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La organización de terroristas psicóticos Hamás ha logrado sobrevivir tras quince meses de ofensiva total israelí. Sus pérdidas han sido aplastantes: exterminados casi todos sus jefes, diezmadas sus filas, destruida toda su logística, el territorio arrasado, parecía que los escasos supervivientes solamente podían librar una ... última batalla por rabia o por desesperación, pero sin esperanzas reales de salvar lo más mínimo de este desastre. Ninguna lástima. Ellos se lo habían buscado.
Sin embargo, los egipcios inclinaron la balanza contra Israel al impedir que la población gazatí huyese al Sinaí para ponerse a salvo. Eso fue determinante porque Israel no estaba luchando únicamente contra Hamás, sino contra la totalidad de la población gazatí, sin hacer el menor esfuerzo por separar el grano de la paja. ¿Cuánta gente formaba Hamás? ¿Unos 70.000 combatientes y otros tantos militantes activos no combatientes? ¿Unos 150.000 como máximo, en una población total gazatí de unos dos millones? Muchos de los que peleaban hace un par de semanas eran gente que hace año y medio era tan simpatizante de los psicópatas de Hamás como pudiéramos serlo usted o yo. Pero han visto morir a sus vecinos y parientes, sus casas en ruinas, sus ciudades en llamas, así que luchan, porque ni siquiera tienen la opción de levantar las manos y decir: «Está bien. ¡Me rindo!».
La razón de que los palestinos no puedan rendirse es que no se trata de una lucha de venganza, hasta cierto punto razonable por las masacres de Hamás el 7 de octubre de 2023, sino de una lucha a muerte, sin componenda posible, por la posesión de TODAS las tierras. Por eso los colonos más pasados de rosca habían montado campamentos junto a Gaza, festejando las bombas que caían sobre los gazatíes mientras soñaban despiertos delante de la prensa mundial con la limpieza étnica de Gaza, Cisjordania o incluso el sur del Líbano, para crear asentamientos judíos por todas partes. El posible rescate de los rehenes ni siquiera se mencionaba.
Al primer golpe de vista, los colonos pueden parecer un rebaño de zumbaos, pero han ido recibiendo visitas de diputados del Likud, el partido de Netanyahu, e incluso ministros de los partidos ultranacionalistas que Netanyahu necesita para gobernar. Netanyahu comparte los objetivos maximalistas de sus ministros colonos Ben Gvir y Smotrich. La única diferencia es que prefiere construir los asentamientos de forma más solapada, fuera de cámara, pero los colonos no comparten su discreción. Al fin y al cabo estamos hablando de verdaderos fanáticos; no de simples fantoches que adoptan una pose, sino de fanáticos de verdad. Argumentan que si Ariel Sharon no hubiera evacuado en 2005 los asentamientos judíos en Gaza, Hamás nunca habría tomado el poder, no se habría pasado 18 años hostigando el sur de Israel con cohetes artesanales y las masacres del 7 de octubre nunca hubieran tenido lugar.
Es cierto que una mayoría absoluta de palestinos votaron por Hamás en enero de 2006, pero no lo hicieron porque fuesen terroristas sedientos de sangre, sino porque buscaban una alternativa al clientelismo hipercorrupto de la OLP, y también un perfil más firme ante las continuas violaciones israelíes de los acuerdos de Oslo. Pero descubrieron que la democracia solo vale si ganan 'los nuestros', y que tanto la OLP como Israel y Occidente se negaban a reconocer su victoria, que Israel bloqueaba físicamente la franja de Gaza, la bombardeaba periódicamente de manera indiscriminada e impedía, en connivencia con la OLP, nuevas elecciones palestinas en 2010, 2014, 2018 y 2022.
Pero todo esto no fue un trágico error, sino un plan que ha resultado totalmente exitoso, porque el designio de colonizar Gaza tras despoblarla no es delirio de un puñado de energúmenos, sino una política de Estado, que se justifica precisamente por la desquiciada brutalidad de Hamás, atribuyéndoles un apoyo popular muy superior al que todavía conservan. Recordemos que han pasado ya 18 años desde su victoria electoral y durante ese tiempo, los gazatíes han sido tratados por Hamás como simple leña para su hoguera. Si las elecciones se hubiesen ido celebrando en las fechas previstas, Hamás hubiera sido derrotada y las masacres del 7 de octubre de 2023 nunca hubieran tenido lugar. Pero entonces, Netanyahu no hubiera podido justificar la limpieza étnica de Gaza, y los impacientes colonos no podrían soñar con sus asentamientos.
Que nadie se lleve a engaño: esta tregua es tan solo una pausa entre dos asaltos. Hamás sigue soñando con matar a todos los judíos que le sea posible. Los israelíes rescatarán a los rehenes y en cuanto consigan coaccionar o sobornar al gobierno egipcio para que no cierre la frontera, Gaza será arrasada.
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