El príncipe escandaloso
Para sobrevivir, la monarquía británica necesita cambiar, ser más transparente
En 'El Padrino', el patriarca Michael Corleone toma una dolorosa decisión: ordenar el asesinato de su hermano Fredo. Su comportamiento díscolo y desleal no solo ... se había convertido en una vergüenza, sino que amenazaba los intereses de toda la familia, por lo que debía ser eliminado. Como predica una de las frases más conocidas de la película, 'No es personal, solo negocios'.
En los últimos días se han publicado dos libros que revelan detalles escandalosos sobre el hermano menor de Carlos III de Gran Bretaña, Andrés. El monarca ha tomado medidas drásticas para intentar apartarlo de todas las actividades de la familia real y así proteger la reputación de la Corona, o lo que ellos mismos denominan 'la empresa'. Queda por ver si estas acciones de Carlos son suficientes o llegan a tiempo.
El primer libro es una biografía de Andrés que lo retrata como un narcisista arrogante. Aún más perjudicial, la obra explica cómo era amigo íntimo del financiero estadounidense Jeffrey Epstein. Rico y carismático, Epstein desarrolló una amplia red de amistades y contactos, incluyendo a políticos como Bill Clinton y Donald Trump, que disfrutaban de su generosa hospitalidad. Existía un lado mucho más oscuro en las reuniones de Epstein, que incluía sexo con mujeres jóvenes. Según la biografía, Andrés se creía con derecho a tener relaciones sexuales con un número ilimitado de mujeres y participaba con gusto en las fiestas de Epstein.
El segundo libro lo escribió una de las víctimas de Epstein, Virginia Giuffre, quien afirmó que Andrés la utilizó sexualmente cuando ella tenía 17 años. El aludido insiste en que nunca conoció a Giuffre, pero le pagó una indemnización millonaria para evitar acciones legales. Con gran valentía, Giuffre continuó su campaña contra el abuso sexual, pero lamentablemente su autobiografía se publicó póstumamente. Ella se suicidó en abril pasado. Un comité del Congreso de Estados Unidos continúa investigando el 'caso Epstein'; es probable que haya más revelaciones y es posible que la policía presente cargos penales que incluyan a Andrés.
Los libros han provocado una gran conmoción en la Casa Real y Andrés ha accedido, a regañadientes, a renunciar a muchos de los privilegios de la realeza, incluyendo algunos de sus títulos. En el plano personal, el rey Carlos ha dejado claro que su hermano ya no es bienvenido en las reuniones familiares. Desde las fiestas navideñas en Buckingham hasta las ceremonias de Estado en la Abadía de Westminster, Andrés permanecerá fuera. El príncipe es, en efecto, persona non grata.
Muchos analistas creen que esta es la crisis más grave para la monarquía desde 1937, cuando el entonces rey Eduardo VIII anunció su matrimonio con una divorciada estadounidense. Y que ahora podrían precipitarse varias reformas. En la Cámara de los Comunes, diputados laboristas y nacionalistas escoceses estudian cómo aprobar una ley para retirar a Andrés todos sus títulos oficiales, incluido el de príncipe. El procedimiento podría ser complejo, pero es improbable que genere controversia, ya que el implicado cuenta con pocos aliados entre los parlamentarios, incluso entre los conservadores, tradicionalmente los más monárquicos. Y si se le retiran los títulos hereditarios a Andrés, esto también impulsará otros cambios constitucionales.
Unos 90 miembros de la Cámara de los Lores son herederos del título y, por lo tanto, ocupan su escaño en el Parlamento. Tienen derecho a intervenir en la Cámara y a votar sobre la legislación. Sin embargo, para la mayoría del electorado resulta inexplicable e indefendible que estos parlamentarios puedan legislar simplemente por una cuestión de nacimiento. El Gobierno laborista ya ha presentado un proyecto de ley para expulsar a estos lores del Parlamento.
El escándalo ha reavivado el debate sobre si Reino Unido debe tener un rey como jefe de Estado y sobre el futuro de la monarquía. Según las últimas encuestas, la mayoría de los británicos siguen prefiriendo una monarquía constitucional, aunque el apoyo a un jefe de Estado electo ha aumentado. Cuatro de cada diez ciudadanos ahora están a favor de reemplazar al monarca por un presidente elegido, y la controversia en torno a Andrés reforzará este apoyo al cambio.
Sin embargo, con independencia de las reformas de la Constitución, es difícil vislumbrar un final cercano para el escándalo que rodea a Andrés. En el futuro inmediato, conservará su título de príncipe, su residencia oficial y sus gastos pagados con fondos públicos, a pesar del profundo disgusto popular. Si es acusado de delitos, nadie sabe qué sucederá ni para él ni para la familia real. Lo que muchos sí entienden es que, para sobrevivir, la monarquía necesita adaptarse. Gran parte de la vida de Andrés, hasta ahora, se mantuvo oculta al público, pero es evidente que la realeza necesita ser más transparente. El futuro de la monarquía británica es un tema pendiente pero, tras las últimas semanas, no puede continuar como antes.
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