Otra salida
Bizkaia ·
La familia del menor muerto en La Galea había denunciado acoso escolarAyer la consejera de Educación informó de que la familia del menor que apareció muerto el lunes en La Galea había interpuesto una denuncia por ... acoso. «Se intervino y se tomaron medidas», aseguró Cristina Uriarte, «aunque en un principio parecía que no había pruebas». Si la segunda parte suena confusa y requeriría algo de luz, puede entenderse el laconismo. La consejera tiene un deber de discreción. Por muchas razones. Que esté en marcha una investigación policial ni siquiera es la más importante. Mientras tanto, la sociedad está acostumbrada a que las tragedias se expliquen por una concatenación de malas noticias que funciona como un mecanismo indignante, pero en el fondo tranquilizador. Sin embargo, la noticia del suicidio de un niño de 13 años es algo que no puede empeorar. No hay una noticia peor.
Lo que queda es ampliar el foco, reservando el respeto para el caso concreto y la contundencia para el planteamiento general. Hace unas semanas se celebró en Oviedo un congreso de Psiquiatría Infantil y Juvenil y Celso Arango, jefe de servicio de la especialidad en el Gregorio Marañón, recordaba que los niños y los adolescentes «sufren depresión». Como suena. Y que España es uno de los pocos países de la UE que no tiene un plan nacional de prevención del suicidio, una estrategia que sobrepase el ámbito de la psiquiatría y llegue a la sociedad, especialmente al sistema educativo: «Hay que hablar desde la educación primaria de la diversidad, de salud mental, de ayudar al compañero que lo pasa mal».
El departamento de Salud del Gobierno vasco presentó a comienzos de mes «un sistema integrado y eficiente» para mejorar la prevención de conductas suicidas y para conseguir «la visibilización social del suicidio, derrumbando estigmas y tabúes». Urge que esa estrategia llegue con claridad y exigencia a los centros escolares. Porque los niños y los adolescentes son especialmente vulnerables. Y porque en la comunidad educativa deberían ser muchos los ojos capaces de detectar que hay cambios, que algo puede estar ocurriendo, que quizá alguien necesita atención y ayuda. Por más difícil que resulte. La alternativa, acabamos de verlo, puede ser tan terrible como que un chico que apenas ha comenzado a vivir concluya que no existe para él otra salida que la muerte.
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