Vuelve Valtònyc
Cataluña ·
Seis años después, el rapero regresa a España y deja a Puigdemont solo con Comín en WaterlooValtònyc regresó ayer a Mallorca. Como el sábado ya había regresado a Cataluña, igual hoy regresa a algún sitio más. Es como si Valtònyc estuviese ... regresando por capítulos. Lo hace desde Bruselas al haber prescrito su condena a tres años y medio de prisión por enaltecimiento del terrorismo, injurias graves a la Corona y amenazas. La ocasión sirve para recordar el desvarío de que emitir estupideces pueda llevarte a la cárcel. Y también para recordar que Valtònyc no ha sido perseguido, como se da a entender, por cantar a la patria, la libertad o similares. Sus temas eran proyecciones de furia adolescente llenas de violencia y nombres propios. Antes que castigo merecían conmiseración: a nadie humillaban tanto como a su autor. «Regresa con la dignidad intacta», se le leía ayer al independentismo. Y era difícil no pensar en la dignidad, precisamente en la dignidad, de alguien que, entre todas las palabras existentes, elige titular un tema con estas siete: «Yo reventé el culo de Eduardo Puelles».
Entre las cosas asombrosas que hemos visto últimamente, está el modo en que la política ha utilizado a raperos desubicados, ascendiéndolos al martirologio cuando convenía y despreciándolos después con más o menos disimulo. Que solo ha sido otra forma de propaganda lo demuestra el hecho de que no se conozca manifestación en la que la gente haga suyas las letras de Valtònyc o de Hasel. Existe una forma de vileza que en el País Vasco conocemos bien consistente en empujar a primera línea a quien en realidad habría que redirigir al despacho del orientador del instituto. En el caso catalán hay que reconocer que lo siniestro se compensa con un involuntario brillo berlanguiano. Antes de regresar a España, Valtònyc se fotografió junto a Puigdemont en la cocina de Waterloo. Frente a ellos, concretando la particular naturaleza de su exilio, una pata de jamón. En su jamonero. Y con su cubrejamones, no vaya a secársenos la pieza, que es ibérica y de categoría con toda probabilidad.
Perry
Algunas cosas rotas
Matthew Perry no quería que Chandler Bing, su personaje en 'Friends', fuese lo primero que recordase la gente cuando él muriera. Lo hizo el domingo, con cincuenta y cuatro años, ahogado al parecer en el jacuzzi de su casa, y por supuesto todos nos acordamos de Chandler, comentando incluso, para entendernos, que el que se había muerto era el personaje. La fama no admite sutilezas. Matthew Perry la sobrellevó durante años abusando del alcohol y las sustancias. Que 'Friends' fuese un fenómeno televisivo realmente masivo explica que los fans hayan tardado segundos en localizar la escena de la serie en la que Chandler dice que contra todo pronóstico él será el primero del grupo en morir. Era una broma porque había sido él quien acababa de romperle a Mónica unos platos preciadísimos. Cuando Matthew Perry consiguió recomponer lo que estaba roto dentro de él, quiso que se le recordase como alguien que ayudó a los demás a atravesar infiernos similares. En su autobiografía escribió que solo hay una manera de entender que la fama no soluciona nada en tu vida y además puede empeorar muchas cosas. Consiste en hacerte famoso y comprobarlo por ti mismo.
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