En tuk-tuk por el Duranguesado
Un singular triciclo turístico recorre los puntos más atractivos de la comarca vizcaína mientras su conductor explica detalles y peculiaridades
Durante el invierno lleva txapela, pero hoy nos recibe con sombrero a lo Cocodrilo Dundee comprado en Australia. A Rober Oriondo le conocen en el Duranguesado, entre otras cosas, por conducir un tuk-tuk. Aunque el vehículo no tiene nombre, sí parece tener cara. Los faros delanteros simulan ojos, arropados por una nariz que modela la carrocería. Hemos quedado para dar una vuelta por el valle de Atxondo porque, aunque él regenta junto a Sally Christopher el Eguzki B&B (9,1 de nota en Booking), ofrecen este peculiar servicio de paseo también a quienes no están alojados.
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Partimos con el cinturón puesto y melena al viento. Caben dos pasajeros. Lo bueno del tuk-tuk es que no hace falta aire acondicionado; el peine cuando acabe el viaje, tal vez. La experiencia es chistosa. Sentir la brisa en el rostro, contemplar el panorama sin cristal que interrumpa las vistas son regalos de este carruaje que podría protagonizar la película 'Cars'. La cita no es para tímidos, allá a donde vayas te miran. Observan sorprendidos ciclistas, conductores y peatones. Rober saluda a todos, conocidos o no, anima a que lo hagan sus pasajeros, en plan reina de Inglaterra. «Hay que divertirse un poco», argumenta.
Almacenero de profesión, le encantaría dedicarse solo a los paseos y su alojamiento, pero la vida es eso que pasa cuando hacemos otros planes, que decía John Lennon. «Soy muy viajero, adoro relacionarme con personas de diversos sitios. Mi modelo de anfitrión ideal fue una mujer de Normandía que nos trató como a hijos. Aún recuerdo su desayuno, ¡hasta la mantequilla la había hecho ella!». En el Bed & Breakfast es Sally quien amasa el pan, cocina los pasteles... Esta profesora de inglés nació en Ghana y llegó a tierras vascas en los 90 desde Liverpool. Por la casa ha pasado mucha gente, incluido el escritor británico Robert Egby, acostumbrado a localizar novelas sobre la Guerra Civil en la comarca o maoríes neozelandeses hipertatuados de imponente presencia, que disputaron en Bilbao la Copa del Mundo de Basket de 2014 y aprendieron a saludar con un «kaixo» o un «epa».
Un paseo en Lisboa
Rober disfruta hablando, responde preguntas y cuenta datos sobre el valle mientras discurres entre montañas de la que apodan la 'Pequeña Suiza'. «Si os gusta caminar podéis hacer la Vía Verde de Arrazola». Lo dice en plena subida a Axpe, tras superar Atxondo, donde todas las miradas se han girado hacia el vehículo. Aprovecho para preguntarle por qué un tuk-tuk. «Porque me gusta», responde con franqueza, sin ornamentos ni historias complicadas.
«Monté en Lisboa por primera vez y me encantó, así que decidí comprarme uno. Este fue el primero que trajeron al estado y ha salido en una película de Torrente». Paramos a tomar algo en el Amillena, uno de esos restaurantes instalados en un precioso rincón del mundo. A nuestro conductor le gusta «hacer país», compartir la labor de quienes se desenvuelven por el entorno. El viaje de regreso discurre a través de barrios rurales, junto a la casa-torre de Muntsaratz, mientras el viento besa la piel y sientes transportarte a otro lugar, muy lejos.
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Más paseos
Los interesados podrán sumarse a tres paseos (60 euros). El de Durango-Garia-Goiuria parte del casco viejo de la villa para ver monumentos, caminos rurales, la encina de Etxeita y vistas del valle. La ruta por Elorrio sale de Durango y muestra la basílica, palacios, jardines, cruceros, necrópolis de Argiñeta, caminos rurales, caseríos y barrios. La de Abadiño y Mendiola discurre hacia el molino de Larringan, el desfiladero de Atxarte, el portal del Parque Natural de Urkiola, la casa-torre de Muntsaratz, barrios rurales, viñedos y caseríos. Puedes combinar varias.
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