Malditos (o benditos) aranceles
El acuerdo de EE UU y la UE debe llevar a las empresas vascas a fortalecer su competitividad e impulsar la diversificación de mercados
Dra. Marta Prado Larburu
Directora general de DS4T e Incotrans
Miércoles, 13 de agosto 2025, 00:00
Las tensiones arancelarias a nivel global auspiciadas por Trump y la insoportable atmósfera de incertidumbre global generada están recortando ya las previsiones de crecimiento mundial ... y frenando la inversión empresarial en diversos sectores industriales, con la automoción y la manufactura especialmente golpeadas. Países como Canadá y México, importantes socios comerciales de Estados Unidos, sufrirán un impacto considerable, con México enfrentando una previsión de crecimiento nulo del PIB este año. Incluso el mercado estadounidense verá su crecimiento afectado, estimándose un 1,5% para este año, un 1,9% menos de lo previsto en enero.
El reciente acuerdo entre la Unión Europea y Estados Unidos ha fijado un arancel del 15% para la mayoría de las importaciones europeas desde el 7 de agosto, tratando de mitigar una escalada proteccionista que inicialmente amenazaba con tasas del 30%. Este pacto busca, ante todo, aportar estabilidad y predictibilidad a la mayor relación comercial del mundo. Se trata de una 'pacífica resolución/imposición' que disipa las dudas de una escalada muy lesiva (con finalización incierta) para los intereses de las empresas europeas/españolas/vascas.
En cualquier caso, es cuestionable que la UE haya adoptado la retórica proteccionista de EE UU, abandonando los principios del libre comercio y la cláusula de Nación Más Favorecida de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Resulta preocupante que la UE pueda perder su rol de firme defensora del multilateralismo y un orden basado en leyes y normas internacionales que mantienen la estabilidad y la equidad en las relaciones internacionales, algo esencial para abordar los desafíos globales.
En el caso de la economía vasca, Confebask y Eusko Ganberak han manifestado su «inquietud» y una valoración negativa del acuerdo. Consideran que el 15% es un incremento sustancial respecto al 1,5%-4,8% previo a la era Trump, y que sectores clave como el acero, la automoción y la máquina herramienta verán sus precios encarecidos y su competitividad mermada. En general, la imposición de aranceles se considera intrínsecamente perjudicial, generando inseguridad jurídica y fragmentación en los mercados internacionales.
Pero, ¿significa esto una sentencia para las empresas vascas? No necesariamente. Este acuerdo debe ser un punto de inflexión para que Euskadi impulse una estrategia de diversificación de mercados, enfocándose en áreas como Mercosur, India o Singapur. Más allá de la política exterior, la verdadera oportunidad reside en la capacidad de las empresas, especialmente las vascas, para fortalecer su propia competitividad en este nuevo escenario.
Aquí es donde la tecnología emerge como un pilar fundamental. En un entorno comercial volátil, los profesionales logísticos y del comercio internacional ya están empleando herramientas tecnológicas y soluciones digitales predictivas para anticipar riesgos, rediseñar operativas y garantizar la continuidad del suministro. Un claro ejemplo es la utilización de software basado en Inteligencia Artificial que permite lleva a cabo consultas actualizadas en tiempo real que facilitan decisiones rápidas y acertadas.
Esta 'estrategia just in case' no es solo una medida defensiva, sino una clara oportunidad para optimizar costes, mejorar la eficiencia y explorar nuevos mercados. Al invertir en la modernización de equipos y digitalizar procesos, las empresas vascas pueden compensar el aumento de precios arancelarios y proteger sus márgenes de beneficio. La ubicación geoestratégica de Euskadi, sumada a una red logística altamente desarrollada y un capital humano cualificado, la posiciona como un destino idóneo para captar inversiones industriales y fomentar el 'nearshoring', trasladando servicios o procesos a ubicaciones cercanas geográficamente.
A priori, los aranceles de Trump no deberían ser vistos únicamente como malditos; podrían ser también una oportunidad de ponerse las pilas, de buscar nuevas oportunidades. En definitiva, aunque constituyan un evidente lastre que exige reevaluar prioridades y fortalecer la autonomía estratégica de Europa, también son un poderoso catalizador.
Un catalizador para que las empresas vascas, lejos de resignarse, abracen la innovación tecnológica con determinación, optimicen cada eslabón de su cadena de valor y diversifiquen valientemente sus horizontes comerciales. Solo así, transformando la adversidad en una ventaja competitiva diferencial, Euskadi podrá navegar estas aguas turbulentas y emerger con una fortaleza renovada en el complejo mapa del comercio global.
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