Memoria esclavista para un 8 de marzo
Recordar la injusticia colonial es un acto de verdad, justicia y reparación contra los discursos de odio racistas y machistas
El 8 de noviembre de 1617 las autoridades locales de Donostia dispusieron la venta pública de once personas esclavizadas. Habían sido encarceladas procedentes de un ... navío embargado a su llegada al muelle bajo la excusa de haber sido introducidas irregularmente tras su compra en Francia. Durante su estancia en la cárcel uno de los hombres falleció y una de las mujeres dio a luz. Una vez enterrado Antonio, las demás fueron puestas en venta pública en la calle. Ocho de las once personas esclavizadas eran mujeres.
En Granada, las mujeres de origen africano eran entre un 55% y un 70% del total de la población esclavizada en el siglo XVI. Trabajaban en el ámbito doméstico: en la cocina, como nodrizas y cuidadoras, lavanderas, en las huertas; pero también fuera del hogar para mantener a sus propietarios en talleres de artesanos, en el sector textil, en panaderías, en el comercio...
En Sevilla el número de mujeres esclavizadas también era mucho más alto que el de hombres. Además de trabajar dentro y fuera del hogar eran productoras de nuevas personas esclavizadas y el propietario podía disponer de ellas para satisfacer sus deseos sexuales a la vez que obtener beneficios prostituyéndolas. Algunas mujeres trabajaban en beneficio propio, como libertas o como forma de pagar su libertad, en las tabernas o ganándose la vida como curanderas, consejeras y hechiceras. Las fuentes inquisitoriales y la literatura dan cuenta de ello.
El trabajo de Aurelia Martín Casares y Rocío Periáñez Gómez evidencia que la existencia de mujeres esclavizadas ha sido muy importante, especialmente en Europa, y que la historia colonial capitalista invisibiliza el trabajo productivo y reproductivo realizado por mujeres esclavizadas como lo ha venido haciendo con el de las mujeres en general.
A mediados de la década de 2000 la hermana Encarna era conocida en Barcelona por gestionar la bolsa de trabajo doméstico más importante de la ciudad. Organizaba las colas de las mujeres migrantes de Latinoamérica y las separaba en grupos, leía las ofertas y las adjudicaba sin filtrar las que vulneraban los derechos laborales. La situación era descrita como «subasta» o «mercado de esclavas», tanto por parte de periodistas como de las mismas mujeres, según cuenta Gabriela Poblet en su reciente publicación 'Criadas de la globalización'. No era ni es la única agencia de colocación de la que las mujeres refieren que dan un trato de «mercado de esclavas».
Las migraciones internacionales de mujeres están relacionadas con procesos de colonización previos en cuanto a países de procedencia y destino y en cuanto a prácticas de mercantilización y explotación de personas. En una economía globalizada y neocolonial, las relaciones de poder desiguales entre hombres y mujeres condicionan las cadenas migratorias y la internacionalización del trabajo reproductivo.
Las políticas de cierre de fronteras y la Ley de Extranjería son mecanismos de coerción para aceptar trabajos en el régimen interno de hogar en condiciones de semiesclavitud. El requisito de estar empadronada durante tres años para acceder a la regularización y a un contrato laboral para obtener un permiso de trabajo y residencia es una vía de entrada y todo un mecanismo de extorsión. Los obstáculos para regularizar la situación administrativa y la amenaza de expulsión son utilizados por un sistema y un modelo de Estado que se desvincula de sus responsabilidades en el trabajo reproductivo y de cuidados y las deposita mayoritariamente en mujeres racializadas y con experiencia migratoria.
Recuperar la memoria esclavista y colonial es un acto de verdad, justicia y reparación necesario para contrarrestar el avance de las dinámicas y los discursos de odio racistas y machistas que atentan contra los derechos humanos en un mundo enraizado en aquel contexto histórico de casi cuatro siglos de expolio y comercio triangular de mercancías y de personas esclavizadas entre tres continentes. El feminismo decolonial es también una herramienta poderosa para analizar la intersección de los conflictos de sexo y género, clase y raza vinculados a un sistema colonial y neocolonial.
Los días 20 y 22, con motivo del Día internacional contra el racismo y la xenofobia, SOS Racismo y Ongi Etorri Errefuxiatuak organizan dos actividades para conocer y reivindicar una memoria histórica esclavista en el País Vasco. Por una memoria antiesclavista y decolonial que nos haga libres y con derechos a todas las personas.
Día internacional contra el racismo y la xenofobia
Actos de SOS Racismo y Ongi Etorri Errefuxiatuak abiertos a la participación de toda la ciudadanía:
20 de marzo 19.00 horas. Mesa-coloquio en el centro municipal de La Bolsa del Casco Viejo de Bilbao.
22 de marzo 11.00, desde la plaza Zabalburu, un 'free tour' por la huella esclavista de la ciudad.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.