
Terremoto y milisegundo
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El sistema eléctrico asciende a excelso y ya apenas se habla del ciberataqueApareció Beatriz Corredor cuarenta y cinco horas después del gran apagón. La presidenta de Red Eléctrica Española dio dos entrevistas para explicar lo ocurrido y ... dejar claro que lo sucedido aún no tiene explicación. Aportó, sin embargo, algunas certezas. Por ejemplo, que el sistema energético español no solo es el mejor del mundo, sino también excelso, resiliente y el más seguro de Europa. Sobre lo de que el suministro cayese durante horas en toda la Península, Corredor dijo que ellos no han tenido la culpa y garantizó que no volverá a pasar porque han aprendido la lección. Lo hizo, como es lógico, sin determinar qué ha ocurrido porque el asunto es complejo y hay que estudiarlo «milisegundo a milisegundo». La insistencia en el milisegundo la trabajaron ayer igualmente la portavoz del Gobierno y la ministra de Transición Ecológica, dejando claro que Beatriz Corredor preside un operador privado pero maneja un argumentario gubernamental. Como en esta crisis falta poesía, recordaré el dato que aporta Simon Garfield en su ensayo sobre el tiempo: dura cien milisegundos cada parpadeo humano.
De lo que apenas se habló ayer fue del ciberataque. Lástima. Solo el sintagma nos facilitaría tantas cosas como país: 'el apagón de Putin'. A cambio, ayer irrumpió al fin el dinero poniendo sobre la mesa otra pesada razón por la que quema tanto la responsabilidad de lo ocurrido. Abrió fuego el CEO de Vidrala, que habló de un incidente gravísimo, de hornos a 1.500 grados, de riesgo para los trabajadores y de pérdidas millonarias para la empresa. A continuación garantizó que se van a los tribunales recordando que ellos pagan como grandes consumidores de energía y «aquí no ha habido un terremoto».
Si se fijan, la referencia desactiva la serie de desastres (pandemia, temporal, guerra, dana…) que funciona como un rodillo y sitúa al gobernante como un héroe ante el fenómeno imprevisible y el imponderable constante. Por ejemplo, que estalle un volcán en una isla de un archipiélago volcánico. Encajar en ese molde la caída total del suministro eléctrico del lunes es intentar sustituir una vez más la rendición de cuentas, el diagnóstico y las soluciones por pura estrategia comunicativa. Nos lo hacen ya en un abrir y cerrar de ojos. Cien milisegundos.
Valencia
En un momento que quedará para la historia menor del esperpento político patrio, ayer le preguntaron a Carlos Mazón qué le parecía que Ursula von der Leyen se reuniese con las víctimas de la dana y el presidente de la Comunidad Valenciana contestó que lo sentía mucho, pero que se tenía que ir. A Estados Unidos concretamente. La presencia de Mazón en el congreso de los populares europeos que se ha celebrado en Valencia ha sido medida y escurridiza. El presidente, que en condiciones normales habría ejercido de sonriente anfitrión omnipresente, no asistió a la gran cita de su partido hasta ayer. El apagón le sirvió como excusa perfecta para ausentarse, aunque no pudo argumentar que su trayectoria en la gestión de crisis le avala como alguien que sabe siempre dónde le corresponde estar. Al final Mazón fue a la clausura del congreso y los periodistas le sitúan en un discretísimo y silente segundo plano. El gran momento fue la salida. La prensa metiendo los micrófonos y el presidente acelerando en esa huida hacia adelante que es su carrera política desde el pasado 29 de octubre, no sin antes soltar la frase berlanguiana a modo de despedida: «¡A ver si os traigo buenas noticias desde Nueva York!»
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