Psicólogos generales sanitarios en Atención Primaria
Es un buen momento para incorporarlos por la fuerte demanda y la gran ayuda que pueden aportar para entender el sufrimiento psíquico
En estos tiempos y desde hace menos de una década, la praxis de la Psicología en sus diversas especialidades ha adquirido una relevancia significativa. Probablemente ... sean muchas las razones que estén llevando a tal fenómeno, de tipo social, económico... Pero lo importante es que la ciencia psicológica y las numerosas investigaciones en neurociencia y transdiagnóstico avalan los efectos directos curativos que produce la psicoterapia en las estructuras cerebrales más complejas, cambios en conectividad, cambios en plasticidad, cambios a nivel molecular y cambios en la conectividad cerebral, a corto y a largo plazo.
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Pero ¿cuál es la cuestión de fondo de todo este cambio paradigmático en salud mental? ¿Qué es lo que realmente acontece en nuestra sociedad y por qué los tratamientos psicológicos están siendo cada vez más demandados? Desde nuestro contexto sanitario español hay dos acontecimientos importantes que han potenciado el reconocimiento de la psicología clínica y sanitaria.
El primero se estableció en 1998 con el título oficial de 'Psicólogo Especialista en Psicología Clínica'. El segundo fue en 2013 con la creación del Máster en Psicología General Sanitaria. Un psicólogo general sanitario ha cursado un máster de 90 créditos sanitarios en diagnóstico e intervención psicoterapéutica en salud mental, además de tener un grado de Psicología con diversas materias obligatorias y optativas de corte sanitario (psicopatología, biología, fisiología). Un psicólogo general sanitario, lo dice la palabra, es un generalista en salud mental.
Cierto, no es un especialista en psicología clínica con un sistema residencial de 4 años, pero es una figura sanitaria y, como se ha expuesto anteriormente, tiene una sólida formación en salud mental. Además, desde que se creó el título en 2013, hay un número importante de psicólogos generales sanitarios trabajando en estructuras sanitarias con una gran experiencia clínica.
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Hablamos de eficiencia clínica, técnica, organizativa y, por supuesto, económica
En nuestra comunidad vasca y a través del reciente Pacto de Salud que el Gobierno autonómico ha puesto en marcha, se ha abordado, entre otros frentes de salud muy relevantes, la posibilidad de incorporar psicólogos sanitarios en Atención Primaria; esta decisión debe entenderse como un gran acierto por tres cuestiones. La primera es la imposibilidad de incorporar psicólogos clínicos especialistas, por que no hay previsión de creación de suficientes plazas ni a corto ni a medio plazo; además, estos especialistas son más necesarios en estructuras asistenciales con pacientes más graves y crónicos.
La segunda cuestión es la de descongestionar la Atención Primaria de un porcentaje significativo de consultas que no puede atender exclusivamente el médico de familia. El facultativo es mucho más necesario y competente para diagnosticar y tratar el grueso de la demanda asistencial en trastornos somáticos de diversa índole. La tercera cuestión y, a mi entender, la más importante, es la gran oportunidad que puede brindar la incorporación de psicólogos generales sanitarios para desarrollar un modelo de trabajo que se acerque a la integralidad y a la interdisciplinariedad. Esta es la gran cuestión y aliada de la eficiencia clínica y terapéutica.
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Nuestro sistema de salud pública y privada no ha entendido suficientemente la enorme importancia de abordar la salud mental desde modelos biopsicosociales interdisciplinares, donde los diferentes saberes se engarzan como bisagras y donde los diversos profesionales interactúan aportando su propio saber, pero también entendiendo el saber del resto de los profesionales sanitarios.
Es un buen momento para incorporar a estos profesionales psicólogos en la Atención Primaria por la fuerte demanda, la gran ayuda profesional que pueden aportar y porque pueden ser la punta de lanza para introducir una visión más global y holística de la salud, pero también para entender y aceptar que el sufrimiento psíquico de las emociones y de los sentimientos, los desajustes cognitivos, el sufrimiento familiar, la soledad, las preocupaciones de la vida cotidiana y las grandes carencias humanas en todas sus facetas no se abordan exclusivamente desde modelos monocausales que ocultan la verdad diagnóstica, patologizan y medicalizan como única opción a personas (pacientes) con necesidades de intervención de tipo psicológico.
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Hablamos no solo de eficiencia clínica, también de eficiencia técnica, organizativa y, por supuesto y muy importante, de eficiencia económica.
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