Escuchemos a la infancia

Existe la creencia generalizada de que tanto la infancia como la adolescencia son etapas de preparación para la vida adulta, en las que la visión de una persona adulta prevalece sobre la de una menor de edad, aun cuando se trata de asuntos que les atañen directamente. Nada más lejos de la realidad. Es justamente en esta etapa de la vida cuando los niños, niñas y adolescentes construyen su conciencia social y su relación afectiva o de rechazo hacia las instituciones o el entorno que les rodea.

Y es que poco se sabe acerca de los orígenes del pensamiento político en la infancia, sus opiniones y preocupaciones sociales, y por este motivo los informes de opinión como el Barómetro de la Infancia y la Adolescencia de Unicef son imprescindibles a la hora de tomar el pulso a nuestra sociedad.

Resulta especialmente interesante el papel de niños, niñas y adolescentes como ciudadanía activa y responsable, y su propia perspectiva sobre los temas sociales y políticos. De hecho, según los datos de este último barómetro, los chicos y las chicas en Euskadi señalan que les gustaría hablar más sobre asuntos políticos y sociales con sus familias, con sus amistades o con su profesorado. Quieren hablar y ser escuchados.

Esta tercera edición del estudio nos invita a explorar las razones que les llevan a mostrar un descontento y desconfianza hacia el sistema político e institucional, que pone en riesgo su interés en una participación política y social activa.

Asimismo, el estudio nos aporta las claves para profundizar en las inquietudes de los niños, niñas y adolescentes vascos, y poder conocer mejor los desafíos y las posibles actuaciones de mejora en dichas cuestiones. Destacan, entre sus principales preocupaciones, la guerra de Ucrania (21,4%), la economía (13,7%) y la covid-19 (9,3%), pero también la salud mental, la contaminación y el medio ambiente, la desigualdad o la violencia de género. A medida que se hacen mayores, además, se constata un aumento de la preocupación que sienten por el trabajo o sus perspectivas de futuro. Por otro lado, sorprenden los bajos niveles de participación social de cara al futuro que demuestran.

El estudio corrobora también, que los estereotipos de género entre las y los jóvenes vascos siguen existiendo, y que nuestros niños y niñas siguen atribuyendo el liderazgo y la dominación a los hombres, mientras que el cuidado, la expresión del cariño y el intentar lucir un buen aspecto son atributos de las mujeres. Un reflejo de la percepción social en cuanto a los roles de género, también en las franjas de edad más bajas, que nos demuestra el gran camino que nos queda todavía por recorrer.

Para terminar, el bZarómetro nos traslada un dato muy positivo en cuanto al bienestar emocional de las y los jóvenes vascos: valoran con un 7,3 su satisfacción con la vida, puntuación ligeramente superior a la media nacional, que supone un componente muy importante de la calidad de vida. Pero que en ningún caso puede hacernos perder de vista, y esconder, realidades concretas que no gozan de este nivel de bienestar subjetivo y que se quedan sistemáticamente excluidas como es el caso del 28% de niños y niñas que viven en riesgo de pobreza o exclusión, según el umbral autonómico de la Encuesta de Condiciones de Vida 2021-INE.

Conseguimos así una radiografía sobre la realidad de nuestros niños, niñas y jóvenes y de su percepción de la sociedad en la que viven; sus respuestas, inquietudes y preocupaciones nos ayudan a orientar mejor nuestro trabajo hacia sus necesidades y problemáticas reales. En este sentido, pensamos que deberían ser escuchadas y tenidas en cuenta por parte de los líderes políticos y sociales.

Es un paso más en la misión de Unicef de promover la participación infantil y avanzar en el derecho de los niños, niñas y adolescentes a dar su opinión, y a ser escuchados y tenidos en cuenta en los temas que les afectan, tal y como recoge la Convención sobre los Derechos del Niño y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030. ¡Para que nadie se quede atrás!