Dos sinrazones
Una de dos: o el cartel promocional de 'Patria' buscaba desde la insensibilidad el valor añadido de un notable impacto publicitario que le granjeara resonancia ... entre la audiencia potencial, o simplemente trataba de alcanzar una estúpida equidistancia entre víctimas y verdugos en el anuncio de su versión audiovisual. Francamente no es fácil decir cuál de las dos sinrazones es peor. Por un lado, el cartel y su controversia podrían parecer la derivada lógica de una hábil campaña elaborada desde la tecnología de los medios sociales, eso sí, despreciando e ignorando premeditadamente el dolor de las víctimas del terrorismo y hasta el verdadero trasfondo argumental en la novela de Fernando Aramburu. Habrá por ello quejas y campañas que llamen al boicot de la serie, pero el ruido y la polémica siempre son rentables en términos de audiencia. Triste conclusión, pues, que nos llevaría a contemplar una publicidad concebida sin el sometimiento a los principios de decencia, veracidad y lealtad en beneficio de los consumidores y de la libre competencia.
Eso mismo, sí, o que los responsables intelectuales del cartel crean ignorantemente en una equidistancia y en una indiferencia narrativa a la hora de anunciar la trasposición a la pantalla de una novela que, sin duda, ha logrado replantear con su ficción nuestra propia conciencia y moral colectiva frente al terrorismo de ETA. Sea lo que fuera, lo cierto es que tan estúpida publicidad ni refleja el fondo de la novela, ni ayuda a conformar la realidad histórica, ni tampoco contribuye a reparar el mal causado.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión