Vértigo
La montaña rusa de la política española ha llegado a lo más alto del recorrido. El carricoche en el que van subidos los principales candidatos ... al 10-N se detiene dramáticamente sobre las vías a la espera de la gran caída o el endemoniado 'loop'. Adrenalina. Vacío en el estómago. Calambres. Sánchez, Casado, Iglesias, Rivera y Abascal saben que no hay vuelta atrás. Los nervios están a flor de piel y se nota. Como sucedió en vísperas del 28-A, flota en el ambiente una sensación abstracta (dado que desde el martes está prohibido publicar encuestas) que vaticina borrachera de escaños para Vox.
En abril la estampida de la ultraderecha no fue tal y se tuvieron que conformar con 24 diputados irrelevantes en el juego de las mayorías. En las circunscripciones que reparten cinco o menos escaños, en la España central, donde la división del voto perjudicó notablemente al bloque de centro derecha en abril, los de Santiago Abascal solo lograron dos y el PP tuvo que conformarse con 27 frente a los 43 del PSOE. Ahora, el efecto puede ser similar aunque todo hace presagiar que Cs y Vox podrían intercambiar sus papeles de tercera y quinta fuerza el 28 de abril. Con una diferencia: el pálpito de un ascenso fuerte de la ultraderecha solo se basaba entonces en el poder de la novedad y en las colas que se formaban en ferias y pabellones. Ahora, más de ocho millones de españoles han podido escuchar a Abascal soltar su perorata sin apenas oposición ni más 'fact check' que el que han hecho los medios. El incendio catalán le favorece, el trazo grueso también.
La sensación de que, en una semana en la que los indecisos suelen decantar su voto, están operando corrientes subterráneas difíciles de controlar ha desatado el miedo escénico y los errores de bulto a un paso de la 'foto finish'. Lo de Sánchez al insinuar la subordinación de la Fiscalía a las necesidades del Gobierno de turno ha sido de traca. El candidato socialista lo ha achacado al cansancio pero la impresión es que en el PSOE ha cundido el pánico y que las federaciones y dirigentes socialistas que se posicionaron en contra de forzar una repetición electoral -y en contra de Iván Redondo- están empezando a entonar el temido 'os lo dije'. Vértigo también en Génova a que un pelotazo de Vox frustre sus razonables expectativas de crecimiento por encima de los cien escaños, lo que abocaría seguramente a Casado a facilitar la investidura de Sánchez desde un papel secundario. Vértigo en Cs a repetir la historia de UPyD mientras Rosa Díez se alinea con el PP. En Euskadi, vértigo de la izquierda abertzale a que Espinosa de los Monteros le haya apañado la campaña al PNV. Se ha hecho viral curiosamente ahora un vídeo de hace unas semanas en el que un exaltado increpa a uno de los candidatos de EH Bildu por Bizkaia. Los insultos de Vox venden. Pero no está claro que no le hagan crecer entre una masa partidaria de tirar por la calle de en medio ante tanta incertidumbre.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión