Recuerdos de los bombardeos de Galdakao
La villa vizcaína sufrió una treintena de ataques de la aviación fascista y una ruta aporta datos sobre los hechos, los refugios y las construcciones bélicas
La aparición este mismo año de dos obuses en Galdakao ha puesto en primer plano los ataques sufridos por el municipio vizcaíno durante la ... Guerra Civil. Picasso creó una obra que recordará siempre el bombardeo de Gernika, pero ese no fue el único pueblo acosado por los embates de la aviación facciosa. Desde el inicio de la contienda, Galdakao destacó como enclave estratégico militar por su ubicación e industria y se convirtió por ello en una de las poblaciones más bombardeadas de la provincia.
Según Xabier Irujo, doctor en Historia, recibió 28 ataques aéreos. Los vecinos no olvidan, por eso el Ayuntamiento ha instalado cinco paneles informativos para invitar a propios y visitantes a un paseo urbano a través de la Memoria Histórica. La web municipal incluye además un banner específico con el plano de esta ruta y de otras que discurren por el Cinturón de Hierro.
La cita arranca en el lugar donde se ubicaba el antiguo puesto de mando de la Segunda División de ANV: Kurtzea. Iniciada la ofensiva contra la provincia el 31 de marzo, el ejército vasco se reorganizó en divisiones. Según los expertos, su principal acuartelamiento estuvo en las casas de León Asúa y Ellacuría. El coronel Joaquín Vidal Munárriz, responsable de la defensa de Bizkaia, ejerció como jefe de mando. El legendario corresponsal de guerra británico, George L. Steer, relató en su obra 'Gernikako Arbola' que él mismo visitó a Vidal en su chalé de Galdakao, donde se entrevistó con el coronel Montaud, jefe del Estado Mayor.
Las escuelas de Gandasegi, segunda parada, albergaron el cuartel militar del Cuarto Batallón Azkatasuna de EAE-ANV, también conocido como Octavo Batallón de ingenieros del Ejército de Euzkadi. El Batallón Azkatasuna se creó a comienzos de 1937 y para abril contaba con 252 gudaris. Al final de la guerra serían 1.200, comandados por Isidoro Olaizola, aunque sufrieron muchas bajas debido al peligro de su labor. Eran zapadores encargados de la construcción de fortificaciones y puentes, colocaban alambre de espino o limpiaban y creaban caminos. Solían trabajar de noche para protegerse de los ataques aéreos.
El chalé Inuntziaga funcionó como prisión provisional tras la entrada en Galdakao de las tropas nacionales el 15 de junio de 1937. «Decenas de gudaris y milicianos fueron detenidos. Para muchos empezaban los días más cruentos de sus vidas. Acabarían fusilados, encarcelados o represaliados», explican los historiadores. Desde allí hay que dirigirse a Plazakoetxe, donde los bombardeos propiciaron la tragedia. El 9 abril atacaron Zugatzu, Olabarri, Bekea y la zona de Puentelatorre, matando a diez personas. El 24 abril unos 25 aviones asesinaron en Zugatzu a varios vecinos, provocando una gran explosión en la fábrica La Dinamita.
El 19 de mayo trimotores alemanes lanzaron más de medio centenar de bombas, alcanzando una boca del refugio de Plazakoetxe. Dieciséis personas, nueve de ellas menores, perdieron la vida allí. «Bombardear poblaciones indefensas fue uno de los experimentos de las aviaciones alemana e italiana desde el inicio de la guerra», recuerdan los paneles.
El Consistorio trabaja en la reparación y recuperación de la entrada del que fue el refugio de Tximiolarre. De momento, allí ha colocado otra de las placas explicativas. Había tres tipos de refugios y el de Tximiolarre consistía en un túnel de cien metros con capacidad para unas 1.500 personas. Además, en lugares como Altamira, La Mina o Agirre se crearon galerías o aprovecharon las de las minas para guarecerse cuando las sirenas anunciaban los ataques.
Un tramo del Cinturón de Hierro
Ya que estás en Galdakao, merece la pena acercarse hasta el recorrido señalizado por el Cinturón de Hierro, en la zona de Altamira. Arranca en el barrio de Elexalde y pueden contemplarse diversos elementos como nidos de ametralladoras y trincheras. Esta defensa, que pretendía frenar el avance golpista sobre Bilbao y su entorno, ocupaba en total 80 kilómetros y su construcción se decidió en octubre de 1936.
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