'The witcher'
Ya no juego al 'The Witcher 3', pero no lo he olvidado. Es una de esas experiencias que dejan un sustrato en el jugador, igual ... que leer 'Los héroes' de Joe Abercrombie o ver 'Willow' de Ron Howard. Envidio profundamente a todo aquel que no lo haya jugado porque tiene la oportunidad de disfrutar un viaje inolvidable. Un viaje en el que, desde el primer minuto, tienes la vertiginosa sensación de que está en tus manos; de que tú eres Geralt de Rivia, el brujo. El mundo se extiende vasto, con caminos infinitos que están a tu entera disposición, deseando ser cabalgados. Así, pese a que hay una historia principal que debe seguir un orden, el juego te permite construirla a tu gusto. Una gozada.
Mi relación con la obra de Andrzej Sapkowski, el creador de la saga literaria en la que se inspira el universo de 'The Witcher', es extraña. Muy personal. Casi como el propio videojuego, creada a mi antojo. Por regla general, suelo seguir el orden de las cosas. Es decir, si alguien escribe un libro, lo leo. Luego resulta que le hacen una película y la veo. Y, quizás después, llega el turno del videojuego o de la serie. Este no es el caso. Yo entré en este universo por el videojuego -supongo que como tantos otros-, en concreto, por su tercera entrega ('The Wild Hunt'). Luego revisé las anteriores entregas mientras empezaba a leer 'El último deseo', la primera novela de la saga. Una mezcla de líneas temporales y argumentos que, lejos de emborronar el viaje, no ha hecho más que agrandarlo.
Y así llego a la serie. Lejos de pegarme una tripotera de capítulos y ventilarme la serie en una noche larga, tan solo he visto el primero. Para mí Henry Cavill es un acierto. No me pasa como a muchos, que ven el rostro de Superman con una peluca blanca. A mí no me molesta ni me distrae. De hecho, me parece que está muy bien traído el personaje. El arranque de la historia también me parece correcto, quizás un poco mareante para los no iniciados. Sí que tengo un problema con la factura final, el aspecto de la imagen... Demasiado pobre para lo que esperaba; demasiado plano.
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