Las saudíes alcanzan la mayoría de edad
Historiador. Especialista en el mundo islámico contemporáneo
Lunes, 5 de agosto 2019, 23:57
Arabia Saudí es una dictadura totalitaria sostenida por una ideología dogmática, igual que la Alemania de Hitler o la Rusia de Stalin. Las mujeres no ... tienen derechos, pero los hombres tampoco los tienen, aunque al menos ellos tienen mando sobre 'sus' mujeres, que han de obedecerles en todo. Sin embargo, las reformas del príncipe heredero Mohamed Bin Salman implican que las mujeres ya no tienen que obedecer tanto como antes.
En Arabia Saudí, las mujeres han sido tratadas como menores de edad perpetuas. Únicamente ahora se las empieza a tratar como ciudadanas, aunque de segunda clase. El extremado machismo saudí es el resultado de la desafortunada intersección de dos coyunturas históricas: el triunfo del wahabismo, un movimiento religiosos arcaizante, sumado al hallazgo del petróleo, que ha permitido a los saudíes comprar el desarrollo material sin necesidad de modernizarse socialmente.
La avalancha de dinero que cayó sobre el reino a partir de 1973 provocó fuertes tensiones entre los sectores más conservadores, que consideraban diabólica la modernización material y la creciente apertura al exterior. Los más fanáticos asaltaron la gran mezquita de La Meca el 20 de noviembre de 1979, primer día del año islámico 1400. La revuelta fue ahogada en sangre, pero el Gobierno optó por apaciguar a los clérigos wahabíes extremando las medidas de represión cultural. Los cines, las salas de fiestas ¡e incluso las peluquerías! fueron cerradas. Durante una generación, un convento de monjas hubiera parecido una sede de fornicio y desenfreno comparado con el reino saudí. El resultado ha sido un goteo de mujeres que escapaban del país y solicitaban asilo. Algunas incluso 'hackeaban' los teléfonos móviles de sus padres para sabotear una APP gubernamental que permitía darles o negarles telemáticamente el permiso para cruzar la frontera. Ahora esa fase parece haber terminado, pero…
Las nuevas leyes están redactadas de forma muy aséptica. Meramente dicen que cualquier persona mayor de 21 años con nacionalidad saudí puede pedir un pasaporte, registrar nacimientos o defunciones u otros tipos de gestiones que antes solo podía hacerlas un varón. Una cláusula más explícita concreta que la esposa puede ser el cabeza de familia con respecto a los hijos menores de edad y que ya no ha de ocupar indefectiblemente ese puesto un varón. Estas leyes siguen la senda de normativas anteriores que autorizaban a las mujeres a conducir vehículos y las esimían de la necesidad de un tutor masculino en diversos trámites oficiales. El marido o padre todavía puede controlar arbitrariamente muchos aspectos de la vida de las mujeres, pero en la nueva dinámica es de esperar que esas torres vayan cayendo también.
La gran incongruencia surge cuando recordamos que todas estas reformas igualitarias y liberalizadores las está introduciendo el mismo príncipe heredero que en otros muchos aspectos ha implantado un verdadero régimen de terror invadiendo Yemen a sangre y fuego y reprimiendo la disidencia interna sin retroceder ante las mayores brutalidades, como el asesinato alevoso de Jamal Khashoggi en el consulado saudí de Estambul el pasado junio. Parte de la explicación reside en la personalidad autocrática del príncipe heredero, pero también en la enorme influencia de los clérigos wahabíes entre la población. Si se celebrasen elecciones libres ahora, los wahabíes ganarían de calle y todos los modestos avances de estos años se revertirían de golpe, lo que convertiría Arabia Saudí en algo parecido al Estado Islámico o al Afganistán de los talibanes.
La dictadura personal del príncipe heredero, pese a su carácter arbitrario y represivo, sanguinario incluso, es por el momento la menos mala de las opciones posibles mientras el wahabismo conserve influencia entre las masas.
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