¿Qué seríamos sin la filosofía?
El foco ·
Nos hace vivir con una mayor plenitud al facilitarnos el análisis y la comprensión de cualquier problema o interrogante, lo que no significaque sea una panacea capaz de solventar todas nuestras cuitasSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
El foco ·
Nos hace vivir con una mayor plenitud al facilitarnos el análisis y la comprensión de cualquier problema o interrogante, lo que no significaque sea una panacea capaz de solventar todas nuestras cuitas«No se aprende filosofía,sino a filosofar» (Immanuel Kant)
Algunos identifican la filosofía con algo que no sirve para nada. Hay quien considera una ... pérdida de tiempo enfrentarse a esos textos y argumentaciones con que asociamos la disciplina filosófica. ¿No se ha hecho bien por lo tanto restándole horas lectivas en la ESO, al igual que sucedió recientemente con la ética en cuanto tal? La respuesta solo puede ser afirmativa, siempre -claro está- que apliquemos una óptica mercantilista poco idónea para diseñar ambiciosos planes educativos públicos y de largo aliento.
Desde luego, si se pretende diseñar futuros curriculos para lo que se ha dado en llamar «emprendedores» -vocablo este que se utiliza cual conjuro mágico-, la filosofía y la ética serían hasta un obstáculo. Pero si queremos formar personas tan curiosas como empáticas, ciudadanos responsables y cooperativos, gente más difícil de manipular o engañar, entonces resultarán absolutamente imprescindibles. La cuestión es entonces hacia dónde queremos orientar nuestras brújula educativa.
Si consideramos a los discentes más jóvenes cual robots que precisen ser programados con una especie de algoritmos, bien irá proporcionarles tan solo algunas reglas de urbanidad. Sin duda, resultará muy disfuncional familiarizarles con ese pensamiento crítico y autónomo que propicia la filosofía o una reflexión ética que nos invite a dirimir los conflictos dilemáticos con criterio propio. Poner entre paréntesis las consideraciones morales y filosóficas favorecerá una competitividad inhumana que sea más rentable a toda costa sin parar en mientes.
Una sociedad que apueste por maximizar los beneficios y rinda un exacerbado culto a las cuentas de resultados optará por trasmitir a sus nuevas generaciones conocimientos técnicos y perfiles profesionales harto especializados, que vayan adaptándose a un volátil mercado laboral, para evitar que la eficacia quede lastrada por cualquier otro tipo de consideraciones relacionadas con los demás, el medio ambiente o las extremas desigualdades; factores todos ellos despreciables al optimizar nudamente las utilidades.
Imaginemos por un momento que no interesara tanto imponer dogmas de ningún tipo desde una edad temprana edad, sino más bien fomentar la curiosidad en general y que nuestras mentes queden permanentemente abiertas a nuevas aportaciones. En ese caso, el espíritu filosófico y la reflexión ética deben atravesar de principio a fin los planes educativos públicos. Porque sencillamente nos va la buena vida en ello.
Es obvio que la filosofía no sirve para nada, salvo para hacernos vivir con una mayor plenitud al facilitarnos el análisis y la comprensión de cualquier problema o interrogante. Esto no quiere decir que nos hallemos ante una panacea capaz de solventar todas nuestras cuitas. Bien al contrario, frecuentarla puede hacernos reparar en cuestiones que a veces resulta doloroso no ignorar.
Ciertamente, no existe ninguna piedra filosofal que convierta el plomo en oro ni nos rejuvenezca o haga inmortales. Pero la filosofía nos adiestra justamente a saber filtrar los discursos que pretendan vendernos recetas milagrosas, por mucho que nos tiente delegar en tutores que piensen por nosotros, para eximirnos de hacerlo por cuenta propia.
La filosofía es uno de los pilares del patrimonio cultural que nos configura como seres humanos; es decir, como ese animal simbólico que no solo habita un entorno natural, sino también el complejo entramado de sus hallazgos científicos y creaciones artísticas. Filosofía y ética son unos nutrientes fundamentales para una dieta mediterránea cultural. El símil tiene su miga si tenemos en cuenta que la dieta mediterránea no es únicamente una pauta nutricional tan sabrosa como saludable. También denota un estilo de vida equilibrado que se caracteriza por seleccionar y compartir con fruición los alimentos.
Una óptica filosófica se caracteriza por escudriñar con calma las complejas dimensiones de cualquier asunto, sin apresurarse a sancionar hipótesis que deben ser contrastadas intersubjetivamente y son continuamente revisables. A la ética le preocupa cómo podemos darnos a nosotros mismos reglas que hagan más colaborativa y pacífica nuestra convivencia, con el fin de que cada cual pueda perseguir sus propósitos e intereses evitando causar daños ajenos en esa búsqueda.
Confieso que, cuando la cursé como asignatura en mis años de formación, la filosofía no me gustó especialmente. Por contra, sí me conquistó el profesor que la impartía. Manuel García Marcos, porque tenía una cautivadora forma de ser y un estilo muy diferente que conectaba sin darte cuenta con tus inquietudes vitales más acuciantes. Esta experiencia pedagógica suele ser bastante común. Herder fue alumno de Kant en Könisberg y dejó esta semblanza de su profesor: «Tuve la suerte de tener como profesor a un gran filósofo al que considero un auténtico maestro de la humanidad. De sus labios fluía un discurso pletórico de pensamientos. Las anécdotas, el humor y el ingenio se hallaban constantemente a su servicio, de manera que sus lecciones resultaban siempre tan instructivas como entretenidas. Ningún hallazgo era menospreciado para explicar mejor el conocimiento de la naturaleza y el valor moral del ser humano. Sus alumnos no recibían otra consigna salvo la de pensar por cuenta propia. Este hombre, cuyo nombre invoco con la mayor gratitud y el máximo respeto, no es otro que Immanuel Kant».
Los escritos de Kant siguen impartiendo provechosas lecciones a su lectores. Remito a mi artículo titulado '¿Qué podría decirle Kant a Putin sobre la invasión de Ucrania?', publicado en The Conversation, donde se hace ver cómo el ensayo kantiano Hacia la paz perpetua contiene propuestas muy válidas para examinar, desde la historia de las ideas, el actual conflicto bélico ruso-ucraniano. A la postre, las concepciones emanadas de los laboratorios filosóficos van cincelando sin darnos cuenta nuestra realidad cotidiana, incluso cuando les damos la espalda y las ignoramos, cancelando así el soñar con mejores mundos posibles, por utilizar una expresión muy querida de mis maestros Antonio Pérez Quintana y Javier Muguerza.
La filosofía y la ética solo sirven para vivir de un modo autónomo con mayor plenitud, sin encomendarnos a la búsqueda de salvadores que nos ofrezcan ilusorias panaceas o tentadoras piedras filosofales destinadas a no aceptar nuestras benditas limitaciones, cuya fragilidad nos hace cultivar una fecunda y tonificante interdependencia.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Noticias recomendadas
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.