En salud, el reto es acordar

Con ese objetivo, el reciente acuerdo de gobierno firmado por EAJ-PNV y PSE-EE, así como el pacto de salud propuesto por el lehendakari Pradales, nos ofrecen una oportunidad única para progresar en la mejora del sistema y dirigir nuestras energías hacia lo que realmente importa: el bienestar de nuestra ciudadanía.

Sin embargo, en los últimos tiempos asistimos al cuestionamiento constante de nuestro sistema de salud desde lecturas partidistas y críticas estériles e infundadas, basadas todas ellas en interpretaciones poco objetivas de la realidad, lo que nos aleja de la oportunidad de mejorar el sistema.

He sido testigo del crecimiento y desarrollo de Osakidetza. He visto desplegarse un servicio universal, gratuito y de calidad, accesible para todas las personas que vivimos en Euskadi. Es cierto, y debemos ser conscientes de ello, que el escenario actual está marcado por los efectos de la pandemia, que ha dejado una huella profunda en todos los sistemas públicos de salud, incluido el nuestro. Además, nos enfrentamos a desafíos comunes a los que encaran todos los países avanzados: el envejecimiento de la población, el incremento de las enfermedades crónicas, el aumento del coste sanitario, la escasez de profesionales de la salud y una mayor exigencia social con respecto a los servicios públicos.

Osakidetza, un sistema que hemos construido a lo largo de casi 40 años, representa un gran logro colectivo, pero nunca debemos olvidar que también es un proyecto en constante evolución. Y Osakidetza se enfrenta hoy a desafíos que requieren un esfuerzo colectivo y una visión compartida.

El compromiso que asumimos con el acuerdo de salud propuesto por el lehendakari Pradales es mejorar Osakidetza para progresar en la realización del derecho a la salud. Somos conscientes de que las situaciones y necesidades cambian, y debemos ser capaces de adaptarnos y evolucionar. Necesitamos mejorar en áreas críticas, como la reducción de las listas de espera en consultas de atención especializada, en pruebas diagnósticas y en intervenciones quirúrgicas, así como en la carga de trabajo en la Atención Primaria. Estas son demandas legítimas de nuestra sociedad y debemos abordarlas con determinación. Ese pacto que se nos propone no es solo un compromiso político, sino una necesidad social.

La metodología para mejorar debe basarse en un diálogo constante con los y las profesionales de Osakidetza. Es lo que ha puesto encima de la mesa el lehendakari y lo que, por responsabilidad, debemos lograr entre todos los sectores apelados; esto es, partidos políticos, profesionales y ciudadanía.

El Gobierno vasco, con el nuevo sailburu a la cabeza del Departamento de Salud, Alberto Martínez, ya ha fijado una serie de objetivos a medio plazo. Ha planteado la elaboración y ejecución de un plan de choque para mejorar la atención y la accesibilidad al sistema. Y también ha puesto en marcha actuaciones a corto plazo para responder a las necesidades más inmediatas. Entre ellas, destacan el mantenimiento del Servicio de Cirugía cardíaca en Basurto y una serie de iniciativas para garantizar la adecuada prestación de la Atención Primaria durante el verano.

A pesar de estos avances y del llamamiento del lehendakari a consensuar un acuerdo sobre el sistema de salud que queremos y que necesitamos, nos encontramos con algunas contradicciones que deben resolverse. Así, mientras el líder de EH Bildu, Pello Otxandiano, afirma que Osakidetza debe ser un asunto ajeno al debate partidista, su portavoz en materia de salud, Rebeka Ubera, se ha apresurado a lanzar ya críticas feroces contra la gestión del Gobierno vasco a través de iniciativas registradas ya en el Parlamento vasco o de artículos de prensa. Esta dualidad de Bildu en el discurso nos preocupa, porque para avanzar hacia un pacto de salud sólido es fundamental que todos los actores políticos mostremos una postura coherente y constructiva.

Con todo, quiero y prefiero mirar al futuro con optimismo. Desde EAJ-PNV nos sumamos al llamamiento a la responsabilidad que ha realizado el lehendakari, de modo que asumimos el compromiso de garantizar los más altos niveles posibles de salud para toda la ciudadanía, mejorando Osakidetza desde el consenso y el acuerdo. Este es el verdadero reto: acordar para progresar en el derecho humano fundamental a la salud.