Algunos clubes con solera
El Grupo Vasco del Club de Roma traslada que es posible conciliar el desarrollo humano con la conservación del planeta
Aunque lo parezca, en esta ocasión y a pesar de su abolengo no voy a hablar del Athletic Club. Voy a referirme a otros clubs ... con también excelsas soleras, es decir, al Club de Roma y a algunos de los clubes, sociedades o grupos que le sirvieron de inspiración.
A finales del siglo XVIII en Birmingham funcionaba la denominada Lunar Society, compuesta, entre otros, por: Erasmus Darwin, médico y padre de Charles Darwin; James Watt, inventor de la máquina de vapor; Presley, descubridor del oxígeno… Lo de ser considerados 'lunáticos' -que lo tomaban a broma- provenía de que decidieron juntarse en noche de luna llena, ya que terminaban muy tarde y la iluminación callejera en aquella época era muy escasa. Se reunían, con cena incluida, una noche al mes, para hablar de ciencia e industria y de sus aplicaciones prácticas.
Por la misma época, en Alemania existía el Círculo de Jena. Formaban parte de él: el escritor y poeta Goethe, el filósofo Hegel, los curiosos hermanos Humboldt (Alexander sería considerado el precursor del ecologismo y William, el lingüista, llegaría a ser ministro de Educación, fundador de la Universidad de Berlín y un euskaldun amante de nuestra cultura). Su colaboración sirvió para lanzar al Romanticismo al escenario mundial. También en Francia, en sus salones ilustrados de mediados del siglo XVIII, se reunían Montesquieu, Rousseau, Diderot...
Por estos lares teníamos a los caballeritos de Azkoitia, Munibe, Eguía, Altuna… difusores de la Ilustración y precursores de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País.
A finales del siglo XIX y principios del XX contemplamos al influyente economista Keynes, inmerso primero en Cambridge en la Sociedad Conversazione, también conocida como 'Los Apóstoles', y más tarde en Londres en el Grupo Bloomsbury junto a, entre otros, los escritores Bertrand Russell y Virginia Woolf, el filósofo Ludwig Wittgenstein… ¡Qué gran simbiosis entre arte y ciencia!
Con estas referencias, entre otras, y en el convulso año 1968 (asesinatos de Robert Kennedy y Martin Luther King en EE UU; matanzas de estudiantes en México; la Primavera de Praga y el Mayo francés en Europa; la dictadura franquista en el Estado, huelgas mineras y represión en Asturias, el inicio de la violencia etarra y con estados de excepción), el economista Aurelio Peccei y el científico Alexander King reúnen en Roma a un grupo de 35 personas de treinta países, para comprender los problemas del mundo. Crean The Club of Rome (el Club de Roma).
En él figuran científicos, empresarios, profesionales e intelectuales. Sin proponérselo, dan a luz una locomotora de pensamiento, un 'think tank'. Se realiza con un espíritu de no-organización, sin estructura ni jerarquía. No hay ningún gobierno, ninguna empresa detrás. Son un grupo de personas curiosas y comprometidas reunidas. La diferencia con otros clubes es que, aparte de ser profesionales de múltiples actividades, son de diferentes nacionalidades.
Las preocupaciones son el devenir de la Humanidad y el futuro del planeta. Humanismo y ecologismo, en traducción actualizada. La idea clave es que el crecimiento infinito en un mundo finito no es posible. Teniendo en cuenta que su objetivo era describir la problemática (enfocar bien los problemas) estimulando la resolútica (es decir, apuntando soluciones), se decidió encargar informes a expertos externos, con unas sugerencias: visión a largo plazo, perspectiva multidisciplinar y considerando múltiples interdependencias. Hasta hoy se han realizado 55 informes al Club de Roma, siendo el primero, el mítico para unos y controvertido para otros, 'Los límites del crecimiento', elaborado por el MIT, y el último, 'Una Tierra para todos'.
En el Grupo Vasco del Club de Roma, creado en 1996, realizamos conferencias-debates presenciales sobre temas-frontera. Seguimos la estela de nuestros padres fundadores y de los clubes que les sirvieron de inspiración, ya que creemos que con la participación de personas diversas, con formaciones diferentes y procedencias distintas, en la descripción de los problemas y en la búsqueda de soluciones es como podemos prosperar como seres humanos y colectividad.
El más reciente ejemplo ha sido la inspiradora conferencia, sobre retos económicos y empresariales, ofrecida por la presidenta de Confebask, Tamara Yagüe, adornada con un debate participativo, ameno, educado y enriquecedor entre los numerosos y motivados asistentes y la didáctica ponente.
El propósito es dar un mensaje de esperanza, de que es posible conciliar el bienestar y desarrollo humano con la conservación del planeta. Y en tiempos de inteligencias artificiales, apelando, como los clubes con solera enumerados, a las reuniones -a poder ser- presenciales, a la reflexión sosegada, al apoyo de expertos, al pensamiento crítico y a la discreta influencia.
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