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Entrada al pleno de política general esta mañana. Igor Aizpuru
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Viernes, 21 de septiembre 2018, 00:37

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Los plenos de debate de política general suelen ser un examen duro para los gobernantes. Pero esta vez, el lehendakari Urkullu pasó más apuros de los acostumbrados. Porque acusó el golpe del anuncio del abandono de su socio presupuestario, el PP, que no por ser previsible, dejaba de ser la peor noticia que podía recibir el presidente de un gobierno en minoría parlamentaria. Que EHBildu le pidiera que rompa con los socialistas formaba parte del guión. Pero, ni caso ¿Cómo va a romper su gobierno para desprenderse de un socio tan cómodo como el PSE? Tan cómodo que , a pesar de sus diferencias en torno al nuevo estatuto, Idoia Mendía pasó de puntillas , en su discurso inicial, por los casos de corrupción que afectan al PNV. Como el caso ' de Miguel' o el escándalo de las pruebas de la OPE de Osakidetza, por ejemplo. De eso se encargó Podemos que esta apropiándose de los discursos más sociales y de izquierda en el Parlamento. Pero pedirle que rompa con EHBildu, como hizo el PP, son palabras mayores .

La dura intervención de Alfonso Alonso era una puesta en escena prevista. Que no guardaba relación directa con las palabras del lehendakari . Un discurso en el que tan solo Egibar vio « autocrítica» donde la oposición vislumbró grandes dosis de auto complacencia. El anuncio del dirigente del PP de que lo iba a tener enfrente, después de haberlo ayudado a sacar adelante sus presupuestos en los dos ejercicios anteriores, no era la consecuencia de sus palabras sino de los hechos. Unos hechos que, por cambio de alianzas ( el PNV dejó de apoyar al PP para aupar a Sánchez a la Moncloa) y sobre todo por omisión ( el deseo de Urkullu de « ensanchar» consensos no se plasma en la Ponencia del nuevo Estatuto) justifican la decepción del PP con el lehendakari de todos los vascos ( y vascas).

De los quince objetivos de país y las sesenta medidas que piensa poner en marcha, lo que tiene realmente atenazado al lehendakari son dos retos que, hoy por hoy, dependen de su partido . Asegurarse la estabilidad de gestión mediante la aprobación de los presupuestos. Y huir de los escenarios de confrontación en el debate sobre el Estatuto que podría recordarnos los que se están viviendo en Cataluña.

Del lehendakari y su capacidad para influir en el PNV dependerá que el texto del nuevo Estatuto refleje , o no, la pluralidad de la sociedad vasca. No sería coherente que reclamase el reconocimiento de» la pluralidad nacional del Estado» cuando en Euskadi no se hace lo propio. Porque en el País Vasco hay gente que siente dos patrias y gente que siente una. Lo dicen las encuestas. Y se lo recordó el presidente del PP vasco en una vibrante réplica en la que reivindicó el mismo compromiso con la patria por parte de los ciudadanos nacionalistas y los que no lo son. Como patriota le pidió al lehendakari que no se deje arrastrar por los radicales . Que no meta a Euskadi en aventuras. Avanzaremos hacia el abismo si Urkullu no lo remedia.

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