Relajarse hasta en las barricadas
Hay tertulianos que deben de tener mánager como los artistas y los futbolistas
Hace ya siglos que las ideas sobre el concepto de nación revolotean por las cabezas de los pensadores como un abejorro molesto pero esencial. Filósofos, ... pensadores, sociólogos y políticos de verdad se han adentrado en la densidad de esa palabra que tantos quebraderos ha dado, da y dará a los padres de las constituciones. Actualmente el intercambio de opiniones se ha quedado en las lindes de la actividad política y, como los lectores de ensayo son escasos, son los periodistas -en concreto los tertulianos- los que parecen tener la responsabilidad de explicar los conceptos políticos que no entendemos del todo, pero que nos condicionan la vida; véase sentencia y condena del 'procés'.
Algunos de nuestros comunicadores muestran vergüenza torera y tratan de hacer análisis sencillos pero eficaces. Otros se lanzan a la proclama sentimental de la equidad o de la injusticia como si les fuera en el sueldo el griterío. De hecho, es prácticamente imposible encontrar un programa en el que después de la presentación, y ante la primera pregunta, no se abra la veda, convirtiéndose aquello en un patio vecinal sin el aliciente de unas croquetas compartidas. La sobreexposición reiterada del ciudadano a las imágenes de los informativos nos deja a los pies de los caballos. Sociológicamente, es asombroso el denominador común existente entre los programas que abordan cuestiones sociales o políticas con los del corazón. En ambos casos se dan el juicio espontáneo, la falta de respeto y la ausencia de escucha, así que no nos vengamos arriba porque no consumamos 'realities', porque lo hacemos.
Algunos presentadores parecen residir incluso en las instalaciones de la televisón para la que trabajan. Hay tertulianos que deben de tener mánager como los artistas y los futbolistas, porque andan maquillados todo el día de canal en canal. Estos días he seguido el acontecer apoyada en el mando de la televisión y he caído en la trampa como un corderito. El ruido y la consigna ha llegado a tal grado que, entre relajarse y apuntarse a las barricadas, solo parecía mediar un instante de sentido común. Los centros de yoga y relajación están hasta la bandera (o precisamente por ella) en casi todo el mundo y esta alternativa al infernal ruido informativo parece estar resultando el único lugar en que a uno le obligan a callar y a respirar sin riesgo de que te dé un pasmo.
Por una vez he agradecido que este Gobierno en funciones no hubiera atendido a las barbaridades que se sugerían desde algunas tertulias, pero como estamos en periodo electoral dudo que Franco haya sobrevolado el espacio aéreo comprobando que seguimos siendo una nación, entre comillas, de vándalos y alanos; de moros y cristianos; de derechas y de izquierdas; de independentistas y de patrios que, como dice el pasodoble, 'pisa morena, pisa con garbo, que un relicario me voy a hacer con el trocito de tu capote que haya pisado tan lindo pie'.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión