Atenas, una ciudad clásica con aires modernos

Visitar la Acrópolis para observar Atenas desde la cima; asistir al cambio de guardia en el Parlamento y preguntarse cómo es posible que esos hombres mantengan el tipo sin desmayarse; caminar por el ágora imaginándola plagada antaño de mercaderes y filósofos que se dedicarían, unos a vender productos, otros a ofrecer respuestas al sentido de la vida, es tarea obligada en cuya defensa no nos extenderemos.

Perderse por los recovecos del barrio de Plaka o sentarse en alguna de sus terrazas mientras observas el incesante trasiego de turistas de día o de noche; detenerse ante las esculturas contempladas mil veces en libros que alberga el Museo Arqueológico Nacional; meditar lo que significó la gran biblioteca edificada por orden del emperador romano Adriano, conscientes de la admiración que mantuvo por la cultura helénica, engorda las exigencias de una primera visita a la ciudad. No desvelamos nada.

Transitar por la Torre de Babel en la que se convierte el barrio de Monastiraki y enamorarse de la pequeña iglesia bizantina de Kapnikarea son opciones que aparecen en cualquier guía. Lo que no todas cuentan es que Atenas ha dejado de ser el centro del mundo antiguo para convertirse en estallido de modernidad. De gente joven inclinada a compartir, a mezclar ambientes griegos con orientales, musaka con tacos mejicanos, sirtakis con bachatas. El barrio de Psiri propone una amalgama de orígenes dispuestos a saborearse y bailar pegados.

Conócelo tras participar en un free tour de la mano de Medusa (https://freetouratenas.top/) que muestra la cara más alternativa de la urbe, la vena anarquista de otra barriada, Exarchia, repleta de grafitis, orgullosa de mantener un carácter propio y resistir frente a un mundo global que aspira a engullirlo todo, matices incluidos.

• Temas
• Turismo
• Atenas (EEUU)