La casa-museo que enamoraría a Dalí y Gaudí

El edificio está a unos tres kilómetros del núcleo urbano en lo alto de un cerro que permite otear todo el horizonte. Nada más aparcar uno se da cuenta de que la casa-museo es obra de alguien con una imaginación desbordante. De hecho, a pesar de su edad, Salazar Gutiérrez sigue plasmando en bocetos piezas de grandes dimensiones, aunque haya decidido que ya no va a crear ninguna más. «No tengo edad», reconoce a quien quiera visitarle. Es fácil encontrárselo y que explique su arte durante el recorrido.

Adentrarse en la casa-museo da una idea de las influencias que ha tenido Salaguti. Además de Dalí y Gaudí, uno tiene la sensación de ver detalles inspirados en Picasso, Klee e incluso Munch. Al margen de la fachada exterior, llama la atención la cúpula interior, que representa el universo con planetas y estrellas en órbita. También es peculiar la balaustrada del primer piso plagada de rostros y que permite asomarse al interior del edificio, en cuyas paredes cuelgan cuadros y esculturas de todo tipo. Hay incluso caballetes que asoman obras inacabadas y que reflejan la voluntad de seguir adelante pese a los inconvenientes que la edad arrastra. Todo ha sido elaborado con las propias manos del artista. La luz natural que entra desde el techo e ilumina el conjunto añade un clima especial a las estancias.

Salazar Gutiérrez ha abierto ahora conversaciones para que una institución pública, –podría ser el Ayuntamiento, confiesa– se haga cargo de la casa-museo. «El otro día vino gente directamente de Nueva York, eran artistas y les gustaba el tema..., pero si esto lo promocionas a nivel turístico puede venir bastante gente», ha explicado recientemente el artista a los medios.

Porque el museo Salaguti podría añadirse a los atractivos de una comarca que, al no estar muy poblada, permite una visita serena. Porque Sasamón y Olmillos de Sasamón, son dos grandes desconocidas en Burgos, a pesar de que atesoran un patrimonio que las conecta con el Imperio romano. De hecho en la entrada de ese primer municipio se conserva uno de los arcos de acceso al recinto amurallado que existían en la ciudad, además de una parte de la muralla, elementos que fueron consolidados y restaurados en 2014.

Las dos localidades evocan al término en latín 'Segisamo', que se traduce como 'la más fuerte' o 'muy victoriosa'. Entre los lugares a visitar destaca la Colegiata de Santa María La Real, que da buena cuenta de la categoría que llegó a alcanzar la población con el establecimiento en ella, durante parte de los siglos XI y XII, de la sede episcopal, que pasaría más tarde a la catedral de Burgos. Muy cerca sorprenderá también el bello arco de San Miguel de Mazarrenos, único testigo de lo que fuera el monasterio del mismo nombre. Y en Olmillos sobresale su imponente castillo, de los mejor conservados de la provincia.