Urnas sospechosas
Venezuela ·
El régimen de Maduro celebra otras elecciones con las garantías habitualesVenezuela celebró ayer sus elecciones legislativas con normalidad. En los días previos hubo detenciones de opositores, el Gobierno anunció la existencia de un montón de ... terroristas extranjeros queriendo alterar los comicios y el sector mayoritario de la oposición no pidió el voto sino la abstención en plan boicot. La novedad democrática fue elegir gobernador y representantes para el Esequibo, un territorio que pertenece a Guyana, o sea, al país de al lado, y el régimen de Maduro reclama. La convocatoria de estas elecciones fue presentada por el Gobierno como una prueba de limpieza institucional. El argumento es desde luego irrebatible: ¿cómo no va a ser democrático un país que celebra tantas elecciones y organiza unas legislativas cuando no ha pasado ni un año desde las presidenciales?
Quizá recuerden que en las presidenciales de julio el Gobierno se declaró ganador por las bravas y, aunque aseguró que lo haría, nunca mostró las actas que demostrasen su victoria. Las únicas actas que vimos fueron las que proporcionó la oposición y avaló el Centro Carter. Daban como ganador al candidato opositor, Edmundo González, que debe de estar ahora mismo el hombre dando de comer a las palomas del Retiro. Como atraídos por el olor del fraude, mil cuatrocientos observadores internacionales han llegado esta vez a Venezuela para garantizar la limpieza de las elecciones en un país en el que las actas electorales desaparecen. Los recibió el presidente del Poder Electoral, doctor Elvis Amoroso, y ayer, con los colegios recién abiertos, ya estaban por las televisiones asombrándose de la organización del proceso y de la modernidad del sistema. Al observador navarro Ulises Domech le sorprendió por ejemplo muy favorablemente la digitalización. «En el Estado español se sigue haciendo mediante voto en papel», lamentaba. «Este país es uno de los campeones mundiales de la democracia», dijo por su parte el observador Javier Couso, dejando ver que había llegado a Venezuela a fiscalizar, pero en serio. Siempre más teórico, el observador Juan Carlos Monedero les recordó a los venezolanos que votar es «un logro revolucionario de los pueblos». Sobre el logro de que los votos se cuenten y se hagan valer el profesor no dijo nada.
País Vasco
A cuatro voces
Aitor Esteban se manifestó ayer en la inauguración de un batzoki y dijo que no hay crisis en el Gobierno vasco y que a los inmigrantes se los integra mediante el trabajo. Así se completó el efecto cuadrafónico que produce, ya lo hemos comprobado, la doble bicefalia que se ha estrenado en las altas instancias del país. También hemos comprobado que una cuadrafonía sin los 'Who' puede ser bastante confusa. Y reiterativa. Ayer le leíamos a Mikel Torres en estas páginas que el lehendakari se equivocó con la elección de las palabras cuando dijo lo de la inmigración que recibimos y la que necesitamos, pero que está todo olvidado. Antes Imanol Pradales redujo el desencuentro entre PSE y PNV a los términos infantiles del catarro y el ibuprofeno. Y Eneko Andueza hizo eso tan curioso de negarse a comentar lo que él mismo había dicho la víspera, como si la armonía alcanzada rozase de pronto el zen y no estuviese él dispuesto a confrontar ni con las distintas versiones de sí mismo porque todas han sido perdonadas. No se sabe cuántos ciudadanos habrán entrado en el episodio que supuestamente se cierra, pero tampoco habrán sido muchos. La sensación es en ese sentido melancólica: una sobreactuación sin público.
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