Las galerías burguesas de Ereaga que acogieron un fortín y un búnker ocultan un tesoro arqueológico
Visitas guiadas a Punta Begoña, el refugio más íntimo del empresario Horacio Echevarrieta, impulsor del Ensanche bilbaíno y propietario de periódicos y astilleros
Cuando el público llega a las galerías de Punta Begoña la pregunta recurrente suele ser qué son. Cuando se van, han entendido que se trata de un monumento. «Trabajamos en la recuperación de uno de los miradores más espectaculares del Cantábrico», explican los organizadores. Este año se ha cumplido el centenario de su nacimiento y el plato principal siguen siendo las visitas guiadas que la Fundación Punta Begoña amplía al incorporar también visitas familiares, que acuden con una perspectiva lúdica y hacen uso de los cinco sentidos y del GaleriKIT.
Desde el 28 de octubre hasta el 13 de noviembre habrá además experiencias divulgativas con motivo de la tercera campaña de excavación arqueológica, que incluyen la visita, talleres intergeneracionales para 'Exploradores del patrimonio' y recorridos con contenidos históricos y arqueológicas de la mano del equipo investigador. «Los asistentes pasearán por esta impresionante balconada como lo hizo en su día la alta burguesía de principios del siglo XX, que estableció aquí su residencia, mientras descubre un relato histórico que le trasladará a cientos, miles y millones de años atrás de este mismo paisaje vizcaíno. Geología, prehistoria, artesanía, historia, arquitectura, química… en un único enclave», sugieren.
Una cápsula del tiempo
Entre las bondades de la actividad figuran disfrutar las vistas, la brisa del mar y recorrer unas galerías profusamente decoradas. El visitante sucumbirá a la sorpresa tras adentrarse en lugares oscuros, visual y geológicamente fascinantes, entre el edificio y el acantilado que lo alberga. Será testigo de las huellas dejadas los últimos cien años que se conservan en el imponente salón de este espacio calificado como una «de las cápsulas históricas más interesantes del España» por el arqueólogo Xurxo Ayán. Un lugar, en resumen, que conecta narraciones sobre los prósperos años 20 hasta la actualidad, pasando por la Guerra Civil, la posguerra y la llegada de la democracia.
Allí descubres, por ejemplo, que detrás algunas de las empresas más conocidas y de las obras más relevantes como Iberia, Iberdrola, el Metro de Barcelona, el buque-escuela Juan Sebastián Elcano o el transbordador sobre las cataratas del Niágara se encuentra un empresario nacido en Bilbao y desconocido por muchos, Horacio Echevarrieta, que construyó en Punta Begoña su refugio más íntimo.
El lugar albergó un fuerte militar para la defensa de Bilbao, un lazareto donde pasaban la cuarentena los sospechosos de portar enfermedades o un asentamiento de las primeras poblaciones que comenzaron a salir de las cuevas durante el Neolítico. Y todo ello en un lugar que refleja el salto de era geológica que se remonta al momento en que un meteorito provocó la extinción masiva de especies en el Cretácico.
Sin embargo, quizá los hallazgos más impactantes sean los pasadizos descubiertos hace apenas dos meses entre el edificio y el acantilado. «Allí se escondía la gente durante los bombardeos y en ellos se aventuraron muchos tras el abandono del edificio. Algunos los hemos incorporado al recorrido porque se puede tocar la historia de la formación del flysch», aseguran.
También han añadido el discurso acerca de los últimos estudios arqueológicos sobre el yacimiento prehistórico descubierto inesperadamente en el antiguo jardín de Punta Begoña. «Dan a conocer la forma de vida de hace 4.500 años, la elección de los lugares para asentarse, el control del territorio, las tecnologías, los modos de aprovechar los recursos, el marisqueo...», especifican.