombardeo a través de Picasso
Una visita guiada utiliza la obra del pintor malagueño para contar el ataque que devastó Gernika el 26 de abril de 1937
Gernika tiene nombre de pueblo y de cuadro. El famoso Picasso guía un recorrido en el que conocerás datos sobre la historia de ambos. ... Comienza en el Museo de la Paz (www.museodelapaz.org) y cuesta muy poco, ganas de disfrutarlo y tres euros por persona. Parte de fuera del edificio, cuando la cicerone cuenta a un público atento cómo una imagen sobre la guerra se convirtió en símbolo mundial de la paz. La anécdota certifica el mito. «Corría 2003 cuando una cortina azul tapó la reproducción en tapiz de esta obra, que cuelga en la entrada al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, mientras Collin Powell presentaba el informe sobre los ataques a Irak», narra la guía.
La historia está plagada de ocultamientos, de telas que se despliegan para esconder la verdad. Como la de quienes festejaron en voz baja el bombardeo de Gernika mientras en voz alta acusaban a los vascos republicanos de causarlo. Cómo habrían explicado si no la realidad de aquel gran bulo, la de una guerra fratricida sin supuesta injerencia externa en la que un pueblo quedó destruido por aviones alemanes e italianos. Mejor negar que quienes ese día perdieron la vida fueran solo, posiblemente, conejillos de indias, dianas de prueba para un armamento destinado a hacer más daño durante la Segunda Guerra Mundial.
A veces sucede que a ciertas telas les ataca la polilla, abriendo agujeros por los que asomar la nariz. Por uno de ellos se colaría el periodista inglés George L. Steer, presente por entonces en la zona como corresponsal de The Times. El grupo admirará su busto en estatua durante una de las paradas de esta visita. Sus crónicas, repetidas en todo el mundo, las entrevistas a los supervivientes poco después de la agresión desmintieron, aunque parezca contradictorio, la mentira.
El recorrido queda fragmentado obedeciendo a un despiece del cuadro. Cada parte ayuda a contar algo, desde el nacimiento del mismo en 1937 para presidir el pabellón español, durante la Exposición Universal de París, hasta su instalación en el Museo Reina Sofía de Madrid. El camino evoca la injusticia, la sinrazón de un ataque de fatídica fecha, 26 de abril de 1937, en el que la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legionaria italiana dejaron el pueblo vizcaíno regado de cadáveres de personas y animales, de ruinas por recomponer tras el enorme incendio. La herida dolió, sangró especialmente pues aquel era día de mercado por lo que los vecinos habían acudido a comprar alimentos.
«Oí el avión que bajaba en picado detrás de mí y sin mirar para atrás me tire de cabeza a una zanja y le grité a la mujer que llevaba a su burro en la carretera a mi lado que hiciera lo mismo. Oí las ametralladoras del avión y las balas que impactaban a mi alrededor. Cuando el avión pasó, miré a la mujer que permanecía junto a su burro mirando perpleja. '¿Qué intenta hacernos ese pájaro?', gritó. Yo observaba el avión subir y girar bruscamente. Volvía. Empezó a lanzarse en picado hacia nosotros y volví a gritar a la mujer. Luego hundí mi cara en la zanja y me tapé la cabeza con las manos. Oí las ametralladoras y tenía miedo de moverme aún después de que el avión se había ido por temor a descubrir que me habían pegado un tiro. Pero yo estaba ilesa y el avión se alejó hacia Mendata. Subí de nuevo a la carretera y mi temor se confirmó cuando vi a la mujer que yacía en un gran charco de sangre con el burro todavía a su lado».
Es uno de los muchos testimonios que escuchará el público durante la ruta, junto a la estación de tren en este caso. Mientras recorre el municipio y entiende por qué algunos refugios antiaéreos se convirtieron en trampa mortal. Tras discutir si el toro del cuadro representa la imposición y el caballo el pueblo, o al revés. O imaginar el olor a quemado de las bombas incendiarias. Después de preguntarse si el ataque fue un castigo ejemplarizante a quienes luchaban contra la sublevación o si Gernika se convirtió en un campo de pruebas de la barbarie. Puesta a punto de conflictos que dejarían de centrase solo en objetivos militares para atacar a una población civil tan asombrada de saberse blanco como aquella mujer del asno que no entendió por qué el avión asesino le rondaba.
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