Subir el listón
Selectividad ·
La PAU sustituye a la EAU y termina con las facilidades de los tiempos del covidMañana salen en el País Vasco las notas de la EAU y los estudiantes podrán en su mayoría olvidarse para siempre del suplicio. El resto, ... de lo que podemos ir olvidándonos es de la EVAU, la EBAU y el resto de advocaciones administrativas de la Selectividad. Dentro de un año el examen cambiará y todo será PAU, como Casals, como Gasol, y también como el Programa de Actuación Urbanística que hace florecer en la ciudad la urbanización de edificios altos con piscina. Lo anunció ayer Pilar Alegría en un momento que le dejó libre el tema al que parece dedicar su vida, la ultraderecha, que ya es entre nosotros, según parece, policéfala «como la hidra de Lerna».
La nueva PAU será en cambio menos policéfala a nivel autonómico. O al menos esa idea pareció querer transmitir ayer la ministra de Educación. Quizá tenga que ver con que el PP recupera el clásico recurrente de la Selectividad única para todo el país. El caso es que se advirtió ayer en la sala de prensa de Moncloa, no sé, como gotas de perfume jacobino. Entre otras cosas, el nuevo examen unificará en todo el país la penalización de las faltas de ortografía, limitará las preguntas tipo test y prescindirá de las preguntas optativas que ahora permitían que los estudiantes se preparasen solo parte del temario.
Algunas de estas cosas se implantaron el curso de la pandemia para no penalizar en el examen decisivo a los alumnos que no estaban pudiendo ir a clase. Sin embargo, cuando los alumnos volvieron a clase, las ventajas se quedaron. ¿Por qué? Mi teoría es que los galos de Astérix no querían recordar Alesia, la batalla donde Vercingétorix arrojó sus armas a los pies de César, y nosotros lo que no queremos recordar es el covid y lo que arrojamos entonces por la ventana, ya fuese esto el derecho a ser atendido en una oficina, el deber del gobernante de dar ruedas de prensa a cara de perro o la necesidad de tomarse en serio a los jóvenes que van a entrar en la universidad y serán, en unos años, menos de los que parecen, quienes nos juzguen, nos programen la IA y nos operen a corazón abierto.
País vasco
Negociando claro
Del preacuerdo anunciado en plena resaca electoral por PNV y PSE no sorprende tanto el ya clásico consenso en la defensa de modelos de autogobierno diferentes como la noticia de que ambos partidos van a someter el texto a la aprobación de sus bases. Qué maravilla de consulta. Lo digo porque el preacuerdo es más bien la pura nada, una sucesión de vaguedades redactada en politiqués para ocultar que solo encierra una obviedad poco presentable: el objetivo del próximo Gobierno vasco será que las cosas mejoren. ¿Lo apruebas, militante? Por supuesto, todos imaginamos que la negociación de consejerías, presupuestos y cargos se está llevando del mismo modo: encadenando palabras vacías y sin entrar en detalles. «Por lo que veo, no renunciáis al eje estratégico y transversal en el fomento del asentamiento de pilares prioritarios frente al cambio global», comenzará el negociador del PNV haciendo gestos de que necesita más café. Clavándole su mirada de póker, el portavoz del PSE será una vez más inflexible: «Solo te diré que nuestra apuesta innegociable es responder al reto fundamental de avanzar en el objetivo de liderar el impulso de nuevos modelos de procesos cohesionadores».
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