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Aventuras en la nieve dentro del Pirineo Bearnés
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Aventuras en la nieve dentro del Pirineo Bearnés

Caminatas con antorchas, bicis de nieve, dormir en un iglú, acompañar a pastores, comer en telesilla o conocer el trabajo de las quitanieves son opciones alternativas a esquiar

Jueves, 12 de diciembre 2024, 19:06

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Época de mantita y té frente a una chimenea, de acurrucarse en el sofá con pantuflas en los pies y pijama alpino, de disfrutar un libro mientras afuera el frío hace caer en picado la temperatura y el viento gélido enrojece la nariz de los que aún no se han resguardado. Hora de ver cómo un cielo gris llora copos de nieve al otro lado de la ventana, de sonreír de gusto frente al abrigo del fuego… o de hacer todo lo contrario. Nieve significa montañas cubiertas de un manto blanco sobre el que imprimir las huellas de las raquetas o los propios pasos, estaciones de esquí inundadas de bullicio por las que deslizarse colina abajo, telesilla arriba, antes de que la próxima primavera derrita el sueño invernal.

Combinar una situación con otra no parece contradictorio, de hecho es una suerte. El invierno en el Pirineo Bearnés (www.pirineobearnes.com), el más cercano a Euskadi, al otro lado de la frontera, invita a encontrarse con la naturaleza, con bosques centenarios y vistas sobre la gran cordillera. Estaciones de esquí alpino como La Pierre Saint-Martin, Gourette y Artouste, y espacios nórdicos como Le Somport, Issarbe, Braca e Iraty, abren sus puertas a quienes añoran cubrirse con el equipo y calzarse las tablas en busca de un turismo sostenible para después vestir la bata polar y tomar un caldo delante de la televisión con la película que cada cual prefiera en la pantalla.

Entre un punto del día y otro existen, además, multitud de alternativas extra para poner un poquito de aquí y otro poquito de allá a esta escapada no muy lejos del hogar. Las desgranamos poco a poco, paso a paso, desliz a desliz, teniendo muy claro el objetivo de este viaje para simplificar la elección a quien dude, aunque recuerda que cualquier alternativa es buena siempre que se afronte con ganas, único secreto para que los planes triunfen.

La Pierre Saint-Martin

Esquí al alba y anochecer con antorchas

Guillaume Arrieta

Un total de 27 kilómetros de estación distribuida en tres zonas y 30 pistas, sobre 75 hectáreas entre los 1.500 y los 2.200 metros de altitud son los números que dan forma a la primera alternativa ya abierta al público en el extremo occidental de los Pirineos. Definida como una de las más familiares de la zona, allí es posible esquiar en un paisaje abierto con vistas tanto a la llanura bearnesa como al País Vasco, junto a los preciosos chalés de madera y de piedra que definen su identidad.

Dicen de La Pierre Saint-Martin que brilla como un gran destino de aventura, oasis helado para esquiadores y snowboarders de todos los niveles que acuden en masa para practicar ambos deportes. Las gentes de corazón glacial podrán tratar de fundirlo gracias a una curiosa actividad, el esquí con antorchas durante el alba, a los pies del Anie (2.500 m). Vagos, cansados de tanto trajín o amantes de dar reposo a las posaderas de vez en cuando cuentan con la telesilla de Arlas para tomarse un relajante descanso a 2.000 metros de altitud… las vistas no faltan, obviamente.

Bruno Labe

Además, bosques de pino negro como el de Braca aportan el toque vegetal al destino, así como los 25 kilómetros de rutas para recorrer sobre raquetas en el mayor macizo kárstico de Europa. También es posible aplicarse con el esquí de fondo, disfrutar el panorama montado en trineos que arrastran preciosos perros, probar los patinetes de nieve, el descenso en airboard o las 'fat bikes', y perderse (metafóricamente) entre la paz de multitud de sendas silenciosas como la denominada Ruta del Descubrimiento, caminos que informan sobre la fauna y la flora presente por estos lares, porque para conocer un lugar no vale con ir, hay que empaparse con lo que se mira (también metafóricamente). Actividad añadida curiosa, por cierto, para aquellos que buscan algo más: el acompañamiento a los conductores de máquinas pisanieves a través de sus dominios, mientras conversas con los presentes acerca de su trabajo y la imprescindible labor que ayuda a despejar el paso para que todas las personas enamoradas de la nieve puedan llegar a tocar su sueño.

Quede claro que la estación defiende esta temporada el «refuerzo de su compromiso con la sostenibilidad, única manera de preservar el entorno», aseguran; gracias a la revegetación de muchas de sus zonas y la mejora de conexiones en autobús desde Donostia, por si apetece aparcar el coche en casa y dejar que otros te lleven. Todo para consolidarse como otra de las estaciones más familiares de Pirineo francés, con propuestas atractivas para los amantes de los fuera pistas y también para quienes buscan experiencias nuevas como esquiar al alba en la parte más alta, con desayuno incluido para que nadie se queje de pasar hambre, o tras el paso de las horas con su eterno tic-tac, disfrutar de un anochecer alumbrado por antorchas, dependiendo en ambos casos de si el visitante se siente más identificado con las alondras o con los búhos.

Gourette

Talleres de naturaleza y paseos en pisanieves

Janetxe

Conquista por conquistadora, por ese echarse 'pa'lante' al haber sido la primera en aparecer en escena desde el nacimiento del esquí en los Pirineos. Las laderas del legendario Col d'Aubisque le sirven de hogar, en el corazón de un paraje natural protegido sobre 125 hectáreas, con picos de más de 2.500 metros que hacen de guardaespaldas y un desnivel de más de 1.100 añadido a sus lucimientos. Aseguran los usuarios de siempre que mantiene su espíritu desde que fue fundada, acoger familias gracias a su situación a pie de pistas y a su sentimiento de pueblo, de ahí que haya zonas esquiables para todos los niveles, incluido principiantes, más zona avanzada, para expertos y partes de freestyle.

Además, esta temporada presume de telecabina de Cotch renovada, acerca hasta los 1.600 metros para comenzar el descenso o disfrutar de las vistas sobre el circo montañoso dentro del SnowKfé. Precisamente desde arriba parte el nuevo paseo que dura unos 45 minutos y avanza a través del magnífico bosque de Crétets. La ruta completa la oferta para raquetas de nieve y eleva a tres el número de itinerarios señalizados y seguros posibles, más nueva ruta de cara a peatones hacia el mirador de Gentianes, también accesible desde el ya nombrado SnowKfé.

Guillaume Arrieta

Se pavonea, no puede evitarlo, de ofertar los precios más competitivos del Pirineo con forfaits para familias desde 22 euros (principiantes) y 32 (principiantes plus) que permiten acceder a la recién estrenada telecabina y a senderos balizados a través del Bosque de Crétets. Por cierto, el Club Piou Piou (tiene gracia el nombrecito) sugiere espacio totalmente renovado también para los peques de la casa, una zona en primera línea de nieve, cerca de los comercios y del pueblo, equipada con alfombra mecánica de ascenso cubierta y con talleres de naturaleza para familias, además de juegos de escape inmersivos.

Cosas que hacer hay para todos los gustos y públicos. Animaciones y talleres para compartir y descubrir el entorno de montaña junto a otros aficionados o para conocer la enorme riqueza del ecosistema local. La cita 'Entre bastidores' se traduce en remontes mecánicos, innivación y paseos en máquinas pisanieves. Talleres de naturaleza que ayudan a sumergirse en ella y a desvelar los secretos de la nieve, exploración del ecosistema montañés o encuentro con un pastor en su cabaña. Algo llamativo que queda aún por explicar: el juego de escape 'Dameuse' con máquina pisanieves real, en el que los participantes tienen quince minutos para resolver un rompecabezas y ayudar al conductor a encontrar la llave de emergencia antes de iniciar su misión. El tiempo empieza… ¡ya!

Artouste

Cena en telecabina, tirolina y spa

Guillaume Arrieta

Situación: Valle de Ossau, frente al pico Midi d'Ossau (2.884 m) y al Parque Nacional de los Pirineos. Calificativo: atípica debido a su zona de esquí de gran altitud y al pueblo situado en la orilla del lago de Fabrèges. Destinada a: cualquier amante de la naturaleza. Extras: spa y el tren de vía estrecha más alto de toda Europa. Aforo: limitado para poder conservar sus atractivos de la manera más sostenible posible. Apertura: próximo 21 de diciembre.

En Artouste todo es salvaje, incluida la nieve, siempre se esquía sobre la natural. Pero tú te has quedado en lo del spa, lo intuimos, apetece seguro un baño caliente con chorritos y burbujas tras exponerse al gélido invierno. Esta idea propone un deseado espacio de bienestar a estrenar a más de 2.000 metros de altitud en la Terraza de Sagette. Y para adoradores del deslizamiento (que conste que esta vez no nos referimos al propiciado por los esquís) suma tirolina con más de 500 metros de caída sobre los bosques que rodean la estación, precioso.

No conformes con todo esto, se preguntaron quién no ha soñado alguna vez con cenar mientras atraviesa las nubes, y se respondieron rapidito ofreciendo una experiencia inédita y única, una cena, lujo gastronómico, mientras subes en telecabina para deleitar el paladar y los ojos. Por cierto, antes de embarcarse en el viaje culinario sirven un aperitivo local con vistas al pico Midi d'Ossau. «Quien la encargue quedará maravillado, eso se garantiza», comentan convencidos del éxito. Recordamos, por si no ha quedado claro al principio, que los aficionados a los viajes en tren pueden apuntarse en invierno al tramo que abre el de Artouste en función de las condiciones de la nieve. Se trata del tren de vía estrecha más alto de Europa, también lo habíamos comentado ya, pero lo repetimos por si alguien se despistó. Por cierto, la apertura del tramo completo tiene lugar desde el 8 de mayo hasta el 5 de octubre, por si estás allí por esas fechas y quieres probarlo.

Espacios nórdicos

Un mundo de actividades

Bruno Labe

Otro premio nevado, premios en este caso pues hablamos de cuatro en total, son los espacios nórdicos y de raquetas más sostenibles del Pirineo. Toma nota para saber de cuáles hablamos: Le Somport, Bosque de Braca, Issarbe e Iraty. Nos referimos a entornos pioneros en el esquí de fondo y raquetas dentro de toda la cordillera pirenaica. Allí el tiempo parece haberse detenido y, aunque pasen los años, quienes regresan sienten que deleitan la vista el mismo paisaje alpino y salvaje, perturbador y tranquilizante a la vez. Todos estos espacios alardean de disponer de servicios cada vez más eficientes, así como de nuevas facilidades para las familias, y al referirse a estas últimas acumulan ludotecas y actividades más allá de lo deportivo, citas y eventos para colmar el abanico de posibilidades con, por ejemplo, catas gastronómicas y paseos guiados por pastores, que dan un toque distinto a las propuestas obvias.

Le Somport, en pleno valle de Aspe, abre no solo en invierno sino durante todo el año. Su previsión apunta a acoger unas 50.000 personas que darán cuenta de la segunda mejor taquilla del Pirineo gracias a sus 9 pistas y sus 34 kilómetros de esquí nórdico. Si aún no has decidido dónde pasar la Nochevieja, puedes intentar hacerlo arriba, arriba, a 1.600 metros de altitud, acurrucado dentro de un iglú, sí, has leído bien, no todo el mundo contará que recibió en un hogar tan especial el Año Nuevo. Otra opción con bastante éxito es la nueva zona de bienestar con sauna y jacuzzi, unas burbujas siempre ayudan a relajar los músculos y descansar el cuerpo bien empleado durante la actividad deportiva.

Por su parte, en Issarbe les ha dado por ofrecer raquetas para caminar junto a los pastores a través del mayor hayedo de Europa. Combinan una temporada más senderos con los pies bien amarrados a esos útiles con degustaciones de queso y alojamientos encantadores, de esos que no se olvidan y piden a gritos el retorno. «Una experiencia para vivir y disfrutar del paisaje de la manera más intensa posible», explican los promotores aclarando objetivos. Recuerda que en febrero tiene lugar allí el Trail Blanco, carrera de montaña sobre nieve que abarca entre 8 y 14,5 kilómetros y reúne a un buen número de afines de esta modalidad.

Cambiando de tercio, el bosque de Braca aguarda al visitante en La Pierre Saint-Martin. Llama a quienes buscan perderse entre árboles centenarios, los pies sobre raquetas y esquís de fondo o en compañía de perros que arrastran trineos repletos de infantes a lo largo de toda la temporada y lo ancho de los parajes. Si te inclinas más por la bici eléctrica, la 'fat bike' lleva ruedas especiales preparadas para la nieve, permite discurrir a través de 25 kilómetros de caminos balizados para no perderse ni en lo que se refiere a orientación ni en detalles. Así que aplícate porque 'winter is coming', pero los únicos caminantes blancos que vas a encontrar sois tú y tu familia o amigos, más el resto de 'tús' con sus respectivas familias y amigos que pretenden lo mismo, disfrutar de esta época en paraje níveo pero no desolado.

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