Sumas y restas

Viernes, 3 de febrero 2023, 00:05

La política, no se engañen, son sumas y restas. Se trata de adoptar decisiones que reporten votos a quienes las promueve y de evitar movimientos ... que resten. Alberto Núñez Feijóo espetaba el martes a Pedro Sánchez en el Senado: «A usted sólo le importa resistir». Claro. Y a la inversa, añadiría yo. Se admita o se niegue. El propósito de Sánchez sigue siendo llegar a las elecciones de diciembre con posibilidades de poder lograr luego los apoyos necesarios para seguir en La Moncloa. Como el de Feijóo es evitarlo y que su partido sea la fuerza más votada, a ser posible con un número de escaños próximo a la mayoría absoluta, para no tener que abrazar a la ultraderecha.

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Para ello, el líder del PSOE sigue recuperando su traje más izquierdista. Tal vez porque ha llegado a la conclusión, probablemente acertada, de que tras sus pactos con Unidas Podemos, primero, y luego con los independentistas catalanes y con los herederos de Batasuna que aún no han condenado a ETA, y sus cesiones a ERC (indultos, sedición y malversación), tiene más posibilidades de movilizar el voto progresista que de competir con el PP por el electorado de centro.

En este contexto cabe entender la subida de las pensiones del 8,5%, como el IPC. Y que esta semana se haya incrementado el salario mínimo en un 8%, pasando de 1.000 a 1.080 euros mensuales brutos, con lo que el aumento es del 46,7% en lo que va de legislatura. Casi como querían los sindicatos y la vicepresidenta Yolanda Díaz. Algo más de la cifra por la que abogaba Calviño. Y para nuevo enfado de la patronal, que tiene algunos argumentos en contra, que devalúa con su sobreactuación. Sobra añadir que el PSOE confía en que los beneficiarios de estas decisiones le respalden casi con fervor militante en las urnas.

Esta semana se ha cerrado otro acuerdo relevante: el PSC apoyará las cuentas del Gobierno catalán de Aragonés, de ERC. No ha sido el pacto de legislatura que querían los socialistas, pero el compromiso ayudará a Sánchez en Madrid y empujará a que los republicanos apoyen otra investidura del líder del PSOE si dan los números. Se rompe casi una década después la mayoría independentista en el Parlament (aunque conservan el 52% de los escaños) y se reabre el ciclo de los acuerdos transversales.

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Pero Sánchez sigue teniendo problemas, para esperanza de Feijóo. Los datos del paro en enero han sido malos. La cumbre con Marruecos se salda sin foto entre el presidente y el monarca alauí, pese a la bajada española de pantalones sobre el Sáhara de hace unos meses. Y las hipotecas ahogan un poco más a cientos de miles de españoles, y sin posibilidad alguna de que los bancos congelen los préstamos variables, como demanda UP. Unos bancos que pese a sus fantásticos beneficios se muestran incapaces de mostrar una pizca de generosidad con sus cuentacorrentistas.

Sánchez va a forzar una intervención inmediata en la tormenta sobre la ley del 'sólo sí es sí' que está costando votos a la izquierda día tras día. No es fácil que logre reparar los daños causados por la impericia gubernamental y la soberbia podemita, pero quedarse quieto era insostenible.

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