Biden contra Erdogan (y al fondo, Putin)
La condena del genocidio armenio, ¿una advertencia a Turquía?
'Genocidio' es el deliberado propósito de exterminar a la totalidad de un colectivo. En este sentido, las matanzas de armenios llevadas a cabo por ... el imperio otomano desde finales del siglo XIX hasta la década de 1920 pueden calificarse de genocidio, porque los turcos pretendían matar a todos los armenios y no querían dejarlos escapar con vida, por temor a que emigrasen a Rusia y regresasen luego para vengarse.
El imperio otomano siempre había sido multiétnico, con la religión islámica como el nexo que vertebraba el conjunto. Las poblaciones cristianas eran toleradas bajo el sobreentendido de que aceptaban una subordinación vasallática, hasta que se fuesen diluyendo y desapareciesen por emigración o conversión. Sin embargo, durante el siglo XIX, los cristianos griegos, montenegrinos, serbios, rumanos, búlgaros… fueron sublevándose y logrando su independencia, muchas veces con la ayuda de las potencias occidentales. A finales del siglo XIX, los armenios y los griegos de Asia Menor eran las últimas minorías cristianas que quedaban dentro del imperio.
Los cristianos rebeldes habían invocado el nacionalismo, más que la religión, para legitimar sus revueltas. En las provincias árabes de Oriente Medio las elites locales también empezaron a emplear una retórica nacionalista con un enfoque claramente antiturco. Los propios turcos empezaron a adoptar un enfoque nacionalista, dando prioridad a los factores etnolingüísticos por encima de la religión, de manera que implantaron una nueva política de turquificación forzosa. Ni que decir tiene que tal política, establecida por decreto dentro de una monarquía absolutista, fue percibida por parte de las poblaciones no turcas del imperio como un abuso tiránico, lo que llevó a una espiral de revuelta-represión.
La Primera Guerra Mundial fue la oportunidad y la excusa para intentar rematar el trabajo. Tras la guerra y la abolición del sultanato, la república laica de Ataturk aplastó al Estado armenio independiente, y del pueblo armenio solo quedó un rescoldo dentro de la URSS, que es la república armenia actual.
La comunidad armenia en EE UU siempre ha cabildeado para conseguir una condena oficial del genocidio por parte de Washington, pero el peso geopolítico de Turquía dentro de la OTAN siempre había inclinado la balanza a favor de los turcos… hasta ahora. Biden es un político veterano. Es improbable que haya actuado por idealismo o sentimentalismo. Sin duda ha sido un factor el hartazgo por la errática política exterior de Erdogan, disparando a matar contra las fuerzas aéreas rusas para luego comprar a Moscú armas antiaéreas sofisticadas, interviniendo militarmente en Siria o Libia, torpedeando activamente la política norteamericana en la región.
También puede haber sido un guiño hacia Armenia. Desde la desintegración de la URSS, la Armenia independiente se mantuvo en la órbita rusa, de manera que Putin no les sometió a las agresiones, sabotajes y amenazas que sufrieron Ucrania, Moldavia o Georgia. Sin embargo, cuando el actual Gobierno armenio intentó volar por su cuenta, la represalia fue rápida y brutal: estalló una nueva guerra por Nagorno-Karabaj y Putin se puso de perfil mientras su exaliado armenio era vapuleado y perdía casi todo lo conquistado en el conflicto anterior.
También habrán pesado las tensiones crecientes entre Turquía y la UE, usando las oleadas de emigrantes como elementos de chantaje o el envío de naves de guerra en un fallido intento de ampliar mediante la intimidación su dominio marítimo en el Mediterráneo Oriental. Esta semana Turquía y la UE iban a reunirse en Ginebra para discutir sobre Chipre, pero Erdogan anunciaba de antemano que no había nada que discutir, y que la única solución era legitimar la partición de la isla. ¡Excelente forma de hacer amigos!
Por el momento, Erdogan no ha reaccionado con el torrente de invectivas que podía esperarse de este irascible personaje. Esto no debe engañarnos. Biden ha apretado el 'botón rojo' en sus relaciones con Turquía, que sobre el papel sigue siendo miembro de la OTAN. Ya veremos por cuánto tiempo. Dos gobernantes despóticos como Erdogan y Putin podrían unir fuerzas contra las democracias occidentales si lograsen negociar el reparto de 'influencias' sobre sus vecinos más débiles. Basta con mirar el mapa para ver que Turquía podría estorbar seriamente cualquier intento occidental de acudir en ayuda de Ucrania. ¿Biden está enviando una señal a Erdogan para que se abstenga de hacerlo?
Podríamos estar viendo un realineamiento geopolítico completo en la zona del mar Negro, con EE UU renunciando a mantener a Turquía como aliado porque se da prioridad a otros intereses, prodigando gestos de firmeza hacia Erdogan, el palo sin la zanahoria, pero también hacia Rusia, con la crisis ucraniana como fondo y como verdadera apuesta en esta partida.
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