El futuro del trabajo, una tarea de todos
Políticas públicas, prácticas empresariales y actitudes de los trabajadores deben contribuir a afrontar los grandes retos
La digitalización, la transición energética y el cambio demográfico son relevantes disrupciones que plantean retos y oportunidades por igual al mercado laboral. La Comisión Europea ... ha centrado en las opciones de empleo para las próximas generaciones uno de los siete pilares principales del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, el Gobierno de España dedica casi el 20% de los recursos del Plan de Recuperación a formación, desarrollo de capacidades y políticas de empleo, y el Gobierno vasco acaba de presentar su nueva Estrategia Vasca de Empleo 2030.
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La fundación Cotec, tras casi un año de reuniones del grupo de trabajo entre sindicatos, patronal, Banco de España, Organización Internacional del Trabajo, servicios de estudios, universidades, empresa, y bajo la coordinación de EY y Ferrovial, ha publicado un reciente informe para visualizar el impacto que digitalización, transición energética o reto demográfico tendrán en el trabajador del futuro. Y plantea a su vez propuestas sobre cómo administraciones, empresas y trabajadores pueden actuar para convertir los desafíos en oportunidades.
La digitalización y automatización de procesos es todo un reto. Como recoge el citado informe, según la OCDE el 14% de los trabajadores adultos enfrenta un alto riesgo debido a la automatización, lo que afecta especialmente a los de cualificación media, y más a hombres que a mujeres. El porcentaje podría llegar a duplicarse en España. Sin embargo, la mayor parte de los estudios evidencia que debido a otras revoluciones tecnológicas el impacto final de la revolución digital sobre el empleo será positivo. De hecho, aunque correlación no implique causalidad, la tasa de desempleo ha alcanzado mínimos históricos en las economías desarrolladas en las que la automatización y la digitalización han avanzado con más intensidad (Andrés y Doménech, 2020). Según el Centre for Economics and Business Research, la inversión en robots contribuyó al crecimiento del 10% del PIB per cápita en los países de la OCDE de 1993 a 2016.
También la transición energética se está dejando notar en nuestro mercado de trabajo, provocando destrucción de empleo hacia roles nuevos o basados en nuevas tecnologías, con un alto impacto en los sectores de combustibles fósiles. Pero se espera que la transición cree nuevos empleos basados en tecnologías. La OIT prevé un saldo neto mundial de alrededor de 18 millones de nuevos puestos de trabajo en 2030.
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La demografía también tendrá importante impacto en el mercado de trabajo, con un aumento de la tasa de dependencia (estimada en alrededor del 80% para 2050). Pero si aumentamos la tasa de ocupación del talento sénior a tasas medias de la UE, se podría llegar a impulsar hasta 15 puntos el PIB en las próximas décadas, según la Fundación Transforma España.
Para materializar estos retos, Cotec propone tres ámbitos de actuación: políticas públicas, prácticas empresariales de recursos humanos y conductas individuales de los trabajadores.
Por lo que se refiere a las políticas públicas, el informe, que he tenido el honor de coordinar, destaca la necesidad de invertir en mejorar la calidad de la educación española a todos los niveles: educación infantil, educación continua de los trabajadores y formación profesional. También apuesta por incentivar y mejorar la formación de adultos, especialmente en materia digital, big data, IA o robótica.
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En materia laboral plantea avanzar en la reducción de la dualidad laboral, adaptando la regulación de los contratos, reforzando los incentivos a la contratación indefinida y el régimen sancionador de la contratación temporal sin causa, así como evaluar la utilización de recursos del Fondo de Recuperación para mecanismos individuales de protección al trabajador en toda su vida laboral. Lo que también plantea el Banco de España.
En políticas activas de empleo, apunta a la modernización funcional de las oficinas de empleo para introducir los avances tecnológicos (digitalización, inteligencia artificial o uso de datos) y garantizar la mejor provisión de servicios de perfilado, orientación y determinación de itinerarios formativos para demandantes de empleo. Una línea en la que avanza la estrategia vasca de empleo 2030, que da un paso significativo al establecer el derecho subjetivo a las políticas activas de empleo.
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La sociedad entera está convocada a esta tarea. Se precisan prácticas empresariales de recursos humanos comprometidas y responsables con la promoción del talento, la apuesta permanente por la formación, planificación estratégica de plantillas y previsión social complementaria, así como conductas individuales responsables de los trabajadores, ampliando la gama de herramientas digitales para el aprendizaje que les complementen con robots, IA y algoritmos, en vez de reemplazarles. El futuro del trabajo lo construimos entre todos hoy. No hay tiempo que perder.
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