Del succionador de clítoris a la estabulación
Se non é vero... ·
En el futuro, 2019 será recordado por lo que supuso el 'Satisfyer'En el futuro, 2019 será recordado por lo que ha supuesto el Satisfyer», leíamos en medios y redes sociales en la segunda década del siglo ... XXI. «El Satisfyer Pro 2 Next Generation es ya todo un fenómeno nacional, millennial, sexual y feminista», defendían tertulianos y sociólogos de medio pelo. «Número uno en ventas en Amazon: el juguete sexual de moda arrasa en ventas navideñas», titulaban los diarios económicos. Nada hacía sospechar que el succionador de clítoris cambiaría la civilización del mundo conocido. Pero vaya que sí lo hizo.
Todo se precipitó, como la gota que colma el vaso, cuando se vendió el primer millón de succionadores en España. Aquel día en que la clienta un millón fue agraciada con un viaje a Bora Bora, en la Polinesia francesa, se puso en marcha la imparable revolución de lo que se denominaría 'Tsunami vaginal', conocido popularmente por el acrónimo inglés V. T.
Cuando Apple introdujo las mejoras de realidad virtual en el último modelo de succionador, en marzo de 2022, la mayoría de mujeres descubrieron como por ensalmo que no necesitaban quedarse con el cerdo entero para usar apenas cien gramos o veinte centímetros, en el mejor de los casos. Y que la autoestimulación superaba con creces las hipotecas de tener un marido en casa.
De ahí a la autogestión del cuerpo, a la absoluta emancipación y a la segregación masculina no mediaron ni cinco años. La fecundación in vitro sustituyó a los primitivos y torpes empujones, garantizándose el éxito de una selección genética impecable, inmediata y a la carta. El sexo femenino del embrión se declaró como preferente en cualquier nuevo embarazo, reservándose un cupo de bebés masculinos para la realización de tareas subsidiarias.
Aquella misma tarde un Parlamento mayoritariamente femenino adoptaba por unanimidad el primer decreto de estabulación. Los diputados varones apoyaron las primeras medidas de confinamiento de hombres. Los primeros barracones y campos perimetrados con concertinas y torres de vigilancia se habilitaron en las Bardenas Reales de Navarra.
La decisión contemplaba la ejecución de trabajos en beneficio de la comunidad por parte de los reclusos, así como la obligatoriedad de donación, tanto de fluidos como de órganos, para cualquier proceso tanto de implantología como de traspantología. Apenas hubo reacción por parte de la población masculina que, en un principio, entendió que aquello no iba contra los hombres, sino contra el grupo estigmatizado de agresores convictos.
Más adelante, sin apenas oposición, fue ampliándose el rango del confinamiento hasta establecer el contrato voluntario de libre adhesión. Cualquier persona de sexo masculino podía incorporarse al sistema de donación integral -de semen y de órganos- tras un periodo previo de acondicionamiento corporal.
El programa de mejora consistía en acceso al conocimiento, universidad de libre elección, terapias de mejora física con 'coaching' personalizado, cartilla de viajes con kilometraje indefinido y gratuito por tierra, mar y aire. Junto a una renta mínima garantizada de 5.000 euros mensuales. Prestaciones accesibles durante los primeros cinco años de contrato.
Tras el quinquenio se procedía al confinamiento en condiciones 'premium', con apartamento, acceso integral a internet, gimnasio y todo tipo de prestaciones y cuidados, sexo gratuito y voluntario y seguimiento médico monitorizado de forma permanente.
El matrimonio, abolido
La segunda medida legislativa de impacto, en cambio, fue más drástica si cabe. Se abolió el matrimonio heterosexual con el argumento de que constituía el germen de la dominación de la mujer por parte de una estructura de esclavización consagrada desde el principio de los tiempos. La familia tradicional fue proscrita y la crianza pasó a un sistema mixto materno-estatal.
Adicionalmente, se prohibió toda la literatura religiosa sobre el origen de la mujer por vía intercostal -Adán y su costilla-, por apologética de la inferioridad, y se mantuvo la imagen de la Virgen María como deidad civil prohibiéndose el resto de cultos católicos y musulmanes en todas sus versiones.
La política se tiñó de morado y los partidos políticos pasaron a ser gestionados mayoritariamente por mujeres. El abanico partidario apenas experimentó cambios salvo en el caso de Vox, que fue prohibido por la nueva Ley de Partidos que condenaba la misoginia con duras penas de prisión. Sus líderes pasaron directamente al confinamiento y a los programas de donación, mientras que las lideresas se sometían a cursos de reeducación.
Por cuestiones de orden alfabético se inició en Álava lo que se definió como la gran migración masculina, conocida popularmente como Plan Serenguetti. Una interminable fila de hombres cruzábamos el Ebro camino del campo de reclusión de Las Bardenas 103. Yo vadeaba el río con dificultad cuando vi a aquel cocodrilo dirigiéndose hacia mí con aviesas intenciones. Pensé que algo no cuadraba -el Ebro, cocodrilos- cuando, a punto de cerrar sus mandíbulas sobre mi pierna derecha, pegué un grito aterrador. Sentí que una colleja propinada por mi mujer me sacaba del terror de la pesadilla.
- ¿Se puede saber qué te ocurre? No has dejado de moverte en toda la noche. Si ya te dije que no cenaras los callos con morros, que te sientan fatal y luego sueñas truculencias.
- Oye cariño, le dije entre sueños, ¿tú has oído hablar del Satisfyer?
-Anda. Duerme y no digas tonterías. Que no son horas.
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