Salvar semanas
La posibilidad de reabrir la movilidad en Semana Santa comienza a desvanecerse
Faltan veinticuatro días para el Domingo de Ramos y parece que la Semana Santa transcurrirá con restricciones de movimientos entre las comunidades autónomas, a la ... espera de que se desmarque Madrid, que en estas cosas más que una comunidad es una anomalía interesada. En lo que toca al País Vasco, Gotzone Sagardui abogó ayer por la «prudencia extrema» y por mantener las limitaciones para viajar. Por parte del PSE, Ekain Rico se mostró más contundente. «El debate ahora no puede ser el de salvar la Semana Santa», aseguró en la Comisión de Salud. «Llevamos dos meses tratando de paliar las consecuencias de la Navidad». Esto lo dijo como a punto de dar un puñetazo en la mesa. Harto. Furioso. Indignado. Y se entiende.
Como recordarán, fuimos ustedes y yo los que en diciembre nos reunimos constituidos en máxima autoridad y decidimos autorizar los desplazamientos por el país. Seguro que se acuerdan de que no nos resultó fácil. Lo hicimos contra la opinión del Gobierno central y la inmensa mayoría de los gobiernos autonómicos, que abogaban por el cierre riguroso y se mostraban dispuestos a soportar el malestar ciudadano que hiciese falta con tal de salvar vidas. Fueron innumerables los ministros, presidentes autonómicos y consejeros que dimitieron entonces por motivos de conciencia, al no estar dispuestos a respaldar aquella medida irresponsable que nosotros, ustedes y yo, les impusimos.
Así que las Navidades se celebraron con viajes y reencuentros familiares por nuestra culpa y la política se afana desde entonces en reparar los destrozos resultantes. Lo hace con esfuerzo y modestia. A cada rato, eso sí, los gobernantes repiten la formulación «salvar la Navidad» con el tono de reproche e incredulidad con el que el padre le pregunta para qué le sirven las advertencias al niño que llora con el pelo como Joaquín Luqui tras meter de nuevo los dedos en el enchufe. «Nuestro objetivo sigue siendo salvar vidas, no salvar semanas», dijo ayer la ministra de Sanidad tras la reunión del Consejo Interterritorial de Salud. Es el mismo organismo que en diciembre autorizó la movilidad navideña después de que ustedes y yo irrumpiésemos al asalto en la videoconferencia aquella y los encañonásemos a todos. Seguro que se acuerdan.
Abu Dabi
Oferta y acceso
Lo mejor del caso de las infantas vacunadas es el comunicado. «Se nos ofreció y accedimos». Alguien no ha notado que la pasiva suena mayestática. Y que se imagina uno a las infantas explicándose del peor modo posible: «Se nos ofreció a nos, o sea, a nos y a nos: a las dos nos. A nosotras nos...» Por lo demás, que las hijas de Juan Carlos I parezcan operar contra la monarquía es maravilloso. Como si no supiesen que el rey está por encima del hermano. O no entendiesen que su servicio al país apenas consiste ya en un mínimo de prudencia y discreción, desechado por imposible todo el amor y el sacrificio que tanto proclaman las efusiones patrióticas. El giro genial de guion consiste por supuesto en que quien sostenga hoy más eficazmente la monarquía sea Pablo Iglesias. Cuando se calme todo, imagino que Felipe VI le premiará con un título. Barón de Vista Alegre 2. Vizconde del Acorazado Potemkin. Archiduque de la Agenda 2030.
UE
Orban fuera
El Fidesz de Orban deja el grupo popular en la Eurocámara, acusándoles de estar a los líos internos «mientras miles de europeos están el hospital». Populistas hasta para irse. El detonante ha sido un acuerdo del grupo para permitir la expulsión de los miembros que no respeten los valores conservadores europeos. Orban se va antes de que le echen. Y ni se sabe si será más peligroso fuera que dentro. Los 'tories' de David Cameron también salieron de grupo popular dando un portazo. Ocho años más tarde, el portazo se lo daban a la Unión.
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