El sudor de los demás
Bizkaia ·
No dejan de abrirse gimnasios en el Gran BilbaoEn algún momento que no puedo precisar los gimnasios cambiaron de estilo y comenzaron a multiplicarse. Las lonjas húmedas y mugrientas, decoradas con pósters de ... Bruce Lee y atendidas por personal mayoritariamente expresidiario en las que las opciones no iban más allá de la musculación y las técnicas de combate, fueron desapareciendo para dejar paso a algo nuevo y distinto, algo con luces abrasivas, música absurda y monitores optimistas (o viceversa, pero triple: la triple viceversa mortal. No podrá decirse que empezamos el año flojeando en lo tocante a piruetas paradójicas).
Que el progreso humano no es algo tan claramente lineal e invariable lo demuestra a la perfección el caso de los gimnasios. Donde antes estaba Norman Mailer soltándole puñetazos a un saco ahora hay gente gritando supuestamente feliz mientras pedalea y hace algo llamado 'spinning'. O zumba. El zumba es incluso peor. Digámoslo de una vez: cada vez que alguien se mete en un gimnasio a hacer zumba, Chuck Norris se deprime, aprieta las mandíbulas y antes o después, para sublimarlo, termina pegándole fuego a un poblado de pobres campesinos inocentes en la selva de Vietnam.
El fenómeno está sin embargo cada vez más en alza. Parece que hay más de un centenar de gimnasios en el Gran Bilbao y ese número no deja de crecer. La explicación no tiene tanto que ver con que en Bizkaia reine un interés por la forma física que no se conocía en el planeta desde Esparta, como con que los gimnasios son negocios altamente rentables que tienen detrás potentes fondos de inversión. Si se fijan, asistimos a la perfección del precepto bíblico: ganarás el pan con el sudor de la frente... de los demás.
La fórmula del momento tiene que ver con grandes locales, cuotas baratas y horarios extensísimos. Y responde con frecuencia a algún modelo de franquicia. Se estilan, por ejemplo, los gimnasios que abren en centros comerciales, de modo que uno puede salir tarde de trabajar, llegar hasta allí en coche y, olvidándose de las molestias relacionadas con el aparcamiento y los horarios, hacer la compra en alguna gran superficie y meterse después a hacer ejercicio. Hoy que comienza el año en serio es sin duda el momento idóneo para apuntarse a un gimnasio. El resto del año es por su parte el momento idóneo para no ir.
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