
El espacio federal y vasquista
Andeka Larrea y Edurne García
Portavoces de Sumar Mugimendua
Jueves, 9 de mayo 2024, 00:01
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Andeka Larrea y Edurne García
Portavoces de Sumar Mugimendua
Jueves, 9 de mayo 2024, 00:01
Las pasadas elecciones vascas han supuesto, entre otras cosas, un momento importante en la historia de las organizaciones que representamos el espacio político de la ... izquierda federal y vasquista que, más allá de su articulación actual en torno a Sumar, se mantiene en Euskadi como la expresión de una identidad mestiza y diversa, así como de una preferencia territorial, que bascula entre el federalismo y el autonomismo reforzado. Conviene, por tanto, destacar que este espacio tiene una definición positiva más allá de la habitual casilla de «no independentista» de uso tan extendido como poco claro. Los electores que han optado a lo largo de los años por la papeleta federal y vasquista son conscientes de que su elección representa la apuesta por un proyecto propio para Euskadi, sin ninguna duda.
Tampoco ofrece dudas el hecho de que las opciones de voto en el espectro de las izquierdas vascas ha sido y es plural, con transferencias y cambios de opción en los distintos procesos electorales, lo cual redunda en la idea de que la pluralidad es inherente a la sociedad vasca actual y de que las adhesiones inquebrantables a un proyecto político son una quimera. En este terreno de juego, que es el de las ideas, es en el que la izquierda federal y vasquista ha oscilado entre representaciones dispares, con mejores y peores momentos, claro está. Algunos de sus peores momentos, por otra parte, han tenido más que ver con los desaciertos y las luchas internas durante el ciclo que se abrió tras el 15-M, de triste recuerdo para muchos, que con factores propiamente político-ideológicos.
La sociedad vasca que en 2015 y en 2016 votó mayoritariamente en contra de la vieja política, de la corrupción y del secuestro de las instituciones es esencialmente la misma que ha votado hace unas semanas a sus representantes en el Parlamento vasco. Y estos resultados ameritan una reflexión pausada y, sobre todo, sincera.
La primera, sí, es que en una coyuntura compleja el espacio electoral mantiene un suelo estable. Con la intuición de que la desafección haya dejado un número importante de votos en la abstención, es sensato ser cautelosamente optimistas de cara al futuro: trabajo humilde, propuestas políticas progresistas, honestidad y construcción organizativa local. Pero, sobre todo, con un compromiso firme en torno a la responsabilidad de ejercer la política (institucional, militante y pública) desde el respeto a la ciudadanía y, especialmente, a nuestros votantes de hoy y de mañana. Una ciudadanía y unos votantes que llevan años expresando su hartazgo por el espectáculo público en torno a las cuestiones internas de los partidos, a quienes ha retirado su apoyo, precisamente, por este motivo. Una ciudadanía y unos votantes que nos han exigido enfocar y orientar toda nuestra acción política, recursos e imaginación a la política útil y a las políticas de utilidad, reforzando los servicios públicos y avanzando en derechos. Que esta sea la apuesta de Sumar en su acción de gobierno es una evidencia, así como el compromiso por hacer de la misma una orientación estratégica para el próximo ciclo político vasco.
Quienes participamos en Sumar Mugimendua, seamos militantes, responsables políticos o cargos públicos, sabemos que la ciudadanía vasca espera de nosotros que estemos a la altura, que seamos capaces de hacer política en y desde la política (dentro y fuera de la institución) y que lo hagamos para mejorar las condiciones de vida de la mayoría social. También ésta es una reflexión de largo recorrido que hemos interiorizado hace tiempo: que llevar a la plaza pública apelaciones, más o menos intempestivas y viscerales, a retomar ilusorios procesos de la vieja política, sin más fundamento que el voluntarismo buenista, cae del lado del fomento de la desafección ciudadana cuando no, directamente, del de la política de salón de quienes se sienten libres de juzgar aciertos y desaciertos desde la atalaya de las certidumbres retrospectivas.
Los proyectos políticos se construyen, por supuesto, en el debate crítico de las ideas, pero también desde la lealtad y la confianza mutua. Lealtad y confianza que exigen, tal y como queda dicho, muchas menos alharacas mediáticas y más pico y pala en los procesos internos, a las duras y a las maduras.
Bienvenidas sean al proyecto de la izquierda federal y vasquista quienes quieran seguir trabajando por una Euskadi más justa. En Sumar encontrarán compañeros y compañeras leales, debate político, confianza y honestidad a favor de lo que es verdaderamente importante: el trabajo político humilde y sincero al servicio de la ciudadanía vasca.
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