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Pantuflas a la bielorrusa

Pantuflas a la bielorrusa

Las protestas contra un tirano no son un apoyo a títeres manejados desde fuera

Daniel Reboredo

Historiador y analista de política internacional

Martes, 15 de septiembre 2020, 23:01

Ya estamos otra vez, aunque ahora cambiando colores por pantuflas. Veinte años han transcurrido desde la primera de las revoluciones de colores, la negra de ... Serbia (tras la destrucción de la Yugoslavia de Tito), que continuaron la rosa de Georgia (2003), la naranja de Ucrania (2004), la de los tulipanes de Kirguistán (2005), la también naranja de Azerbayán (2005) y la azul de Bielorrusia (2006). En las dos últimas se afianzaron gobiernos de tinte autoritario, a diferencia de las supuestas democracias de las primeras. En cualquier caso, todas acaecieron casualmente en el espacio geopolítico de la Eurasia poscomunista. Y en todas ellas las masivas y organizadas protestas postelectorales denunciaron fraudes en las urnas y exigieron la anulación de los resultados electorales. Estados, movimientos sociales, partidos políticos y organizaciones internacionales fueron los protagonistas de una película que se repetía sin cesar en el espacio postsoviético, desde el Cáucaso Sur hasta Asia Central pasando por el Este de Europa).

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