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Nos encontramos en un momento crítico en el que se han puesto en cuestión varios de los paradigmas en los que se han fundamentado el ... progreso y la competitividad en las últimas décadas.
Con la pandemia del covid estos retos se han agudizado y magnificado, nuestros sistemas y estructuras globales todavía hoy no han podido garantizar la desaparición de la pobreza, posibilitar que la salud y la educación sean universales, salvaguardar el planeta y hacer del mundo un lugar equitativo, justo y seguro. Estos retos globales no son imposibles de abordar, pero no podemos esperar más. Necesitamos acciones y medidas radicales y consensuadas para impulsar de verdad un estatus quo completamente diferente.
Por todo ello, Bilbao Metropoli-30 organiza un congreso internacional, bajo el título 'Urban Revolution Aurrera!', con el objetivo de abordar la necesidad de una revolución urbana. Para ello, contará con la participación de diez ponentes internacionales, expertos/as en distintas temáticas vinculadas con los retos urbanos, y suscitará reflexiones de la mano de sus más de 200 participantes internacionales y locales.
¿Por qué hoy es necesaria una revolución urbana? Nuestro sistema económico tiene que cambiar. Es insostenible y anacrónico. El mercado, el dinero, las leyes y contratos se basan en una definición estrecha y centralizada del valor y provocan comportamientos competitivos y extractivos. No podemos expoliar el planeta como un mero recurso. Necesitamos, por lo tanto, redefinir qué es riqueza. Qué es competitividad. Qué es prosperidad. Para qué. Para quién y cómo vamos a conseguirla.
Es apremiante abordar una transición de la perspectiva egocéntrica a la ecocéntrica, en la que debemos descentralizar lo humano en las políticas urbanas, de manera que tengamos una imagen más integrada y holística de las ciudades como sistemas socioecológicos.
Debemos valorar nuestras infraestructuras desde una perspectiva de justicia climática, de las generaciones futuras y analizarlas desde su aportación y cuidado del bien común, fuera de los mecanismos de mera producción, especulación y consumo. No podemos seguir aceptando la desigualdad como parte del modelo.
Y esta revolución que proponemos es urbana porque todo ello sucede fundamentalmente en nuestras ciudades. La urbanización mundial es una de las tendencias más rotundas y transformadoras de nuestro siglo, pero sabemos que esta concentración creciente de población en las áreas urbanas conlleva desafíos sin precedentes.
Las ciudades son el escenario principal en el que se viven y sienten los retos globales, pero son ellas, sin duda, las que reúnen los recursos y capacidades para satisfacer las crecientes aspiraciones de sus habitantes de tener un futuro sostenible, justo y próspero. Nuestras ciudades han evolucionado y crecido y siguen haciéndolo. Buscan ser ordenadas y eficientes desde el punto de vista productivo, pero debemos preguntarnos si en este camino siguen siendo plenamente humanas.
Concentramos en las ciudades una parte mayoritaria de los recursos, la riqueza, la cultura… y diseñamos lugares cada vez más funcionales y más estéticos, pero al mismo tiempo vemos crecer el anonimato, la desconexión, la desigualdad, la soledad no deseada, las enfermedades mentales...
Muchas culturas indígenas hacen referencia con profecías alegóricas a un tiempo de oscuridad e incertidumbre que precipita una profunda transformación. Esas épocas de incertidumbre y tensión son aquellas en las que se producen los aprendizajes más ricos, los autodescubrimientos y las transformaciones más profundas, pero para ello no basta una simple mejora de lo existente, ni diseñar futuros que replican o refuerzan las desigualdades pasadas y presentes
Para hacer frente a los retos cada vez más acuciantes de nuestras ciudades es imprescindible reclamar el derecho a soñar el futuro, siendo protagonistas y capaces de imaginarlo de manera compartida. Porque nuestras ciudades y metrópolis están perdidas si dejamos de creer que pueden ser mejores. Pero, además, debemos ser radicales en lo que imaginamos, radicales en el análisis de las causas de nuestros problemas y radicales en la búsqueda del bien común. Porque se trata de un acto de resistencia. Buscamos una revolución urbana.
Metropolia gara. Somos metrópoli.
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