Por el antiguo camino del ermitaño
Santa Teodosia (Álava) ·
Un sencillo recorrido por bosques despejados hasta el pueblo de Roitegui y los rasos de los AbitigarrasManuel Bermúdez
Viernes, 30 de mayo 2025, 13:05
La ermita de Santa Teodosia se ubica en un paraje privilegiado, en el antiguo puerto de Zanarri por donde pasaba la calzada que del valle ... de Arana subía a las Parzonerías de Iturrieta, Guipuzcoarro y Nazazarra. Está junto a los rasos donde ahora pastan las ovejas y las vacas y junto a un hermoso hayedo ideal para un tranquilo paseo. Hasta los años 60 del siglo pasado el templo fue residencia de un ermitaño que cuidaba del culto y daba alojamiento a los arrieros y caminantes. Y en los inviernos más duros ayudaba a los viajeros a encontrar el camino de Roitegui.
Una vez aparcado el coche junto a la ermita tenemos varias opciones. Un poste indicador junto a las escaleras nos da una pista. Por allí pasa el PR-A-66 o 'Paseo Circular de la Montaña' que termina en Roitegui a 2,7 km. El camino sencillo está marcado por flechas que nos dirigen por la antigua calzada desaparecida, en gran parte a través de un hayedo limpio y adehesado, con árboles cuidados y donde el boj forma espesuras que dotan de un perfecto refugio a jabalíes y corzos.

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Distancia 10,5 kms.
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Desnivel 227 m.
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Dificultad Fácil.
Al cabo de media hora larga llegamos a una gran vaquería y algo más lejos está Roitegui, que tiene el honor de ser el segundo pueblo más alto de Álava. Bien merece una visita este núcleo importante en la Edad Media. En Roitegui comienza el recorrido del barranco de Igoroin, para gente más preparada.
La vuelta a Santa Teodosia nos llevará otra hora. La subida a los Bitigarras es un poco más exigente, pero más divertida porque permite penetrar en la umbría del hayedo. La ruta también es sencilla, aunque está menos balizada. Encima de la ermita, justo donde comienza el bosque, una barrera corta el paso al ganado. Da acceso a un camino ancho, fácil de seguir. Remonta entre árboles. Debemos prestar atención a las simas que se abren en el terreno, incluso hay una especialmente profunda protegida por una alambrada. Al rato aparecen los rasos cimeros, donde medran bojes y enebros y pastan caballos y vacas.
Para localizar la cima hay que llegar al borde del cortado. Es una pena que desde el punto más alto, señalado por un buzón del club Manuel Iradier bastante antiguo, no se disfrute de buenas vistas debido a lo tupido del bosque que lo rodea. Volvemos a la ermita y al coche por el camino de subida.
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