Por la seguridad jurídica

Entre las primeras víctimas de la crisis se cuenta la seguridad jurídica. Y no parece que vayamos a disponer pronto de la vacuna, que debería ser un sistema judicial ágil y eficaz. En efecto, entre la paralización judicial y el previsto incremento de la litigiosidad, nuestros tribunales no volverán a la 'nueva normalidad' en mucho tiempo.

La seguridad jurídica no solo es un principio constitucional fundamental y pilar del Estado de Derecho. También es un factor clave para el desarrollo de la economía y uno de los signos distintivos de los países más prósperos y desarrollados. Según el informe del World Justice Project, España se sitúa en el puesto 23 entre 113 países en el índice de 'rule of law', que valora factores como el sistema de gobierno, el respeto de los derechos fundamentales, el funcionamiento de la Justicia civil y criminal, el cumplimiento regulatorio… Los primeros puestos del mundo son copados por los países nórdicos europeos más avanzados.

Los abogados, y en particular los abogados que asesoramos a las empresas, tenemos mucho que aportar para lograr una mayor seguridad jurídica y superar la crisis. Las empresas son las principales afectadas por la hiperregulación, que les afecta en toda su actividad y en todos los órdenes jurídicos: mercantil, laboral, fiscal, regulatorio, administrativo, procesal, internacional...

Por medio de la especialización, jurídica y también por sectores de actividad económica, los abogados debemos mitigar los efectos de la hiperregulación, aportando experiencia, claridad y certidumbre a las empresas, acompañando nuestro consejo jurídico con visión práctica y de negocio.

Igualmente debemos procurar, siempre que sea posible, resolver los conflictos por vías de acuerdo y negociación y evitar los litigios, principal fuente de incertidumbre e inseguridad.

Nuestra labor es esencial por tanto para superar la crisis.

Es verdad que esta crisis cambiará la forma en que persigamos estos objetivos. Estamos usando intensivamente la tecnología para hacer telemáticamente muchas cosas que antes hacíamos de manera presencial. Y nos hemos adaptado muy bien; hemos asistido a una videoconferencia interna 1.500 profesionales de nuestra firma sin ninguna incidencia. Gracias a estas herramientas, hemos potenciado nuestros sistemas de formación y la relación con clientes y compañeros, que antes requería un desplazamiento y era menos frecuente.

Pero la crisis no cambiará una cosa: el principal capital de una firma de abogados seguirá siendo su equipo humano.

¡Ah! Y esperemos no pasar muchos más domingos leyendo el Boletín Oficial de Estado…