José Ibarrola

Oñati, Boise, Hiroshima, Gernika: la vuelta al mundo en doce días

La ciencia debe estar al servicio de la agenda 2030 y de la paz, y no de la guerra o de los intereses imperialistas

Joxerramon Bengoetxea

Rector de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea (EHU)

Martes, 12 de agosto 2025, 00:01

Escribo desde la cuenta atrás de un periplo mundial de doce días en el que, representando a la EHU, hemos firmado dos importantes colaboraciones interuniversitarias, ... una en Boise y otra en Hiroshima. Estos acuerdos abren importantes oportunidades para nuestra comunidad universitaria y, por consiguiente, para la sociedad vasca.

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La primera parte de esta circunnavegación tuvo como destino Boise State University (BSU). Entre los actos académicos organizados en el Jaialdi destacó la conmemoración del Oñati Study Abroad Program, que trajo a más de 80 estudiantes junto a profesores como Pat Bieter. La sede de la primera Universidad vasca diez años más tarde vería nacer el prestigioso Instituto Internacional de Sociología Jurídica de Oñati.

Nuestra misión oficial en Boise era la firma de un acuerdo marco de colaboración para sentar las bases del Campus TransOceánico. Participamos en un 'study tour' en el impresionante campus que la empresa Micron ha impulsado con la inyección de cientos de millones de dólares. Tuvimos ocasión de conocer la importante actividad científica y de transferencia que lleva a cabo la BSU, la mayoría en ámbitos donde la EHU tiene también reconocida una amplia experiencia: la nanotecnología, superficies y materiales, Inteligencia Artificial o biomedicina, entre otros.

Hemos identificado ámbitos concretos de colaboración que podrán beneficiarse de estancias de estudio e investigación, codirección de tesis doctorales y ofertas compartidas de cursos de grado. En defensa de la libertad académica, esta colaboración podrá además extenderse a ámbitos como los estudios de género, 'peace studies' y el cambio climático; temas no siempre del gusto del actual mandatario de la Casa Blanca.

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La segunda parte de este periplo me ha llevado a Hiroshima, a la Conferencia de Rectores de Universidades por la Paz, con ocasión del 80 aniversario de la hecatombe nuclear. Hemos firmado una Declaración que busca incrementar los programas de intercambio y reforzar los partenariados por la paz y la sostenibilidad. Subraya la necesidad de implicar a las y los estudiantes en la cultura de la paz mediante el diálogo crítico y el conocimiento.

En nuestra alocución, hemos recordado los paralelismos entre Gernika e Hiroshima -y algo parecido podría decirse del genocidio en Gaza por parte del Gobierno del Estado de Israel-, desde la perspectiva del bombardeo aéreo de población civil, de las campañas de desinformación, de la relevancia de la memoria y los testimonios y de la contribución a un mundo sin armas ni guerras, es decir, al derecho humano a la paz. Además, la Conferencia ha servido para estrechar lazos entre las trece universidades participantes y constatar que todas compartimos la misión de contribuir a la Agenda 2030.

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De este viaje me llevo una sensación positiva de la EHU entre las universidades del mundo. Más allá de los rankings, podemos estar satisfechos de los avances en materia de igualdad de género, la calidad de nuestra investigación y enseñanza, la revitalización del euskera o la transferencia y la creación de 'start-ups'. Aunque sintamos envidia sana en otros aspectos, como la atracción de donaciones privadas y las excelentes infraestructuras y residencias.

En definitiva, la ciencia debe estar al servicio de la Agenda 2030 y de la paz, y no de la guerra o de los intereses imperialistas. Como institución, la Universidad precede al Estado-nación. Tiene en su ADN estos rasgos de autonomía organizativa, autogobierno y libertad académica. Nos debemos al conocimiento, a la investigación, al debate, al espíritu crítico y a la curiosidad. A la sociedad y a las instituciones les debe interesar contar con una Universidad de máxima calidad y reputación, pues ello repercute en el bienestar general. Este debería ser el modelo europeo del Choose Europe for Science que se dio cita en París hace unos meses.

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Al aterrizar en Loiu, también he tenido ocasión de pasar a saludar a la International Conference on Low Temperature Physics, en el BEC, donde han participado más de 200 científicos nipones, la mayor delegación científica, con diferencia.

Desde el BEC comienzo mis vacaciones y, cuando pase por Gernika, sin duda recordaré su hermanamiento con Boise y su paralelismo con Hiroshima. Y, puesto a soñar, qué bueno sería que nuestra EHU pudiera implantarse en Urdaibai y en otros eskualdes de nuestro territorio, aunque sea discretamente, como ya lo está en Oñati.

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