Un ciclista se asoma al marco incomprable de 'El Ventanón'. J. García
GPS | En bici

Ascensión al arco de piedra más escondido de Las Merindades

'El Ventanón' (Norte de Burgos) ·

Un suave paseo entre encinas y roca caliza hasta un mirador que sorprende por su belleza y sencillez

Jueves, 31 de octubre 2024

La abertura natural tiene unos 25 metros de largo por 10 de alto. Se asoma a un desnivel considerable, ofreciendo vistas de infarto. Al otro ... lado de este marco de piedra, mirando hacia abajo, se divisan los alrededores de San Martín de Porres (Burgos). No muy lejos se ubican también Pedrosa y el conocido túnel de la Engaña. Bilbao queda a apenas una hora en coche. El arco de roca se conoce popularmente en la comarca como 'El Ventanón' y es uno de los lugares de peregrinación predilectos para los ciclistas de esta zona del norte de Burgos.

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Es el típico destino fácilmente accesible y que, teniendo en cuenta la ecuación esfuerzo/belleza, ofrece siempre un agradable beneficio. Lo saben bien los aficionados al pedal de Villarcayo. «Es una ruta socorrida. Cuando amenaza lluvia o cuando no tenemos un plan definido, subir a 'El Ventanón' es la opción perfecta en la recámara», cuenta uno de los que fuera fundadores del BTT Castilla la Vieja, el ya desaparecido club de bicicleta de montaña de esta localidad de Las Merindades.

  • Distancia 15 kilómetros desde la ermita de San Bernabé. 40 desde Villarcayo Altitud máxima 1.015. Desnivel 300 metros +Pendiente máxima 6%

Hasta 'El Ventanón' se puede llegar desde Villarcayo, tras atravesar las pistas de Butrera y Cornejo, o también desde Villamartín de Sotoscueva, tras una ascensión que esconde alguna trampa en forma duro repecho y excesiva piedra. Por este motivo es más frecuente subir hasta allí desde la cercana ermita de San Bernabé.

En este enclave, además, se puede dejar cómodamente el coche en un parking disuasorio. Desde aquí son apenas cinco kilómetros de subida tendida y relajada. El camino serpentea entre encinas de bajo porte, aunque a veces el sendero de tierra se difumina por la presencia de piedra caliza, que es dueña y señora de este enclave. De hecho, esta roca porosa ha dado lugar a multitud de filtraciones que, bajo nuestros pies, moldean el complejo kárstico de Ojo Guareña. Pedalear por aquí da gusto. Sobre todo en las mañanas de verano, cuando todavía hace fresco. Huele a retama y brezo. El tramo final es algo más técnico, pero es corto y da acceso sin sobresaltos al espectacular monumento natural de 'El Ventanón'.

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