Ocho historias de miedo para Todos los Santos

No temas, acude a nuestra llamada, pero sin hacer ruido. De puntillas, no vayas a despertar a... ¡Ssssh! Avanza con cautela y acerca tu oído. Vamos a contarte historias de las que se narran alrededor de una hoguera, cuando la noche cae y los espíritus surgen de sus guaridas para bailar una danza macabra junto a las almas en pena. Deja de temblar, la oscuridad nunca es eterna, al menos para los vivos. Si sigues las instrucciones nada podrá sucederte. El miedo es tu amigo, te mantiene alerta. Déjate guiar hasta rincones donde las leyendas toman forma y el terror emponzoña el aire, pueblos, edificios, caminos elegidos por el diablo, por seres que la razón no entiende. Abre bien los ojos pues el mal acecha tras cualquier esquina. El mundo aguarda plagado de sombras dispuestas a envolverte, a rodear tu garganta y ahogar las esperanzas.

Te llevarán de la mano pero, ¡cuidado!, no cometas el error de relajarte. Las calles de Bilbao esconden viejas narraciones, cuentos de terror plagados de intrigas, enigmas y catástrofes. Una visita guiada presenta terribles accidentes ferroviarios en plena Plaza Circular, inundaciones o leyendas como la del Hombre Pez. Por las calles del casco viejo el público conocerá mitos que anunciaron la era cristiana, secretos bien guardados por la amatxu de Begoña. Imaginará castigos ejemplares que se aplicaban a los condenados al pie de la iglesia de San Antón. Y contemplará criaturas aladas. Con respeto, pues nunca se sabe quién vigila ni de qué humor se encuentra. Mejor no tentar a la suerte, que el viaje es oscuro y abundan los recovecos.

Información Viernes, sábados y 31 octubre. 20.00 h. 1,30 h. 10 euros, niños hasta 10 años gratis. No recomendada a menores de 10 años. www.guiasartea.com

Cae el sol y el mundo se torna lúgubre. Un grupo camina hacia el oeste de la colina medieval para internarse con cautela en las calles gremiales del Casco Viejo. Suena en sus recuerdos la truculenta vida de 'La Malquerida', mientras avanza por cantones como el de San Roque. Relatos sobre los atroces crímenes de Juan Díaz de Garayo, 'El Sacamantecas', perturban el ambiente. Asesino cruel, dejó muchos cadáveres a su paso. Otros hablarán de un espíritu, el del Beato Tomás de Zumárraga, antes de adentrarse en la primitiva muralla de Gasteiz, escenario de un horrendo incendio. El participante conocerá el Portal Oscuro, sede de las conjuras de los Calleja durante las guerras de banderizos. Y el Museo de los Faroles, que guarda el milagro de la patrona local.

Información Jueves y sábados, hasta el 30 abril, 21.00 h. 1,30 h. 6 euros, niños hasta 10 años gratis. www.guiasartea.com

Nació en la aldea de Eguilaz, su nombre: Juan Díaz de Garayo, 'El Sacamantecas'. Asesino múltiple, fue conocido como el destripador vasco por su forma de matar, cada vez más sádica, entre 1870 y 1879. Narran algunos relatos que se refugiaba en las inmediaciones del dolmen de Aizkolegi, a 37 kilómetros de la capital alavesa, tras cometer los asesinatos. Recuperaba allí su estado normal pues alegaba entrar en trance durante sus crímenes, azuzado por voces que le incitaban desde este antiguo enterramiento. Elegía como víctimas a mujeres. La primera fue una prostituta a la que estranguló por no abaratar sus servicios. A partir de ahí su instinto aniquilador se acentúa: criadas, mendigas, viudas, incluso una niña de trece años… Las estrangulaba, apuñalaba, mutilaba o destripaba. En 1879 varios testigos le identificaron y fue condenado al garrote vil. Acabaría ajusticiado en público en 1881 y su cadáver fue expuesto para sosiego de las vecinas de Vitoria, que habían sufrido años de terror.

Los cementerios atraen interés. El silencio que domina estos lugares, la sucesión de tumbas, perturba a algunos y tranquiliza a otros. El de Vista Alegre, en Derio, ofrece la posibilidad de ser recorrido por cuenta propia con la ayuda de una audioguía o un folleto. Su patrimonio artístico e histórico resulta innegable. El historiador de arte Jesús Muñiz Petralanda creó este paseo de una hora que da a conocer los conjuntos funerarios más destacados, un total de treinta estructuras. También episodios dramáticos. La cripta, por ejemplo, acoge los restos de 321 fallecidos que murieron a causa de bombardeos. El monumento a los niños del circo del Ensanche recuerda la catástrofe de 1912 en la que catorce personas fallecieron tras una falsa alarma de incendio durante la proyección de una película que pretendía premiar a los mejores estudiantes de Bilbao.

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El pequeño pueblo alavés de Audikana, perteneciente al municipio de Barrundia y a la Cuadrilla de Salvatierra-Agurain, merece una visita. Dicen que un ovni pasó por allí una noche de septiembre, en 1984. Que sus tripulantes entendían euskera, por aquello de facilitar la comunicación. Los vecinos divisaron una extraña luz, blanca e inmóvil, sobre las colinas. La animaron a acercarse y lo hizo. Cuando el miedo invadió a los presentes le gritaron que se alejara y obedeció. A partir de ahí, sus silueta de más de cinco metros de ancho permaneció quieta en el horizonte. El avistamiento coincidió con una oleada de apariciones de ovnis en el País Vasco. Los buscadores de intrigas podrán rememorar este suceso si se acercan hasta el lugar habitado por una veintena de personas.

Son muchos los que deciden probar su valor visitando el pueblo abandonado de Ochate. A catorce kilómetros de Vitoria, en el Condado de Treviño, el misterio envuelve los edificios derruidos de este antiguo asentamiento en el que, aseguran, las psicofonías se escuchan igual de claras que cualquier sintonía de radio. Repiten especialmente dos, la de una niña que invita a marcharse y la de una mujer que pide cerrar las puertas. En sus lindes se conserva la torre de la iglesia; del resto de aquel mundo quedaron los cimientos. Cuentan quienes conocen la historia que Ochate sufrió a finales del siglo XIX tres epidemias en diez años, plagas que no afectaron a pueblos vecinos y que aquellos males terminaron con la vida de casi todos sus habitantes, por eso el lugar acarrea el título de pueblo maldito.

¿Te atreves a entrar? Es la pregunta que Bodegas Franco-Españolas lanza a los aventureros para invitarles a acceder hasta sus calados y vivir una experiencia perturbadora. Época de fin para la cosecha, de cambio para la estación. Una fiesta honrará a los ancestros, a quienes regalar ofrendas con las que acceder a la mitad más lúgubre del año. Máscaras y disfraces ocultarán los rostros. La atmósfera opresiva dominará este espacio en el que pasado y presente comparten mesa. Sangre, drama, suspense e intriga se funden dentro del especial escenario en una noche sobre la que sus organizadores avisan: «Mantendrá la tradición… o nos hará sucumbir a ella».

Información 31 octubre (20.00 y 21.00 h.); 1 noviembre (19.00, 20.00 y 21.00 h.). 40 minutos. 16 euros. Incluye degustación de dos vinos. www.francoespanolas.com

Las cavernas ocultan con celo sus terrores. El túnel de San Adrián, entre Álava y Gipuzkoa, no es ajeno a ellos. Paso natural desde la Edad del Bronce entre Castilla y el Cantábrico o los Pirineos, por él discurrieron reyes, nobles, militares, mercaderes, pastores, peregrinos… incluso contrabandistas. La imaginación de aquellos transeúntes soñaba con pasadizos que partían desde allí hasta las entrañas del mundo, habitados por personajes mitológicos. En su vertiente alavesa levantaron una picota donde se ejecutaba a los delincuentes. Los cadáveres permanecían días expuestos como advertencia, pocos mensajes resultan tan claros como contemplar el posible futuro ante los ojos. Que las almas de aquellos infelices penen por el lugar forma parte de la leyenda. La realidad asegura que la cueva se convirtió en itinerario principal entre Castilla y los reinos europeos. Que allí fueron construidos castillo, ermita y posada, custodiados por guardias y gobernados por un alcaide.